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Babi y Н: el Reencuentro


Enviado por   •  6 de Marzo de 2014  •  Tutoriales  •  3.254 Palabras (14 Páginas)  •  285 Visitas

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CAPÍTULO VIII – BABI y H: EL REENCUENTRO

Luego de la visita de Valeria a casa de Perla, esta y su madre Babi se dispusieron a llevarla de nuevo a su casa, tal como se lo habían prometido. Todo marchaba normalmente y sobre rieles… Hasta que Babi descubrió la camioneta de Hugo saliendo para retornar a su trabajo. Tras un duro altercado con su hija, Babi se lanzó en búsqueda de Hugo, yendo a todo o nada con su coche tras la camioneta de él.

Hugo viajaba tranquilo. Ni se percataba que lo estaban persiguiendo. Cuando llegó a un cruce de avenidas, lo detuvo un semáforo en rojo. En ese momento, Babi consiguió darle alcance con su Mercedes negro y lo apareó por la izquierda. Estaba completamente desencajada, respirando a ritmo acelerado. Por fin lo tenía cerca después de más de 20 años sin saber de él. 20 años en los que negó un amor verdadero por el que se desvivía. 20 años de sufrimientos por las noches, esperando que venga a buscarla, para liberarla del dolor que le causaba el no tenerlo al lado y el vivir un amor de papel que podía llegar a romperse en cualquier momento. 20 años de puro dolor. 20 años, a los que quería ponerle fin.

Bajó la ventanilla polarizada de su coche para ver mejor a Hugo. De esa forma, consiguió capturar su atención y logró que gire la cabeza hacia ella. Al verla, la descubrió completamente agitada y con lágrimas derramándose en su cara. Sin embargo, no la reconoció. Volvió su vista al frente un tanto extrañado: "¿Qué le pasa a esa mujer que me mira de esa forma?" pensó y retomó la marcha al dar el semáforo en verde. Babi continuó su persecución sostenida, hasta que Hugo dobló en una calle semivacía, yendo hacia la oficina. Al tomar esa calle, Babi aceleró, lo rebasó en velocidad y tomó media cuadra de distancia. Al llegar a mitad de cuadra, atravesó el Mercedes cerrando el paso. Hugo frenó creyendo que podía tratarse de un secuestro y comenzó lentamente a sacar un revólver que llevaba siempre guardado bajo el asiento de Gin, para defenderse ante cualquier eventualidad. Babi bajó del coche y comenzó a caminar lenta pero decididamente hacia Hugo. Solo así él la pudo reconocer, por lo que guardó su arma y bajó de la camioneta. Se quedó unos segundos parado, viendo como aquella mujer que alguna vez fue el gran amor de su vida, se acercaba lentamente como un alma en pena. De golpe ella paró su marcha:

- ¿Hache? – preguntó a distancia

- ¿Babi? – se preguntó él.

Tras estas preguntas, Hugo se acercó rápidamente a ella y ella reaccionó yendo hacia él. Después de más de 20 años podían estar viéndose cara a cara.

- Hola - saludó ella un tanto nerviosa.

- Hola - saludó él sin entender.

- ¿Cuánto tiempo no?

- Eso digo yo. Cuanto tiempo y nunca más me has hablado.

- Necesito hablarte Hache - pidió ella.

- ¿Qué buscas? ¿Qué es lo que quieres de mí? – cuestionó él.

En ese momento, Babi sacó de su cartera una tarjeta de presentación suya con su teléfono.

- Esta noche por favor, quiero verte en nuestra playa. Necesito hablar contigo. Llámame por favor – dijo ella metiéndole la tarjeta en el bolsillo.

- Pero Babi…

- No por favor. Necesito verte. No me dejes... por favor.

Dicho esto, Babi le dio un beso en el rostro y corrió a sacar su coche del camino. Hugo se quedó paralizado en medio de la calle sin saber qué hacer ni a donde ir. Sin lugar a dudas, ese reencuentro le reavivó las cenizas de los recuerdos que había soñado, en el día de su vigésimo aniversario de casado con Gin. Finalmente reaccionó, subió a su coche y retomó el sendero hacia su trabajo.

Tras el extraño encuentro con Babi, Hugo finalmente llegó a su oficina, pero no podía concentrarse en sus papeles. Debía revisar cuentas, programar reuniones, recibir directivos, pero su cabeza y su capacidad estaban disminuidas. Y más aún, con la imagen de Babi viniendo hacia él como un fantasma. Apoyó los codos sobre su escritorio y sostuvo su cabeza con los dedos en sus ojos. Quedó así un rato largo, hasta que levantó su cabeza. Se palpó sin querer su tórax, cuando sintió en el bolsillo de su saco, la dureza de la tarjeta que le entregara Babi. La sacó y leyó en ella:

"Babi Alcázar de Vidal. Diseñadora de moda de alta costura"

En esa tarjeta también figuraban, la dirección de su oficina y su número de móvil. Sostuvo la tarjeta entre sus dedos, mirándola y contemplándola, leyendo y releyendo varias veces su número de teléfono.

- Dios mío, ¿que estoy haciendo? - se preguntaba Hugo con temor. - ¿Por qué sigo haciendo estas cosas?

Soltó la tarjeta dejándola caer sobre el escritorio y se echó hacia atrás en su silla. Giró la misma, se levantó de su escritorio y se salió dirigiéndose a la puerta. Pero cuando estaba llegando, volvió a su escritorio y se abalanzó nuevamente sobre su asiento, agarrando la tarjeta entre sus manos. Tomó su celular y comenzó a discar el número, pero al instante se detuvo: "No… Así no" pensó y tomó el teléfono de la oficina para discar el interno de su secretario:

- ¡Romeo! Tengo un mandado para ti.

- Dígame señor.

- Ve al kiosco o a algún locutorio y consígueme una línea nueva de móvil

- ¿Una línea nueva? ¿Y para qué?

- Haz lo que te digo. Ven y busca el dinero.

Romeo ingresó al despacho de Hugo, tomó el dinero y salió a la calle a buscar lo que le pidió su jefe. Hugo mientras tanto seguía pensando en lo que hacía: "¿Qué estoy haciendo, Dios mío? ¿En qué terreno me estoy metiendo? Pobre Gin. La amo y la estoy por lastimar". El remordimiento lo torturaba. ¿Era realmente bueno, volver a ver a Babi después de más de 20 años y estando casado con Gin, a quien consideraba el gran amor de su vida? En ese momento, Romeo llegó con el pedido de Hugo. Cuando Romeo se retiró, Hugo comenzó a cambiar la línea de su móvil. De esa forma, Gin no sospecharía nada y Babi

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