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REENCUENTRO AL PIE DEL MISTI


Enviado por   •  23 de Enero de 2015  •  Tesis  •  1.898 Palabras (8 Páginas)  •  168 Visitas

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I. REENCUENTRO AL PIE DEL MISTI

N

unca he creído que los sueños tuvieran algún significado, por eso no les he prestado suficiente atención, siempre me parecieron tragicómicas las personas que le daban cierta importancia y haciendo volar su imaginación inventaban una interpretación. Pero lo que me sucedió hace unas semanas linda con lo fantástico, que he empezado a dudar acerca del real significado de los sueños.

Durante tres días seguidos venía soñando con la misma persona, a través del cual viajaba hacia el pasado, y volvía compartir un retazo de mi vida con Silvia, tiempos en la cual yo aún era un estudiante universitario que empezaba a disfrutar de la vida y ella con su seductora cabellera rubia y su tersa piel nívea y con mayor experiencia en los mundanos placeres de la vida se llego a convertir en una maestra en ese tipo de menesteres; fue la amiga más desinteresada que he tenido, con el único defecto de ser dos años mayor que yo, pero que los disimula bien, no sé si esa fue la real razón por la que nunca pasamos de un simple besuqueo o un abrazo o seria porque me sentía seguro de los sentimientos de ella hacia mí, había dejado la oportunidad de estar con ella.

Muchas veces revoloteaba como mariposa en mi mente la pregunta: qué hubieses sucedido de haber me animado a estar con ella, y hoy nuevamente, a raíz de los frecuencia de los sueños, me había puesto a pensar si seria tarde para recuperar el tiempo perdido, sería posible que aún hubiera un futuro entre ella y yo, a pesar de los 8 años que había transcurrido desde la última vez que nos vimos.

Pero como sería posible si cuando estuvo en Lima nunca me atreví a buscarla, más por pereza que por timidez, (pues con el pasar de mi vida muchas amistades había perdido por la desidia de no buscarlos o no dejarme encontrar cuando ellos me buscaban); y ahora Silvia se encontraba a cientos de kilómetros en la blanca ciudad de Arequipa. Ese pensamiento inundaba mi mente mientras observaba una fotografía de esa ciudad con sus casas de roca volcánica, denominado sillar, sus hermosos balcones de aquellos años cuando Arequipa eclipsaba a la misma Lima, y el imponente volcán a cuyo pie se alzaba la ciudad. De pronto mis ojos se detuvieron en la imagen del volcán y el fragmento de una canción vino ilumino como un rayo mi mente: “Rejaillir le feu d'un ancien volcán qu'on croyait trop vieux” (Despierta el fuego de un antiguo volcán que se creía muy viejo), y el volcán dormido en mí despertó, fue al baño, tomé una ducha, me vestí con lo primero que tenía a la vista, tomé mis llaves, mi DNI y mi tarjeta del banco y salí rumbo al terminal de la Av. Antonio Raimondi en La Victoria, donde luego de negociar el precio de mi pasaje me embarcaría en búsqueda de mi destino.

Luego de 16 horas de recorrer desiertos, sortear curvas, soportar olores y malas películas por fin arribe a Arequipa. Baje del bus, respire profundamente del aire enrarecido muy típico de las ciudades de altura, Salí del terminal miré mi reloj, eran las 8:00 y emprendí la búsqueda de Silvia. Pero por donde comenzar Arequipa era una enorme ciudad que había crecido mucho con la migración de los aimaras, una combi roja se paro frente a mí y en su costado tenía escrito la palabra “UNSA”, así que al abordé, mi propósito era ir una cabina de internet y sabía bien que frente a la universidad deberían haber muchas.

No me equivoque, en la Av. Independencia frente a la UNSA habían varias cabinas y no sólo eso sino además unas señoras que ofrecían desayunos en base de quinua y kiwicha, pedí una de kiwicha dos panes con torreja y me dirigí a una cabina, me sorprendió lo barato del precio del alquiler de la cabina S/. 0.80 céntimos, pedí media hora y me puse a navegar en la web.

Ingresé a la página de la SUNAT, hice la consulta del RUC y ahí estaba la dirección de Silvia, claro que esa dirección tenía varios años, pero era la única pista que tenía y debía empezar por algún lado, tomé nota, de la dirección: Mza. S lote 16 del Urb. Pedro Diez Canseco, Distrito de Bustamante y Rivero; ahora sólo debía conseguir un vehículo que me lleve al distrito de Bustamante y Rivero, pensé en tomar un taxi y darle al dirección, pero una custer morada estaba llamando pasajeros y el cobrador decía Bustamante y Rivero, así que la abordé, le pedí que me avise cuando llegáramos al distrito.

La custer bajo por la Av. Alcides Carrión, yo seguía buscando en mi cabeza las palabras que iba a decirle, cuando miré por la ventana un imponente hospital, era el hospital regional Honorio Delgado, por alguna razón pensé que Silvia trabajaría allí, la custer siguió de largo y el hospital se fue quedando detrás, lleguemos al cementero de Santa maría y la custer volteó, entró por la Av. Estados Unidos, cuando divisé un panel publicitario para la alcaldía distrital de Bustamante a Rivero, había llegado a mi destino, y me baje en el siguiente paradero.

Cada vez estaba más cerca, ahora sólo debería ubicar la Urb. José Diez Canseco aún era temprano así que tenía todo el día por delante, esa idea ame dio ánimo para seguir adelante, vi una tienda y pregunté por la dirección, fue grande mi sorpresa cuando la dependiente de la tienda

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