Baja Probabilidad De Desempleo Crea Deserción Universitaria

Baja probabilidad de desempleo crea deserción universitaria

La educación es un derecho humano y un factor clave para el desarrollo socioeconómico en cualquier país. Es decir, que es forjadora de personas y ciudadanos, a quienes facilita una mayor y mejor participación en la vida política, económica y social. Pero sin embargo gobiernos como el de Nicaragua no dan la menor importancia a la educación y al empleo, siendo como tal causante de deserción universitaria lo cual es considerada como un fenómeno psicosocial.

Actualmente en las aulas de clases de Nicaragua, se visualizan tasas de bajos rendimientos académicos y alta deserción, debido a que el país presenta déficit económico, en cuanto a desempleo que es una de las barreras que influye en los jóvenes que optan por estudiar en la universidad, muchos de ellos se limitan a no ingresar y quienes lo hacen se mantienen por un corto periodo por la falta de recursos económicos.

“La presión económica que implican los requisitos para la titulación, y la desmotivación ante la poca probabilidad de encontrar trabajo, inciden para que cada año miles de jóvenes abandonen los estudios superiores”, consideró el especialista en educación y rector de la Universidad Americana, UAM, Ernesto Medina.(END, 15/10/2014)

Su explicación coincide con la de Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social, Funides, y la de José Adán Aguerrí, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada, Cosep, ante el III Informe de Coyuntura Económica de Funides, el cual revela que el 58% de quienes ingresan a la universidad, finalizan sus carreras.(EDN, 15/10/2014)

Pero la deserción universitaria no solamente está centrada en la parte económica, también se involucran otros factores como el apoyo familiar y falta de orientación vocacional.

“Los problemas económicos, la falta de empleo, y por ende de ingresos familiares complicaron el pago de mis estudios y no pude continuar.” Puntualizo Carlos Villalta, estudiante de administración turística y hotelera de la universidad, UDM.

En ese sentido, el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) plantea la necesidad de realizar estudios en toda la región, que ofrezcan luz sobre los factores causales y la búsqueda de solución al problema.

De acuerdo con los datos oficiales del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, el país destinó el tres por ciento de su PIB para la Educación en 2014 y este año, la inversión representa el 2.4 por ciento del PIB.

Las nuevas metas de la EPT para los próximos 15 años, entre otras cosas, retan a los países a incrementar sus presupuestos educativos hasta conseguir el cuatro o seis por ciento del PIB al 2030.

“Con nuestros impuestos, los nicaragüenses contribuimos con 40.15 dólares al año por cada estudiante de preescolar, con 195.54 dólares por cada estudiante de primaria, con 118.60 dólares por cada estudiante de secundaria, con 154.35 dólares por cada maestro capacitado y con 1,154 dólares por cada estudiante universitario”. Pero como es un pago invisible, a quienes pagamos este servicio y a quienes lo reciben se nos olvida que podemos exigir por él una mayor calidad. Aseguro Vanessa Castro, educadora durante décadas de niños y adultos e investigadora de procesos educativos.

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