Brujula De Compra
robertedu_2319 de Septiembre de 2014
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Brújula de compra
El sector de tiendas departamentales y de autoservicio en México
Por Pilar López, Amadeo Segovia, Carlos García, Alma Beade
(18 de enero de 2013)
Las tiendas de autoservicio y departamentales tal y como las conocemos hoy en día nos parecen un elemento parte de la realidad urbana, incluso podría decirse que su presencia y características han dejado de sorprendernos. Hemos dejado de ser conscientes de todas las actividades que realizamos en ellas y olvidado cómo hace algunos años había que realizar visitas a distintos establecimientos para poder tener, por ejemplo, todos los artículos que requeríamos para tener cubierta por completo la lista del “super”. El recorrido empezaba con la pollería o carnicería, después a la frutería y verdulería, a la tortillería, y finalmente a la tienda de abarrotes para comprar algunos artículos como platos y vasos, etc. Y que decir cuando además teníamos que hacer unas paradas adicionales para ir a la farmacia a comprar algunas medicinas y a la tintorería a dejar la ropa. Frente a esta situación, en la actualidad, una visita a una tienda de autoservicio implica hacer todo esto y más en un mismo lugar, es decir, no solamente podemos comprar el súper, sino también una multiplicidad de artículos e incluso contratar algunos servicios (como la tintorería, la reparación de zapatos o ropa e incluso no sólo sacar dinero del cajero sino también hacer operaciones bancarias en las sucursales establecidas en ellos).
Las tiendas departamentales presentan una situación similar. En un establecimiento de este tipo podemos adquirir una gran variedad de artículos personales y para el hogar, y en los últimos años también acceder a servicios como agencias de viajes, compra y consumo de alimentos gourmet, entre otros. Además, éstas generalmente se encuentran en centros comerciales lo que multiplica aún más las posibilidades para encontrar en un mismo lugar todo lo que requerimos. Una visita puede implicar no sólo comprar un vestido, sino también zapatos, una lavadora, y contratar un paquete turístico para las próximas vacaciones.
Sin embargo, esta historia no siempre fue así. Las tiendas de autoservicio y departamentales han pasado por un proceso de transformación tanto en nuestro país como en el resto del mundo, derivado de nuevas condiciones económicas, políticas y sociales. Además de la adaptación a estos factores, estos establecimientos con el objetivo de satisfacer las demandas de los consumidores y maximizar sus beneficios han implementado nuevas herramientas mercadológicas, ofertas y promociones que permiten mantener precios atractivos, así como la integración de servicios, lo que permite a los usuarios hacer un uso más eficiente del tiempo.
Los consumidores ante esta realidad gozan de una variedad y surtido vastísimo de bienes y servicios entre los cuales escoger. Por un lado, esta situación es benéfica, ya que amplía las posibilidades de elección en torno a un amplio universo de bienes y servicios, lo que le permite escoger el que más se adecúa a sus necesidades no sólo en términos de calidad sino también de presupuesto. Sin embargo, por otro lado, demanda de parte del consumidor una necesidad de información constante y actualizada para tomar buenas decisiones de compra, ya que de lo contrario ante la variedad puede sentirse confundido y no necesariamente escoger lo que más le conviene.
Debido a la variedad de tiendas departamentales y de autoservicio en nuestro país y a la importancia que tienen no sólo para el consumidor sino también para la realidad económica de nuestro país, en esta Brújula de Compra te presentamos una radiografía de este sector económico que incluye una descripción en cuanto a sus antecedentes en nuestro país, su proceso de transformación y situación actual, así como algunos datos estadísticos que ayudan a dimensionar su tamaño tanto en términos económicos como sociales. En una segunda entrega, te mostraremos los resultados de la encuesta realizada por la Dirección General de Estudios sobre Consumo de la Procuraduría Federal del Consumidor, para conocer la percepción del consumidor del sector de tiendas departamentales y de autoservicio en el Distrito Federal y el área metropolitana.
Es importante mencionar que a lo largo de ambas entregas, al hablar de tiendas de autoservicio nos estaremos refiriendo a todas aquellas donde es posible encontrar productos perecederos tales como frutas, verduras, congelados, además de otras líneas de productos. Es decir, estaremos identificando a una tienda de autoservicio con aquello que comúnmente todos conocemos como supermercados. Por su parte, las tiendas departamentales, son aquellas donde los productos perecederos mencionados no se encuentran a la venta. Por su parte, las tiendas especializadas son aquellas cuya línea de producto es específica, por ejemplo, ropa, calzado, medicamentos, artículos deportivos, entre otros.
ANTECEDENTES
Las tiendas de autoservicio
La primera tienda de autoservicio abrió en agosto de 1930 en Jamaica, estado de Nueva York, Estados Unidos. Desde su creación, los supermercados fueron creados a partir de un principio diferente al de los comercios minoristas, según el cual se establece el autoservicio de parte de los clientes, los departamentos están separados para líneas completas de alimentos y productos no-alimenticios, se manejan grandes volúmenes de artículos y, en ocasiones, precios rebajados para productos específicos. 1
El surgimiento de éstos fue posible gracias a algunos avances tecnológicos, tales como la aparición del automóvil y del refrigerador, que hicieron atractiva y rentable su creación. Por un lado, el automóvil hizo posible que los consumidores se desplazaran mayores distancias para acceder a los supermercados y compraran una mayor cantidad de artículos que podían ser transportados gracias a éste. Antes, los individuos se desplazaban unas cuantas calles para visitar las tiendas cercanas a sus domicilios y comprar los artículos que requerían, acción que se repetía frecuentemente a lo largo de los días, puesto que sin un auto para transportar los productos era complejo comprar mucho. Por otro lado, el refrigerador, hizo posible almacenar los productos sin que se descompusieran, por lo que comprar una mayor cantidad de bienes inclusive perecederos era rentable y evitaba tener que visitar las tiendas de conveniencia o especializadas continuamente. 2
Para el caso específico de México, el primer supermercado abrió sus puertas al público en 1958. La entrada en escena de los supermercados, al igual que lo que ocurrió en otros países, significó una profunda transformación en la venta de este tipo de artículos, los cuales en nuestro país se comercializaban a través de mercados públicos, tianguis (o mercados sobre ruedas), tiendas de conveniencia y tiendas especializadas. En ese momento, empezaron a establecerse en el país unas cuantas cadenas comerciales cuya presencia era notoria sobre todo en las grandes ciudades y en particular en los barrios de clase media y alta, por lo que durante esos primeros años, se podía decir que satisfacían únicamente las necesidades de la población que habitaba en las áreas mencionadas. 3
Fue hasta finales de los ochenta y la década de los noventa cuando se dieron las condiciones tanto económicas, como políticas y sociales, para que los supermercados se expandieran con dinamismo y se consolidaran tal y como los conocemos hoy en día. En el caso mexicano y en muchos de los países en desarrollo latinoamericanos, fue en ese momento cuando se llevaron a cabo procesos de liberalización económica que permitieron la entrada tanto de capitales como de inversión extranjera, lo que fomentó la entrada de cadenas comerciales norteamericanas sobre todo pero también europeas, que poco a poco se fueron estableciendo en los países primero mediante la alianza con cadenas comerciales locales y después, a través de la compra de éstas. Junto con este cambio, jugó también un papel importante el proceso de urbanización y construcción de infraestructura y carreteras que conectaron a las ciudades pequeñas y a las capitales lo que redujo los costos y amplió las posibilidades para que dichas cadenas comerciales se establecieran en las primeras; la feminización del mercado laboral lo que incrementó los ingresos de las familias lo que les permitió acceder a bienes durables (como el automóvil y el refrigerador) y en consecuencia hizo atractivo recurrir a las cadenas comerciales para comprar los artículos de uso cotidiano, y también hizo que las mujeres tuvieran menos tiempo libre para dedicarlo a la compra de artículos y alimentos, y requirieran de espacios donde adquirir todo de una sola vez. Estos cambios promovieron la descentralización de los supermercados, por un lado, se hicieron presentes en ciudades ya no sólo medianas y grandes, sino también pequeñas; y por otro lado, dejaron estar enfocados solamente en las zonas y necesidades de la población de clase media y alta, para establecerse en áreas menos privilegiadas desde el punto de vista económico. 4
Con el paso de los años, se produjo una nueva transformación caracterizada por la concentración desde el punto de vista de la marca y del origen de los capitales, de los supermercados. En el caso mexicano, éstos concentran el 45% de la venta de perecederos, de ellos tan sólo cinco cadenas comerciales controlan el 80% del mercado. Todas ellas pueden ser consideradas transnacionales, puesto que el capital extranjero que hay en ellas representa entre el 75% y el 90%. 5
Para operar adecuadamente, los supermercados necesitan garantizar durante todo el año el abasto de artículos en grandes volúmenes
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