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Bullying, un fenómeno social instalado en nuestras escuelas


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2013  •  Tutoriales  •  2.160 Palabras (9 Páginas)  •  383 Visitas

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 Bullying, un fenómeno social instalado en nuestras escuelas

El término bullying proviene del término inglés “bully” que significa matón o bravucón. Al referirnos a dicho término apuntamos a un acoso escolar por parte de un sujeto consciente, que actúa ejerciendo algún tipo de agresión a un otro. El término bullying se define como “una manifestación de violencia escolar que se caracteriza por una hostilidad sistemática que conduce a la víctima a sentirse intimidada por un agresor. Uno de los primeros tópicos que intentan demostrar los expertos es la supuesta “ley de silencio” que envuelve estos sucesos” [Díaz-Aguado, 2005: S/P]. Magendzo et al [2004], denominan a esta ley como “cultura del silencio”. Para ellos/as, esta cultura se basa en que “las víctimas suelen no informar a los adultos acerca de la situación que están viviendo, por lo que muchos padres y profesores no saben quién está siendo víctima de una intimidación. Por consiguiente, es de suponer que hay más víctimas que las que los profesores piensan y que, por lo general, es más fácil identificar a aquellos que intimidan que a quien está siendo víctima” [Magendzo et al, 2004: 19]. Fraire et al [S/A], por otra parte, la denominan “ley del silencio”, la cual tiene como base el mismo planteamiento de Magendzo et al [2004]. Fraire et al [S/A] postulan que en la “ley del silencio”, “la violencia y el silencio de los que la sufren, son amigos entrañables a la hora de perpetuar la inhabilitabilidad de los espacios.” [Fraire et al, S/A: 26]. Esto nos indica que este fenómeno, además del daño que produce a las víctimas, también ocasiona un daño social, puesto que los espacios escolares quedan inhabilitados para que los/as demás estudiantes puedan hacer uso de ellos, ya sea por la escasa presencia de adultos, por la presencia continua de los/as agresores/as y sus víctimas, o sencillamente por miedo a estar en aquel lugar, debido a todo lo que acontece. Evidentemente nos estamos enfrentando a una situación compleja y diversa, pues existen distintas formas de ejercer la violencia sobre otro, esta se ampara bajo, la ya mencionada, “ley o cultura del silencio”, en donde todo se calla que por temor a represalias.

Cuando aludimos al fenómeno del bullying, estamos refiriéndonos precisamente a la aplicación o ejercicio de autoridad, fuerza y poder de un sujeto, que es el/la victimario/a, por sobre el otro/a que es la víctima, siempre dentro del contexto de la escuela. Pues “para emplear correctamente el término “bullying” (acoso escolar) ha de haber un desequilibrio

de poder o de fuerza (una relación asimétrica)” [Olweus, S/A: S/P]. En este desequilibrio, la víctima, de manera consciente o inconsciente, se ve afectada, y a la vez, reprimida, puesto que se tiende a ejercer violencia sobre aquellos sujetos que son considerados más vulnerables por sus victimarios/as en variados aspectos, tales como la timidez, aspecto físico, etc.; ya que no se espera de ellos/as respuesta alguna ante semejante ejercicio, siendo además éste muy atractivo para quien arremete y muy duro para quien lo vive. El bullying, intimidación y victimización, son conceptos que apuntan o hacen alusión a un daño intencional que produce un/a alumno/a o grupo de ellos/as sobre un/a otro/a más vulnerable, este fenómeno puede tomar distintas formas, según el contexto o la situación en la que se encuentre el hecho. El bullying está dado no sólo por la agresión misma sino por una serie de elementos que se asocian a ello, como burlas, golpes, humillación, silencio, entre otros elementos. Vale decir, cuando hablamos de bullying, no estamos hablando de una situación particular de agresividad, sino más bien de un acoso constante y reiterativo hacia un sujeto, “no se limita a un acontecimiento aislado, sino que se repite y prolonga durante cierto tiempo. Razón por la cual se produce en contextos, como la escuela, el barrio o el trabajo, que obligan a las personas a encontrarse con frecuencia y durante un período de tiempo de cierta duración” [Díaz-Aguado, S/A: 4]. El bullying es un fenómeno que se oculta tras las paredes de la escuela y que, por tanto, queda impune debido al miedo que genera la constante violencia ejercida sobre las víctimas, miedo de enfrentar ante autoridades dicha situación, pues la víctima tiende a pensar, que denunciar el hecho podría llegar a ser causal de mayores agresiones por parte de los/as agresores/as. A ello, debemos agregar el perfil que poseen las víctimas de acoso, las cuales aparentemente son más débiles, tímidas e introvertidas, y por todo ello, resultan ser más atractivas para sus victimarios/as. Según Magendzo et al [2004], la cultura o ley del silencio, “se consolida porque: A los estudiantes les cuesta hablar sobre la situación en que se encuentran.

La intimidación es realizada, por lo general, en forma privada donde no se cuenta con la presencia de adultos. Muchos adultos sostienen que los niños son intrínsecamente “inocentes”. Un alto porcentaje de profesionales sobrevaloran el rol de la familia, particularmente la figura de la madre, como primera influencia de los niños, subestimando la potencia de la influencia del grupo de pares. [Magendzo et al, 2004: 19]

El fenómeno de la violencia e intimidación en las relaciones sociales, no sólo se genera en el ambiente escolar, sino también se presenta en otros lugares donde se desenvuelven las personas. No obstante, el término “bulliyng” que deriva de otro concepto inglés, “mobbing”, se remite sólo y exclusivamente al acoso escolar. Si bien en sus orígenes se relacionó directamente con el mobbing, este fenómeno escolar precisó de un término que le limitara. Según el “Informe del Defensor del Pueblo sobre Violencia Escolar” [1999], “Esta definición [mobbing] retrasó el desarrollo de las investigaciones pues limitó el fenómeno a hechos grupales, sin atender a agresiones de individuo a individuo” [Defensor del Pueblo, 1999: 32]. Una vez planteada esta situación y atendiendo a que el fenómeno no se investigaba a cabalidad, fue preciso buscar un nuevo concepto y es así como se dio uso al bullying, en donde el término "bully" [se utilizó] –para designar al autor de la acción- y “bullying” -para designar su acción” [Defensor del Pueblo, 1999: 32]. Con este nuevo término, ya se hace alusión a la violencia directa de una persona hacia la otra, y no de un grupo hacia un sólo individuo. Sin embargo, bajo ningún motivo se vuelve condición necesaria para la aplicación del término. Ahora bien, para los efectos del contexto en el que nos situamos, al hablar de bullying

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