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Camilo


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2014  •  Síntesis  •  1.002 Palabras (5 Páginas)  •  157 Visitas

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La célebre escuela de pintura cusqueña o pintura colonial cusqueña, quizá la más importante de la América colonial española, se caracteriza por su originalidad y su gran valor artístico, los que pueden ser vistos como resultado de la confluencia de dos corrientes poderosas: la tradición artística occidental, por un lado, y el afán de los pintores indios y mestizos de expresar su realidad y su visión del mundo, por el otro.

El aporte español y, en general europeo, a la Escuela cusqueña de pintura, se da desde época muy temprana, cuando se inicia la construcción de la gran catedral de Cusco. Es la llegada del pintor italiano Bernardo Bitti en 1583, sin embargo, la que marca un primer momento del desarrollo del arte cusqueño. Este jesuita introduce en el Cusco una de las corrientes en boga en Europa de entonces, el manierismo, cuyas principales características eran el tratamiento de las figuras de manera un tanto alargada, con la luz focalizada en ellas.

Nuestra Señora de Belén, pintura anónima del siglo XVII perteneciente a la Escuela Cuzqueña. La forma triangular en forma de montaña de la imagen evocaría a la Pachamama o Madre Tierra de los antiguos peruanos.

"Virgen del Tránsito". Barroco Cuzqueño. S.XVII.

Durante sus dos estancias en el Cusco, Bitti recibió el encargo de hacer el retablo mayor de la iglesia de su orden, reemplazado por otro después del terremoto, y pintó algunas obras maestras, como La coronación de la Virgen, actualmente en el museo de la iglesia de La Merced, y la Virgen del pajarito, en la catedral.

Otro de los grandes exponentes del manierismo cusqueño es el pintor Luis de Riaño, nacido en Lima y discípulo del italiano Angelino Medoro. A decir de los historiadores bolivianos José de Mesa y Teresa Gisbert, autores de la más completa historia del arte cusqueño, Riaño se enseñorea en el ambiente artístico local entre 1618 y 1640, dejando, entre otras obras, los murales del templo de Andahuaylillas. También destaca en estas primeras décadas del siglo XVII, el muralista Diego Cusihuamán, con trabajos en las iglesias de Chinchero y Urcos.

El barroco en la pintura cusqueña es sobre todo el resultado de la influencia de la corriente tenebrista a través de la obra de Francisco de Zurbarán y del uso como fuente de inspiración de los grabados con arte flamenco provenientes de Amberes. Marcos Ribera, nacido en el Cusco en los años 1830, es el máximo exponente de esta tendencia. Cinco apóstoles suyos se aprecian en la iglesia de San Pedro, dos en el retablo mayor y otro en un retablo lateral. El convento de Santa Catalina guarda La Piedad, y el de San Francisco, algunos de los lienzos que ilustran la vida del fundador de la orden, que pertenecen a varios autores.

La creciente actividad de pintores indios y mestizos hacia fines del siglo XVII, hace que el término de Escuela Cusqueña se ajuste más estrictamente a esta producción artística. Esta pintura es "cusqueña", por lo demás, no solo porque sale de manos de artistas locales,

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