Capítulo 1 La Dama del Lago
alfonso aflorianEnsayo5 de Abril de 2017
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Capítulo 1 La Dama del Lago
1
A veces nuestro subconsciente forma imágenes y escenarios en la mente tan reales, pero como saber ¿Qué es real y que no? La mente es tan maravillosa que incluso advierte de maneras poco ortodoxas acontecimientos que han sucedido o sucederán, esta historia comienza como la gran mayoría de todas, con un sueño, el cual develará el comienzo de una gran aventura, el soñador lleva por nombre “Deiket” un joven común quien aprenderá que a veces los sueños pueden conducirnos por caminos extraños.
Deiket vive en una pequeña villa dedicada principalmente a la agricultura y la pesca, a cargo de su abuela, este joven de 17 años, de aspecto algo robusto, apacible, piel blanca, ojos grises, cabellos castaños y rizados, parte desde muy tempranas horas a trabajar, pero el día de hoy no será como los demás, después de cosechar algunos vegetales decide descansar, así que busca el lugar apropiado en donde tomar una merecida siesta.
–Este parece un buen lugar – susurró
– ahh que placentero y callado, ahora a descansar– tumbado en las raíces de un gran Roble, bajando su sombrero y sosteniendo una pajilla en la boca, después de un gran bostezo comenzó a dormitar.
–DEIKET… DEIKET… ven te necesito– se escuchó una voz femenina y extraña entre los árboles del bosque.
– ¿Qui... Quien anda ahí? – preguntó Deiket en un tono atemorizado
–He esperado por ti desde hace mucho, pero ya es hora– susurró la extraña voz
–¿De qué habla? si es una broma juro que yo…!!! –
–Debes venir al lago y entonces podrás darte cuenta por ti mismo–
–¿El lago? ¿Qué hay de especial ahí?
–Deiket… Deiket… – la voz comenzaba a perderse entre el espeso bosque, de repente, un escalofrío recorrió por su espalda, el muchacho se levantó y comenzó a adentrarse al bosque.
Caminando por el espeso bosque, en el que el sonido de las pisadas hacia crujir las hojas secas, el joven decide caminar hacia el lago que se encontraba a pocos metros de su ubicación, a medida que se acercaba al estanque su corazón palpitaba cada vez más rápido, al aproximarse no ve a nadie, resuelve allegarse a la orilla a observar su rostro reflejado en el agua, cuando su ansiedad se disipaba se percata que detrás de una enorme piedra situada en el centro del lago se encontraba un raro resplandor, asombrado, introduce sus manos en el agua y lava sus ojos en señal de incredulidad por lo acontecido, atemorizado pero aún más intrigado, caminó bordeando la orilla hasta tratar de tener contacto visual con aquella extraña luminiscencia, su boca se secaba, tenía un nudo en la garganta, dando pasos cortos y precavidos se fue desplazando, en su mente se creaban distintos escenarios, especulando que podría ser, sus manos temblorosas tomaron una piedra del suelo en señal de precaución, de pronto se detiene, el miedo se apoderaba de su cuerpo estaba petrificado, su mente curiosa le invitaba a seguir avanzando pero su cuerpo le gritaba detente.
En aquella batalla campal de emociones resultó victoriosa la curiosidad siguiendo la luz, miró con asombro a una hermosa mujer suspendida en el medio del Lago, sus cabellos negros como la noche, tez pálida tan blanca como la leche y un símbolo en forma de flor en su mano izquierda.
–no puede … ser ¿Es La Dama del Lago?, pero esos eran cuentos para los niños esto no es real, seguro estoy soñando– se repetía incesantemente en su mente, frotándose los ojos.
–Si Deiket es un sueño, pero yo lo provoqué porque es la única manera de comunicarme contigo por ahora, la Diosa Maruy me encomendó te informara acerca de un terrible mal que se aproxima a este mundo, debes encontrar las llaves que liberará al guerrero azul, quien podrá vencer al terrible mal, también me pidió que te entregara esto– entregándole una piedra Verde con forma de lágrima, la misteriosa mujer tomó una hebra de sus largos cabellos y construyó una especie de colgante, luego entregándoselo le explicó al chico que ese talismán lo guiará a encontrar las llaves para liberar al guerrero azul.
–¿Llaves?, ¿guerrero azul?, yo… yo no entiendo nada, yo no puedo salir de esta Villa debo cuidar a mi abuelita, ella está muy anciana y requiere de mis cuidados–
–Pequeño, descubrirás que a veces hay que hacer sacrificios por el bien de muchos– dijo la misteriosa mujer.
En ese momento de un sobresalto Deiket despierta asustado, encontrándose en el árbol donde tomaba la siesta.
–que sueño tan raro, (estirándose) pero agradezco que solo haya sido un sueño– de repente escucha que le llaman desde lejos.
–Deiket, ¡Deiket debes venir algo terrible ha sucedido, tu abuela Deiket! –
–¡qué le pasó a mi abuelita, Ana responde! –
–ella… (Reponiendo el aliento) ella está muy mal debes venir…
Corriendo hacia la villa lo único que retumbaba en la mente de Deiket eran las últimas palabras de aquella mujer en sus sueños “descubrirás que a veces hay que hacer sacrificios por el bien de muchos”, el joven corría como si no pisara el suelo, sus zancadas eran cada vez más rápidas, sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas con cada paso, aproximándose a la villa con la mirada inundada, llega a la choza donde encuentra a la anciana tendida en el piso pero aun respirando.
–ABUELA!!! – tomándola entre sus brazos y abrazándola
–Deiket, ya es hora que comiences tu verdadero recorrido, discúlpame hijo por haberte retenido tanto tiempo (tosiendo), hace 17 años cuando te encontré en el bosque esto colgaba de tu cuello (tosiendo) – mostrando una gema de color verde,– estuve investigando para saber quiénes eran tus padres y porque te habían abandonado pero no pude descubrir nada, la única verdad que logré averiguar está escrita en…– con voz moribunda.
La impresión de Deiket fue asombrosa al observar que la piedra era exactamente igual a la que aquella mujer le hizo entrega en su extraño sueño, atemorizado tomó el talismán y abrazando a su abuela inquirió – No, No me importa cuál sea mi origen, tú me criaste, tu eres mi familia, eres mi abuelita no me abandones por favor!!! – acto seguido con una mirada que expresaba solo el amor que puede dar una madre, la anciana exhaló su último aliento y su mano dejó de tomar la del muchacho.
–Noooo!!!, no me dejes solo, que voy a hacer ahora, sin ti no tengo fuerzas para seguir adelante. – gritaba el joven con desesperación inundado en llanto.
Aquella escena tan lamentable conmovió a cada uno de los corazones de los presentes, en sus mentes y en sus corazones evocaron recuerdos acerca de la existencia de la adorable anciana, a todos en la villa había ayudado de una manera u otra, el ambiente se vio entristecido de tal manera que unas pequeñas gotas comenzaron a caer, El Jefe de la Villa se puso de pie, se aproximó y colocó su mano en el hombro del Muchacho diciéndole:
- El cielo es testigo de la terrible pérdida que sufrimos hoy, incluso él está llorando.- Entre lágrimas Deiket advirtió una carta en la estera que se encontraba junto a la cama donde yacía su abuela, era una carta sellada identificada con su nombre, no estaba ahí cuando despertó en la mañana lo cual suponía que su abuela la había escrito en el transcurso del día, todavía podía sentirse el olor de la tinta fresca, en ese instante un fuerte trueno anunciaba el comienzo de una tormenta.
2
La figura de un hombre de estatura que rebasa al metro con ochenta y cinco centímetros se proyecta al acercarse a una especie de Fortaleza en la ciudad de Ofgunt, debido a sus vestimentas lujosas, lentes de sol, maletín y sombrero se podría inferir que se trata de un personaje político o de negocios. Ofgunt es una ciudad famosa por su seguridad, está dentro de 2 Murallas de más de seis metros de alturas y custodiadas por los mejores soldados del país, de hecho los criminales letales y más buscados de toda la región son enviados a ese castillo ya que su actual función es de prisión de máxima seguridad, el misterioso Hombre de Traje negro, corbata, zapatos lustrados y extraño sombrero llega a las puertas del castillo mostrando una especie de salvoconducto el cual le da acceso a una de las edificaciones más temibles de toda la comarca.
–Muchos estarían aterrados de estar en este lugar– advierte un Hombre de traje gris, mediana estatura y contextura robusta acercándose al extraño visitante para darle la bienvenida.
–Alcaide, gusto en saludarle, ¿aún le divierte este trabajo tan deprimente?,-inquirió aquel hombre quitándose las gafas de sol- le he dicho que las buenas ganancias se encuentran en las ventas y no en fungir de niñera de un grupo de asesinos y psicópatas– espetó el hombre del traje oscuro observando los alrededores.
–Al parecer no hay nadie que pueda hacerlo– respondió el Alcaide con una risa ahogada– pero que trae a Ofgunt un hombre como Usted, no debería estar lamiendo los pies al gobernador de Akgord– gruñó el robusto hombre.
–Negocios, simples negocios y si consigo el hombre indicado para hacerlos este ganaría una buena cantidad de monedas de oro...
–¡Oro!– Exclamó el Alcaide– y ¿de qué trata ese negocio que propone? ¿Compra de tierras? ¿Armas? ¿Joyas?
–Uno más lucrativo, uno que podría permitirle al menos unas vacaciones de estos animales y de este lugar infrahumano- contestó de manera burlona el misterioso hombre de negocios mientras se guardaba los lentes oscuros en el bolsillo de su chaqueta y quitándose el extraño sombrero-
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