Capítulo 4: Prevención y tratamiento de los trastornos del sueño
1606200187Apuntes6 de Abril de 2017
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Instituto De Educación Media Superior
Plantel 4 Iztapalapa
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Nombre: Daniela Mota Moncada
Matricula: 1606200187
Asignatura: Programación y Organización del Estudio
Tema: Trastornos del sueño
Título: “Sin Sueño No Hay Vida”
DTI: Mitzi Beatriz de la rosa V.
24.Marzo.2017
Índice Página
-Planteamiento, Justificación y objetivo del problema
-Introducción
-Desarrollo
- Capítulo 1: Antecedentes Históricos
- Capítulo 2: Trastornos del sueño
- Capítulo 3: Causas y consecuencias de los trastornos del sueño
- Capítulo 4: Prevención y tratamiento de los trastornos del sueño
- Anexos
-Conclusiones
- Referencias bibliográficas
Planteamiento del problema:
Si alguna persona sufre de alguno de los trastornos del sueño que estoy en proceso de investigar, pueda atenderse de manera adecuada, para que la falta de descanso no interfiera en sus actividades cotidianas, ya que sin alguna de estas podría causarse un impacto social, un ejemplo podría ser el ¿qué pasaría si los alumnos de una escuela dejaran de asistir por que se encuentran cansados debido a un trastorno del sueño?, en efecto, nos quedaríamos sin estudiantes y esto sería un gran impacto, y de igual manera pasa con cada integrante de nuestra comunidad mexicana, teniendo en cuenta el ritmo acelerado en el que vivimos día a día, por eso es importante que es sueño no se tome como pérdida de tiempo y que este sea adecuado, y si no lo es sea tratado en los diferentes sitios que existen en el país.
Justificación:
En lo personal, pienso que el sueño se toma muy a la ligera, en realidad no hay muchas personas que conozcan lo que este conlleva, ni como adecuarlo a nuestras vidas, es una actividad que los seres humanos realizamos de manera cotidiana y naturalmente, me es interesante ya que lo poco que eh aprendido a cerca de trastornos de sueño me ha dejado sorprendida, este tema a pesar de su importancia es poco estudiado, y realmente es impresionante lo que produce en nuestro sistema y lo que viene acompañado del sueño y el descanso.
Objetivo:
Conocer acerca de los Trastornos del sueño.
Antecedentes Históricos
Prehistoria
Aunque existen controversias, los estudios filogenéticos indican que el sueño pudo originarse hace unos 180 millones de años en forma de sueño de onda lenta, y que el sueño asociado a movimientos oculares rápidos no apareció hasta 50 millones de años más tarde. Ello coincidió con la evolución en el período jurásico de los mamíferos férianos en tres linajes: los placentarios, los marsupiales (con bolsa) y los monotremas (que ponen huevos). Cuando el último de los dinosaurios desapareció, los placentarios se expandieron por todo el planeta, mientras que los marsupiales y monotremas quedaron aislados al separarse la porción de tierra que daría lugar a la actual Australia. Los primeros seres humanos probablemente conservaron el sueño polifásico de los mamíferos placentarios y fueron derivando hacia un sueño monofásico durante el período de transición del Neandertal, pudiéndose producir la consolidación final hacia el año 10.000 a. C., entrando ya en el Neolítico. En esos tiempos es probable que las sociedades primitivas no distinguieran entre realidad y ensoñación pero, parece ser que ya eran capaces de construir estructuras que les servían de cama con materiales vegetales, en un colchón datado hace 77.000 años, construido con juncias y otras monocotiledóneas, que estaba cubierto con hojas aromáticas con propiedades insecticidas y larvicidas.
Civilización mesopotámica
Poco se conoce de esta civilización con respecto al sueño salvo que creían que las ensoñaciones tenían un origen divino y que sus dioses las utilizaban para comunicarse con el durmiente. Es probable que en Mesopotamia los sumerios ya utilizaran el opio como hipnótico.
Civilización egipcia
Los antiguos egipcios concibieron que el dormitorio tuviera que ser íntimo e individual, de tal manera que las parejas dormían en habitaciones separadas. Era trascendental la importancia que se daba a los sueños, puesto que se creía que servían de vehículo receptor de los mensajes enviados por los dioses y que tenían un carácter predictivo. Los símbolos oníricos y los mensajes y profecías eran interpretados por médicos especializados, que se dividían en tres escuelas: los adoradores de Horus, la nueva escuela de Seth y los discípulos de Amón. Los egipcios creían que el ser humano estaba constituido por un cuerpo físico, una conciencia individual y un espíritu o alma capaz de sobrevivir a la muerte. Según ellos el alma invisible de cada persona se podía manifestar al durmiente.
Tras colocarse cerca de su cabeza le transmitían el mensaje de los dioses, el cual tenía que ser muy bien interpretado para no recibir predicciones engañosas. Dada su trascendencia para la toma de decisiones, los intérpretes de sueños acompañaban a los líderes militares en sus batallas en los sueños (lo que ha quedado reflejado en algunas tumbas reales en donde el faraón aparece pintado con una doble imagen) y estaban convencidos de que, a través de ella, los dioses respondían dudas y daban consejos. Un buen sueño anunciaba un beneficio mientras que un mal sueño anunciaba una catástrofe, aunque en otros casos podía predecir hechos contrarios. En el caso de que los sueños presagiaran desgracias se solía invocar la protección de la diosa Isis, y para que estos sueños quedaran borrados bastaba coger pan con un poco de hierba verde, humedecerlo con cerveza, añadirle incienso y embadurnarse el rostro con la mezcla. Aunque probablemente el vino y otras bebidas alcohólicas fueron los primeros tratamientos del insomnio, la civilización egipcia ya utilizaba plantas medicinales.
Los papiros de Edwin Smith, el papiro de Georg Ebers y el papiro Kahun hacen referencia a las semillas de amapola, a la belladona y a la adormidera con su derivado, el opio, como tratamientos del insomnio y a la vez como anestésicos. La documentación se remonta a los años 1600-1350 a. C.
Civilización griega
Los griegos pensaban que el mundo del sueño estaba habitado por los Sueños (Oneiros), espíritus alados que por la noche salían de las cavernas de la Oscuridad (Érebo) y que podían visillas para descifrar los mensajes divinos. Hacia el año 900 a. C., Homero establece la importancia de un sueño de buena representándolo por medio del dios Hypnos.
Para diferenciar los sueños proféticos de los delirantes o engañosos, Homero menciona en La Odisea dos puentes por donde pasan los sueños y que conectan con el más allá: uno se asemeja a un cuerno y vehiculiza los sueños interpretables y el otro es un puente de marfil que transporta calidad, y en el canto XIV de La Ilíada otorga al mismo sueño un carácter divino, los que no son creíbles o carecen de sentido. Aunque en la antigua Grecia ya se conocían las propiedades hipnóticas y sedantes de la adormidera, de la raíz de la valeriana, de la mandrágora y el efecto de otros preparados, la administración de terapias estaba condicionada por un sincretismo entre religión y medicina.
Este sincretismo hizo que los sueños fueran considerados útiles para tratar las enfermedades y ello llevó al establecimiento de oráculos en templos en donde se veneraba al dios Esculapio. Allí la incubación de los sueños formaba parte de un ritual que se iniciaba al anochecer con una gran ceremonia, cuya finalidad era conseguir que los enfermos se durmieran y pudieran recibir el mensaje divino. Al día siguiente se prescribían las pócimas terapéuticas más adecuadas atendiendo a lo que indicaban los intérpretes.
Hacia el año 700 a. C., Hesiodo explica el origen del Universo y la genealogía de sus dioses en su Teogoníay relata que del Caos nacieron dos hermanos: la Noche (Nix) y la Oscuridad (Érebo).
En la Edad Media destacan las enseñanzas de Arnau de Vilanova y Lope de Barrientos en el mundo cristiano y las de Avicena y Maimónides en el mundo islámico. En los siglos XVI y XVII, Descartes y Willis proponen teorías sobre el inicio del sueño teniendo en cuenta los espíritus animales, y Willis describe, entre otros, el cuadro clínico del síndrome de piernas inquietas.
En el siglo XVIII las observaciones de Jean Jacques d’Ortus de Mairan y de Carolus von Linneo se consideran precursoras de los estudios cronobiológicos, y Boerhaave y Von Haller promulgan la congestión vascular como causa del sueño. En el siglo XIX se desarrollan las cuatro teorías relativas al inicio del sueño (vascular, neural, química y conductual), se descubren la anestesia y la actividad eléctrica cerebral, Griesinger reporta la presencia de movimientos oculares en el sueño y, a finales del siglo, Freud publica: “La interpretación de los sueños”.
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