Causas De La Violencia En Niños

Introducción:

A lo largo de nuestra vida aprendemos que no solo la escuela educa, si no también lo hacemos en casa. Nacemos dentro de una familia en la cual se espera que aprendamos; las primeras actitudes y habilidades para vivir, desarrollar valores, tener confianza en los demás, conocer la seguridad en nosotros mismos y fortalecer nuestra autoestima. Pero si la relación con la familia no está basada, en respeto, amor y demás valores ¿qué se podría esperar entre los miembros? vivirá en violencia, esto es algo que afectará el desarrollo del niño.

El problema de la violencia es un aspecto que no es ajeno para nosotras como futuras educadoras, es importante saber identificar y más aún cuando afecta a los niños; tenemos que estar atentos a los comportamientos de los menores que presencian o participan en escenas violentas que a veces no hablan de ello y los va haciendo menos aptos para defenderse de los hechos o personas que lesionan su autoestima y su dignidad. Debemos de saber que la violencia puede desarrollarse sin control o resolverse si se atiende a tiempo.

El tema de “violencia familiar”, fue de mi selección puesto que se genera y vive en todas partes y en cualquier momento, y porque considero que influye mucho en el comportamiento o actitudes que expresa el niño.

El fin de este trabajo es dar cuenta y hacer conciencia de una de las situaciones a las que nos enfrentamos, en base a este aspecto social que cada vez toma más importancia en el individuo y en la cual, podemos darnos cuenta una vez más el lazo entre la escuela y la familia, y para lograr su desarrollo óptimo, reflejar la importancia de compartir esta responsabilidad y tarea de enfrentar el tema de la violencia, con la familia.

Es lamentable ver que muchas familias no viven con relaciones cordiales, respetuosas, justas y amorosas, y el grupo familiar propicia y encubre la violencia la cual se presenta de generación en generación a través de la repetición de pautas de conductas aprendidas en la niñez. Esto se ve reflejado por la falta de apoyo de la familia hacia la víctima, ya que lo ven como algo normal, lo cual influye de manera que la víctima no logre escapar del ciclo de violencia en la que se ve envuelta y ante la incapacidad para enfrentar sus problemas cotidianos, llegue a desarrollar, poco a poco respuestas violentas. De esta forma la familia influye en que la violencia se dé y continúe.

Por otro lado, tampoco hay que olvidar que loe menores observan el comportamiento de los adultos. Lo que escuchan y ven se convierte en un modelo para imitar o seguir. Viven, aprenden y con frecuencia repiten tanto los actos amorosos como los violentos.

¿Cómo influye la violencia en el desarrollo de la conducta del niño durante el preescolar?

La violencia es un problema social que afecta nuestra vida, todos estamos expuestos a ella y todos podemos generarla en distas formas. La violencia no toma en cuenta diferencias de etnia, religión, edad o género, ni tampoco nivel socioeconómico. Esta se enseña, se aprende, se legitima y desafortunadamente se repite. Pero también se puede prevenir y es posible salir de este círculo.

Los hijos, quienes se vuelven víctimas, ya sea directa o indirectamente, se ven gravemente afectados en su vida tanto privada como social durante el transcurso de su vida. La violencia en la familia no es igual a la que se presenta en la calle, ni entre personas desconocidas. Ocurre en donde se supone debería ser el lugar más seguro: en el hogar.

En el transcurso de la vida aprendemos a que no solo la escuela educa, si no también se hace en la casa. La familia es por excelencia, la principal en la formación de las niñas y los niños por ello es importante que los hábitos, actitudes y valores que fomentemos diariamente en los niños se enriquezcan para ayudarles a entender y enfrentar mejor el mundo que les rodea.

El respeto, la responsabilidad, la confianza, el apoyo mutuo y la consideración son algunos de los valores deseables en la formación de los niños y niñas. Estos valores se crean a basa de una relación afectiva existente entre los padres o el círculo social en el que el niño se desenvuelva y desarrolle. Pero cuando no es así, uno de los factores importantes a tomar en cuenta al analizar el problema de la violencia, es el efecto que tiene la familia y a su vez, como esta misma influye en la continuación de la violencia.

Esta violencia se manifiesta en diferentes grados que pueden ir desde coscorrones, pellizcos, gritos. Golpes, humillaciones, burlas, castigos y silencios, hasta abusos sexuales, violaciones y en casos extremos lesiones mortales. El maltrato se puede presentar entre los distintos integrantes de la familia y en ningún caso se justifica.

Hay muchos tipos de familia, pero en cualquiera se debe aspirar a un clima de amor necesario para vivir de mejor modo posible. Por lo general la familia que es afectuosa forma personas con valores que favorecen relaciones equitativas y de igualdad con los demás. Sin embargo, como se mencionó, no en todas las familias el crecimiento y el desarrollo de los hijos se dan en esas circunstancias.

A los adultos les corresponde la educación de los menores; hay quienes marcan límites y quienes maltratan, pero aunque en algunos casos los padres deben reprender a sus hijos, es necesario entender que ese correctivo, por más severo que sea no puede ser nunca lo mismo que el abuso, que el hacer daño o maltratar por gusto. Los padres jamás deben de desquitarse con su hijo o su hija, ni desahogarse con ellos de sus frustraciones.

Los niños mediante los regaños, pellizcos, jalones de oreja, insultos, entre otros, aprenden a someterse a quienes son más fuertes que ellos ya a someter a quienes son más débiles. Cuando provienen de familias en las que hay padres golpeadores, a veces imitan ese modelo y tienden a repetir el abuso aprendido. Es frecuente encontrar en el trato entre los niños expresiones de agresión que pueden llegar hasta la crueldad sin que el niño se dé cuenta de ello. Si los niños sufren o son testigos de actos violentos, esto afecta su comportamiento y su aprendizaje; se vuelven individuos huraños, miedosos y desconfiados y esto dificulta la integración en las relaciones sociales y afectivas. Un deber muy importante de los adultos pero sobre todo de las educadoras consiste en hacer entender a los niños por qué estas conductas son incorrectas y no deben ser practicadas.

Dentro de los daños hacia el comportamiento y desarrollo del niño, cabe señalar el aspecto de la autoestima.

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