Violencia En Niños
osvaldosalmed26 de Mayo de 2013
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Capitulo 1. El efecto emocional de la violencia en los niños.
En nuestra sociedad la violencia es ubicua. En los registros de protección a los niños que los servicios sociales tienen la obligación de llevar figuran todos los niños de cada zona de la localidad a los que se considera que se encuentran en peligro de abuso. Probablemente no están registrados en esas listas muchos de los niños que declaran haber sido objeto de un abuso. Tampoco figuran en esos registros los niños de los que se abuso en el pasado y que ahora reciben atención adecuada. De los 34,900 niños que incluyen esos registros, la mayor parte de los abusos ahí consignados fueron en orden físico, junto con las categorías de descuido y de abuso sexual que alcanzan cifras similarmente elevadas. Los niños de todas las edades son objeto de abuso infantil. (Arias, María.2000)
Resulta claro que se nos hace difícil percibir los efectos de la violencia en los niños y hacer una reflexión sobre ellos. Practicamos modalidades de rehusarse a ver la realidad cada vez que nos encontramos con niños que han sido objeto de abuso, y ello a pesar de que a nuestros medios de comunicación les inquieta bastante y les causan horror en igual medida los casos concretos de actividad perversa y de abuso. Quizá los abusos atentan contra los derechos humanos nos recuerdan el aspecto más deplorable de la conducta humana, de modo que preferimos ignorar que se trata de una potencialidad que se encuentra en todos nosotros. El conflicto que todos padecemos puede conducirnos a una resignación y una vulnerabilidad considerables. (Marcovich, Jaime.2000)
A los niños se les clasifica en una de las cinco categorías siguientes: descuido, lesión física, abuso sexual, abuso emocional, casos graves. La mayor parte de esos niños no figuran en alguna especie de orden o atención o supervisión. En promedio, 32 de cada 100 pequeños han sido registrados bajo el delito de abuso. (Marcovich, Jaime.2000)
Es necesario que reflexionemos detenidamente sobre el significado de los ciudadanos y de la vida familiar en las diferentes culturas en las que los miembros de la familia extensa pueden llegar a tener la misma importancia que los padres, en especial cuando se trata de niños a los que se ha separado de su familia extensa original y que poseen un mundo extenso de relaciones y de expectativas las cuales pueden ser invalidas debido a una planeación poco razonable por parte de algunos trabajadores sociales, por lo que respecta a los niños que no tienen a nadie en el mundo. (Arias, María.2000)
En tanto en un nivel de análisis diferente, sigue aumentando la literatura sobre la experiencia infantil de la violencia donde se describen situaciones de violencia institucionalizada de guerra y de la vida urbana. En los últimos 10 años, solamente los conflictos armados internos arrojaron un saldo de 1.5 millones de muertes infantiles, 4 millones de niños discapacitados a resultados de heridas de guerra y 5 millones de niños que bien en campos para refugiados con objeto de mantenerse a resguardo de los conflictos. (Arias, María.2000)
Existen diferentes decisivas ya que los estudios sobre refugios, incluso cuando se trata de analizar los abusos contra los derechos humanos de que son objeto los niños, incluyen los marcos fenomenológicos, sociológico, histórico, político y cultural, además de la perspectiva psicológica individual. Las soluciones que se refieren al tratamiento y las perspectivas que generan estos estudios incluyen mayor cantidad
de intervenciones terapéuticas de orden grupal y comunitario de las que suelen utilizarse en los programas de salud mental para atender las necesidades de los niños que han sido objeto de abuso en el contexto de la violencia personal. (Arias, María.2000)
Una vía menos alentadora es la que también ofrecen los enfoques de investigación y de tratamiento que han recibido la influencia de los progresos efectuados en la teoría del apego y que se esfuerzan por comprender las representaciones internas que los niños elaboran de las experiencias violentas y de los abusos de poder o de las relaciones existentes entre el ejecutor y la victima de la violencia. La comunicación de las experiencias traumáticas es sutil y por lo general no verbal, las experiencias traumáticas se registran psicológicamente en una modalidad de memoria o recuerdo de la que no puede disponerse de inmediato para su expresión verbal. (Arias, María.2000)
1.1 Un estudio del síndrome del niño maltratado.
Las lesiones son generalmente causadas por golpes, también se dan casos de criaturas que han sido quemadas, estranguladas, ahogadas, apuñaladas, manipuladas, baleadas o arrojadas violentamente. Por otra parte hemos podido comprobar cómo se practica en muchos países la deformación de los hijos y puedan ser explotados por los padres. (Marcovich, Jaime.2000)
Las lesiones son generalmente causadas por golpes con varias clases de artefactos, pero también se dan casos de criaturas que han sido estranguladas, quemadas, apuñaladas, mordidas y sometidas a shock eléctrico. Los niños apaleados no son característicos de ninguna clase socioeconómica ni tiene esto relación alguna con la edad de los padres, como en el caso de los asesinatos, la mayor parte de estos enfermos no son denunciados o atendidos o sus cuadros sintomáticos son disimulados en cuanto a sus causas, incluso la complicidad del médico cuando es llamado a asistir al paciente, especialmente cuando se trata del médico familiar. (Marcovich, Jaime.2000)
Las lesiones suelen incluir hundimientos craneanos producidos por coscorrones o golpes en la cabeza con daño cerebral, o bien fracturas múltiples de huesos que han provocado incluso la amputación de las manos o lesiones en las partes blandas o vísceras que revelan un sadismo inconcebible. Pese a la indignación que suscita en nuestra sensibilidad la aceptación de estas observaciones no es posible dudar mas de la existencia de una extensa gama de expresiones similares, donde el niño se convierte en el triste depositario de la agresión incontrolada del adulto en razón de su proximidad, de su debilidad, de su dependencia el niño ha sido y es un prospecto humano. (Marcovich, Jaime.2000)
Aunque la mención del maltrato a los hijos puede parecer una exagerada insistencia sobre un hecho excepcional, conviene aproximarse a los acontecimientos y enfrentar la realidad. Podemos ver como en 1967 la mitad de las víctimas de los asesinatos (victimas) eran niños y los criminales eran los progenitores. Es pertinente señalar un reporte reciente en los Estados Unidos 10,920 asesinatos, de los cuales 22,000 fueron infanticidio perpetrado por los propios padres. (Marcovich, Jaime.2000)
Entre las lesiones causadas a niños que no resultaron muertos, las más comunes el 33% de los casos son las quemaduras con cigarrillos, hierro caliente u otros objetos, por otro lado están los azotes que representan el 27% de los casos y que son propinados con reatas mojadas, cuerdas y cinturones. El 21% de los casos es el grupo de lesiones que la clasificación internacional no contemplaba, y los expertos internacionales no pudieron imaginar este tipo de aberraciones a la hora de confeccionar una clasificación. El 18.2% incluye dejar a los niños sobre corcho latas, bañarlos con agua fría, encierros y amarres en cuarto o letrinas e intoxicaciones con barbitúricos y yerbas. (Marcovich, Jaime.2000)
Las lesiones que causaron la muerte, las más comunes son el ahorcamiento con corbatas o cuerdas, presente en el 42% de los casos en que fue posible reconocer la lesión. Las causadas por objetos punzocortantes (19%) y producidas por arma de fuego que representaron el 5.4%. El 33% de los casos y sus causas tienen que ver con asfixia por bolsa de plástico, y colgadura de las manos, encierro en un congelador o en un veliz, arrojo a los animales o son resultado de haberse interpuesto en riñas o discusiones de los padres. La saña de los agresores vaga a veces en lo inaudito, como un caso de canibalismo en el cual la madre descuartizo, cosió e ingirió a su hijo de 5 meses de edad. (Marcovich, Jaime.2000)
1.2 El maltrato a los niños en diferentes culturas.
Hablar del maltrato de los niños en diferentes culturas desde el punto de vista antropológico resulta peligroso si primero no estudiamos el concepto que cada cultura tiene en el mundo en el que se desenvuelve, o del orden y acción social a través de las proyecciones de su universo y de su religión. Así, tenemos el caso de los grupos mazahuas, en los que al niño desobediente, se le obliga a inclinar la cabeza sobre el humo de los chiles tostados. Castigado por no saber la lección, aparece otro infante hincado sobre corcho latas con los brazos en cruz, abandonándolo luego en un sótano húmedo durante la noche. En otro grupo se les cuelga de los cabellos de las sienes mientras se les pega con varas en los pies. (Parres, Amparo.2001)
Para nuestra cultura actual tales castigos son típicamente crueles, en contraste, el códice mendocino muestra una educación severa pero adecuada a lo separado en una comunidad con temple de guerreros, en una teocracia que impone su mística guerrera y religiosa a través del terror. Con los cambios rápidos y violentos de la decapitación de estas culturas surgieron modelos de ciudades españolas, tecnológicas, métodos de siembra, flora y fauna extrañas se talaron bosques y se secaron lagos, hasta que finalmente se altero apreciablemente el ecosistema original. Las diferentes jerarquías sociales desaparecen rápidamente y ser indio es peor que ser mestizo. (Parres, Amparo.2001)
El
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