Ciclo Reflexivo
Enviado por • 26 de Febrero de 2014 • 2.154 Palabras (9 Páginas) • 264 Visitas
La evaluación en el Taller de Docencia: recuperando su sentido democrático
Mabel Guidi. Eugenia Verellén. Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional
del Centro de la Provincia de Buenos Aires. mabgui@speedy.com.ar
Karina Silvani. Marcela Bertoldi. Walter Mirón. Instituto. Superior de Formación
Docente “Tandil”. mgcavalleri@arnet.com.ar
Araceli De Vanna. Marisa Rodríguez. Instituto Superior de Formación Docente Nº 166.
aracelielsa@yahoo.com.ar
Resumen: El Taller de Docencia, correspondiente a la carrera de Profesor en Ciencias de la Educación, es
el espacio de duración anual en el que se diseña, implementa y evalúa la realización de una propuesta de
enseñanza en una institución particular y en un curso determinado. Este Taller se sustenta en dos
principios fundamentales sobre los cuales se concibe la formación docente: la práctica reflexiva y la
implicación crítica. La práctica reflexiva supone revisar las propias experiencias para favorecer la
construcción de nuevos saberes. La implicación crítica conlleva un compromiso con la propia práctica así
como con las condiciones sociales en que la misma se asienta. Dos ejes articulan la propuesta: (1) el eje
teórico—la práctica docente como práctica social compleja y (2) el eje metodológico—la reflexión-acción
crítica. En esta presentación se relatará específicamente la manera en que ambos ejes se articulan en el
proceso de evaluación del practicante. La evaluación, considerada como proceso de comprensión y
mejora de la práctica, pretende superar posturas que la han ubicado como un acto final desprendido de las
acciones propias de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Por ello, recuperamos su sentido
democrático, adoptando una perspectiva en la que el propósito fundamental es conseguir la mejora de la
práctica, asignando importancia a la auto evaluación y a los espacios de inter evaluación entre docentes de
las instituciones participantes y miembros del grupo-taller.
El Taller de Docencia, correspondiente a la carrera de Profesor en Ciencias de
la Educación –Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional del Centro de
la Provincia de Buenos Aires-, es el espacio de duración anual, en el que se diseña,
implementa y evalúa la realización de una propuesta de enseñanza en una institución
particular y en un curso determinado.
Este taller se sustenta en dos principios fundamentales sobre los cuales se
concibe la formación docente, ellos son: la práctica reflexiva y la implicación crítica
(Perrenoud 2001). La práctica reflexiva supone revisar las propias experiencias para
favorecer la construcción de nuevos saberes. La implicación crítica conlleva un
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compromiso con la propia práctica así como con las condiciones sociales en que la
misma se asienta.
Dos ejes articulan la propuesta: uno teórico, la práctica docente como práctica
social compleja, y uno metodológico, la reflexión-acción crítica. En esta presentación se
relatará, específicamente, la manera en que ambos ejes se articulan en el proceso de
evaluación del practicante.
Los estudios en torno a las prácticas nos muestran, en primer lugar, su escasa
relación entre los saberes pedagógicos y didácticos señalando que muchos saberes
prácticos se relacionan con las experiencias construidas a lo largo de los años a partir de
sus vivencias como alumnos o actores del sistema educativo. Es por ello que, en el
contenido del eje teórico, se trata de posibilitar una ruptura sustantiva con esas
experiencias para generar un desarrollo profesional que permita revisarlas. En este
sentido la reflexión-acción crítica, es el proceso que nos permite analizar dichas
experiencias con nuevas categorías de análisis.
La reflexión implica una forma de ser y también, un tipo de preparación de los
futuros profesores mucho más centrada en lo sustantivo que en lo utilitario, una
preparación preocupada por el desarrollo de un pensamiento crítico, racional e intuitivo
y de actitudes de liberación, responsabilidad y entusiasmo.
Consideramos que el profesor reflexivo es aquel que tiene la capacidad para
analizar su propia práctica y el contexto en el que tiene lugar, el que es capaz de volver
sobre la misma para evaluarla y responsabilizarse de su acción futura. Este ciclo
reflexivo se fundamenta en un proceso de investigación acción en el que los alumnos
practicantes, desempeñan un papel activo en el desarrollo curricular, asumiéndose como
“intelectuales comprometidos” con la enseñanza y con el contexto en el cual desarrollan
su acción. Supone comenzar a verse como recreadores e intérpretes del currículo,
adaptando, ajustando y decidiendo en función de sus propios contextos. ¿Qué?, ¿para
qué?, ¿a quiénes?, ¿por qué? constituyen preguntas guiadas por intereses de justicia,
equidad y autorrealización que el practicante debiera formularse.
Estructurar lo metodológico en torno a la reflexión como reconstrucción crítica
de la experiencia requiere de una propuesta de tareas tendientes a que los participantes
puedan elevar la mirada de las cuestiones meramente técnicas hacia el análisis de los
presupuestos teóricos, prácticos, axiológicos y políticos que sustentan en su práctica
pedagógica. Supone un ejercicio investigativo que exige potenciar las capacidades de
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problematización para generar interrogantes y construir nuevas categorías de análisis.
Para ello, desde el Taller se ofrecen diferentes niveles de aproximación a la realidad que
permitirán ir descubriendo los problemas que en ella se encuentran, cobrando singular
importancia el reconocimiento, por parte del practicante, de su situación en relación a
cada una de las etapas del proceso de residencia.
Desde este posicionamiento la evaluación es un proceso instalado en el ciclo
reflexivo por lo que se le asignan singular importancia tanto a la autoevaluación como a
los espacios de interevaluación, partiendo del trabajo sobre los datos e interpretaciones
de los diferentes registros del practicante.
El ciclo reflexivo (Smith, 1989), se desarrolla en cuatro fases imbricadas:
La primera es la de descripción, cuya finalidad es que los practicantes, puedan
poner de relieve principios prácticos que guían el comportamiento, es decir, pautas de
actuación interiorizadas que, de manera a veces no consciente, van orientando en la
elaboración del diagnóstico, en la toma de decisiones, en la planificación, en el
desarrollo de la clase y en la interacción con los alumnos y los compañeros.
La descripción de la enseñanza alcanzará su sentido en el contexto organizativo
en el que lo hace, en las experiencias previas que ha tenido y en su propia biografía. Lo
esencial en este proceso no será lo que describa, sino la comprensión que hace de ello.
De allí, la importancia de adoptar un cierto distanciamiento que le permita valorar cada
aspecto de la práctica desarrollada, referirlo a los contextos sociales y biográficos que le
dan sentido, encontrar antecedentes e intentar explicaciones a la aparición de cada
comportamiento y discutir su evolución futura.
Las diferentes técnicas apuntarán a ofrecerles un espejo de sí mismos,
construida por ellos mismos.
Al respecto Smith (1989) expresa:
(...) Una imagen cuya dificultad no estará tan sólo en superar el efecto cosmético que se
produce cuando nos miramos a nosotros mismos como objeto, sino en descubrir significados,
intenciones, causas y otras relaciones entre las líneas del discurso que componen nuestras
propias palabras (Villar Angulo, 1995)
Una de las características del proceso de atribución de significado a la
experiencia es la interactividad, por ello, en el Taller, el proceso reflexivo es un proceso
colectivo.
Algunos instrumentos utilizados son:
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El diario del profesor cuyo uso diario permite el archivo de las experiencias
realizadas en la clase. Son descripciones que pueden parecer en principio retazos
aislados de la práctica, pero que adquirirán sentido cuando sean sometidos a un análisis
riguroso.
La carpeta de materiales curriculares o portafolios. Se va elaborando durante
todo el proceso de prácticas y ofrece un banco documental para conocer su evolución.
Recoge materiales diversos: programa, guiones de clase, esquemas, guías de
actividades, etc.
La segunda fase, información, tiende a que se cuestionen qué teorías
fundamentan su práctica. Es decir, explicitar los principios en que sustentan y
sustentarán su hacer. La toma de conciencia de estos principios permitiría, en cierta
manera, comprender la enseñanza en su contexto.
Si bien existen cuestionamientos con respecto a atribuir un carácter cierto a la
relación entre lo que se dice sustentar en la práctica y las acciones en el aula, al
respecto, hay quienes sostienen que, sean principios de acción o justificaciones
elaboradas para al momento de informar sobre su hacer, sus expresiones van a estar
siempre expresadas en términos de su repertorio personal de conocimientos y creencias.
(Feldman, 1992; Munby, 1981).
La confrontación –la tercera fase- es el momento de la reflexión con otros.
Constituye una instancia de diálogo para el desarrollo de formas compartidas de
comprensión de las problemáticas de la práctica. Toda información brindada ya sea por
el coordinador, orientador, compañeros, docentes en general o por el material
bibliográfico, contribuye a la confrontación.
Por último, la reconstrucción es la fase de articulación y reconstrucción de
modos de ver y de hacer, en función de lo que se estima podría ser susceptible de
cambio. A la luz de las evidencias mostradas en el propio proceso reflexivo, es
importante proponer nuevas configuraciones de la acción docente, traducibles en
proposiciones de mejora.
La reconstrucción, entonces, es el proceso por el que se reestructura
(recompone, altera, o transforma) la visión de la situación, los supuestos, perspectivas
sobre su acción en la situación, adoptando un nuevo marco.
Así el aprender a enseñar es una reconstrucción continua de la experiencia.
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La reflexión-acción nos permite sacar la evaluación del lugar en el que
comúnmente de la ubica, esto es, como acto final desprendido de las acciones propias
del proceso de enseñanza-aprendizaje, para considerarla esencialmente como un proceso
de comprensión y mejora (Santos Guerra, 1995) de la práctica. Organizada desde una
perspectiva de continuidad, constituiría una fuente de conocimiento y un lugar de
gestación de mejoras de la práctica. La reflexión sobre las problematizaciones y
propuestas iniciales, así como sobre los procesos realizados y los logros alcanzadosprevistos
y no previstos, facilitaría la tarea de descubrir y fundamentar decisiones. De
este modo la evaluación no sólo incluye la calificación del propio trabajo, sino que
además propone sugerencias para mejorarlo.
Al finalizar sus prácticas el alumno podrá elaborar el informe evaluativo a
partir del análisis y reflexión sobre sus registros, considerando los siguientes aspectos:
la evaluación de logros y dificultades referida a la dinámica generada en el grupo-clase,
analizando todo el proceso desde el inicio de las prácticas; la evaluación de los logros y
dificultades en la enseñanza y en el aprendizaje de los contenidos específicos
desarrollados en el transcurso de las prácticas; la evaluación de la intervención
atendiendo al criterio de selección y secuenciación de contenidos y actividades para
cada práctica; la evaluación de la relación con la institución de destino de las prácticas,
analizando el vínculo con las autoridades y miembros de la comunidad educativa,
predisposición y valoración para la concesión del curso y el tiempo destinado al espacio
de las prácticas; la evaluación del cumplimiento de los requisitos académicos,
considerando las dificultades para la elaboración de la programación y los informes que
se requieren; la evaluación de los vínculos con el profesor de prácticas; la evaluación de
los vínculos en el espacio del Taller y la reflexión final acerca de su experiencia
respecto de su formación profesional, diferenciando los aspectos referidos a su
evolución personal de aquellos específicamente vinculados con la instrumentación
didáctica.
Con la finalidad de complementar y acompañar el proceso reflexivo iniciado en
los encuentros presenciales, durante el año 2007 se dispuso de un espacio virtual como
es el blog. El blog, en tanto aplicación web, es una herramienta educativa-comunicativa
asincrónica –en línea- que permite a los miembros del Taller acceder a entradas a
artículos ordenados cronológicamente, comenzando por los más actuales; comentarios
vertidos por los participantes y enlaces a otros sitios web. Fundamentalmente, da la
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posibilidad trabajar con información, intercambiar ideas y realizar producciones de
manera colaborativa.
Como el recurso tecnológico no es un simple canal mediante el cual se
comunica cualquier contenido, al momento de la construcción metodológica del Taller,
fue necesario integrar otra dimensión: la lógica del medio, ya que suponíamos que
condicionaría el desarrollo del mismo, otorgándole sentido y/o generando cambios,
tanto a los procesos comunicativos como a los procesos de enseñanza aprendizaje. Todo
medio porta mensajes, comunica y significa algo; posee una forma de estructuración y
de representación simbólica de la información, por lo tanto promueve una manera de
pensar, de actuar y de interpretar la realidad.
Desde la coordinación del taller, considerábamos que este espacio iba a
permitir explicitar la secuencia de etapas con sus requerimientos centrales, organizar y
almacenar información para que esté siempre disponible, introducir comentarios y
aportes a los distintos contenidos, generando la posibilidad de debate y/o discusión
facilitando, de este modo, el intercambio de ideas entre los participantes. El desafío era
generar un canal de diálogo que invitara a la búsqueda de respuestas compartidas,
negociadas, discutidas, teniendo en cuenta lo valioso de cada aporte.
No obstante, durante el desarrollo del taller hemos podido percibir que el blog
fue cobrando distinto sentido en las sucesivas etapas del proceso.
La evaluación en el taller: la mirada de los alumnos
Las evaluaciones continuas generan recomendaciones constructivas y
respaldan directamente el desarrollo de la comprensión de su práctica de diferentes
maneras:
En primer lugar, los practicantes participan activamente de las evaluaciones,
tanto de las autoevaluaciones como de la evaluación de sus pares.
Fue un fin de semana de reflexión no sólo porque planifiqué mi tercera clase, sino porque
realicé mi auto observación y me sirvió un montón (…) Así se desnaturaliza la práctica, se
toma distancia de lo que se está haciendo. Esto me permitió reflexionar y darme cuenta que en
la clases podría haber preguntado y repreguntado en muchos momentos, pero la preocupación
por lo que tenia que dar, sumado a la ansiedad que me caracteriza hicieron que no aprovechara
esos momentos. Pero bueno, ¡ahora hay que mejorarlos! (Alicia, blog 2008)
(…) Un gran aprendizaje del taller es el hecho de ir a observar a un compañero. Considero que
es uno de los pilares en la construcción de nuestro proceso de prácticas, rol interesantísimo,
espacio de múltiples aprendizajes. Valoro muchísimo las observaciones que me hicieron
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