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Civilidad


Enviado por   •  9 de Julio de 2014  •  5.308 Palabras (22 Páginas)  •  392 Visitas

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LA CIVILIDAD COMO MEDIO DE CONVIVENCIA.

Concepto de Civilidad.

El civismo (del latín civis, ciudadano y ciudad) se refiere a las pautas mínimas de comportamiento social que nos permiten convivir en colectividad. Se basa en el respeto hacia el prójimo, el entorno natural y los objetos públicos; buena educación, urbanidad y cortesía.

El concepto de civilidad, viene de civilización, que es el grado de cultura de los pueblos y los individuos y que presupone que dejamos atrás la barbarie que a su vez constituye un grado de civilidad con respecto al salvajismo.

La ciudad es nuestro entorno cotidiano donde contactamos con la familia, los amigos, los vecinos, los colegas, la escuela, las autoridades, etc. Es nuestro sitio de inmediatas relaciones sociales.

En la cultura urbana la civilidad es el elemento más significativo, dado que los seres humanos interactúan en cierto territorio cultural limitado, apareciendo conflictos y discusiones que se deben arreglar según unas reglas comunes.

Cada integrante de la comunidad tiene sus necesidades que son el corazón del orden social. Para ser ciudadano no basta con pertenecer a una comunidad, participar e interactuar con los demás, sino que hace falta asumir las responsabilidades que esto supone.

Aunque tenemos una vida pública y una privada, esto no debe suponer que estos ámbitos son opuestos y diferentes, sino más bien deben interaccionar y ahí es donde aparece el concepto de civilidad.

Es algo considerado positivo, se considera una especie de virtud deseable en todas las personas, en todos los momentos y épocas.

Se refiere al trato entre dos o más personas a la forma en la que interactúan entre sí, a cómo conviven y se tratan unas a otras.

Existen sinónimos que son suficientes para entender el significado de civilidad: cortesía, amabilidad, urbanidad, cordialidad, buena educación, respeto y otras más.

Implica la existencia de reglas y normas que apuntan lo que debe hacerse y no debe hacerse, preceptos innumerables, de gran sentido común y que están afectados por las costumbres y la cultura local, pero también por la regla básica de tratar a otros como uno quisiera ser tratado.

Está muy ligado el concepto de civilidad a una palabra clave, “civilización” lo que queda claro en cuanto a que su opuesto es “salvaje”. Claramente la civilidad puede comprenderse como lo opuesto a rudeza, brutalidad, fiereza y similares.

También, civilidad está muy ligada al concepto de educación y conocimiento de donde resulta que “ignorancia” sea prácticamente uno de sus antónimos. Un ignorante, se piensa, será alguien que tenga un comportamiento grosero y vulgar.

Igualmente, un gran indicio de civilidad es muy notable en el vocabulario de la persona, cuando ella emplea palabras y expresiones variadas que demuestran conocimiento lo que coloca como sin civilidad a quienes tienen un escaso vocabulario y él está lleno de vulgaridades y malas palabras.

Otra parte fundamental de la civilidad radica en otra faceta de la educación de la persona, la de su habilidad para razonar y pensar lo que coloca como sin civilidad a la persona que carece de esas habilidades y, por lo tanto, acude a los insultos personales como herramienta argumentativa.

Todo lo anterior lleva a un aspecto poco tratado de la civilidad es ella una virtud, una forma de actuar, que se adquiere. Necesita ser enseñada, mostrada a la persona para entrenarla en el tener civilidad. No se nace con civilidad.

La civilidad tiene que ser un concepto continuamente presente desde la más temprana infancia y que esté alimentado tanto por la familia como por la escuela, también supone un autocontrol y un entendimiento y asimilación de los comportamientos. El papel más importante lo tiene la familia, porque los niños pasan más tiempo en casa que en la escuela. Pero no por eso la escuela debe seguir una senda de continua “alimentación” con información, sino que también debería educar a través de asignaturas. Una economía fuerte y vigorosa no puede existir sin un buen sistema educativo, sin personas bien formadas, capaces de competir en el mercado.

La civilidad es la cualidad social de la que procede el civismo o conducta del buen ciudadano. En un sentido más profundo puede decirse que de la civilidad proceden las virtudes cívicas. Habría un tercer sentido de civilidad en cuanto contrato social o contrato de asociación civil, que fue llevado a la práctica por las revoluciones liberales. Los derechos civiles y políticos significan su mayor logro. La civilidad es ahora el fundamento de la sociedad civil en cuanto contrapuesta de la sociedad política. Este paso teórico-práctico de enorme trascendencia social había sido teorizado por los tratadistas del contrato social en diferentes modulaciones (Hobbes, Locke, Rousseau) que resultan muy significativas en las diferentes concepciones históricas de la civilidad que inspiran. El civismo hace referencia directa al cumplimiento de los derechos y obligaciones recíprocas entre las personas.

En definitiva, el concepto de civilidad no es algo natural, sino que se construye históricamente, cambiando de época en época. El sentido más fuerte y más autoconsciente del concepto de civilidad va a surgir de las teorías del contrato social, en las que el individuo va a reconocerse como miembro de la sociedad civil, más o menos netamente diferenciada de la sociedad política, y con derechos y obligaciones públicamente establecidos.

La civilidad es quizá el atributo más significativo de la cultura urbana; consiste en el reconocimiento que se da entre los asociados en un territorio y espacio cultural determinado, en el que concurren las diferencias y el acuerdo expreso de superar las discrepancias mediante la identificación de reglas comunes para compartirlo.

La ciudad constituye el escenario en donde se cruzan y convergen miríadas de existencias y lecturas, de encuentros y desencuentros y, aún, de diferencias y contradicciones. Cruce de historias personales y colectivas de quienes en ella habitan; se trata de un espacio alternativo y simultáneamente atravesado por el orden y el conflicto. Sin embargo, al fin y al cabo, la ciudad es predominantemente nuestro entorno y referente obligado; mundo de nuestra cotidianidad, de la familia, del amigo, del vecino, del colega, de la autoridad y de la violencia, de nuestras más inmediatas relaciones sociales. Como bien lo explica Hannah Arendt, donde se construye el bien común y lo ilustra de la siguiente manera:

"El concepto medieval de bien común, lejos de señalar la existencia de una esfera política, sólo reconoce que los individuos particulares

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