Comercializacion
lineskasalas6 de Febrero de 2014
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Introducción
La importancia del gas natural como recurso energético radica principalmente en el bajo impacto ambiental que tiene en el uso como combustible en comparación con otros carburantes1, y en que se trata de un recurso muy importante como materia prima para el sector industrial, así como de un producto final de gran utilidad para los sectores domestico y comercial. Por estos motivos, por la abundancia de sus yacimientos y el bajo precio del producto, el valor de este hidrocarburo gaseoso ha aumentado significativamente a lo largo de las dos últimas décadas y, además, cuenta con un mercado internacional en continua expansión, previéndose un aumento de la demanda mundial de este hidrocarburo del 2,5% promedio anual de la última década al 2,9% promedio anual para los próximos diez años.
En este contexto, Venezuela se encuentra en una posición privilegiada al ser el octavo país del mundo3 y el primero de América Latina en lo que a reservas probadas de gas natural se refiere, contando con cerca de 4,2 billones de metros cúbicos. Tal magnitud de reservas permite a un país del tamaño de Venezuela (cerca de 26 millones de habitantes) abastecer con amplitud al mercado doméstico y contar con excedentes para la exportación.
Desde hace décadas, el motor de la economía venezolana ha sido el petróleo, “despreciando” el potencial de sus recursos gasíferos. Esto en cierto modo es lógico si tenemos en cuenta que el mercado del crudo se ha desarrollado con anterioridad y que la demanda de este producto por parte de las economías industrializadas en la segunda mitad del siglo XX ha sido espectacular, hasta tal punto que se ha creado una dependencia muy fuerte hacia este recurso. Además, en el caso de Venezuela, una gran proporción de las reservas probadas de gas se caracterizan por estar asociadas al petróleo, por lo que gran parte de la producción de gas se inyecta o se ventea. Conviene resaltar como prueba evidente del tardío interés de Venezuela por el gas natural, que hasta el año 1969 no se aprobó un Decreto por el que se regulaba la conservación de los recursos hidrocarburos, cuyo objetivo principal era reglamentar el quemado del gas en los llamados mecheros.
Sin embargo, si bien es justificable que la industria venezolana del gas natural se haya desarrollado más tardíamente que la del petróleo, no parece coherente que un país con un nivel de reservas probadas tan extraordinario no explote al máximo las grandes posibilidades que le brinda este recurso; a saber, Venezuela no cuenta con una red de gasoductos interiores que proporcione gas a todas las regiones del país6 (sistema de transmisión insuficiente), ni con una red de distribución adecuada que suministre gas a todas las industrias que lo necesitan en aquellas regiones donde sí hay gas. Con todo, sí es cierto que el consumo interno de gas natural per cápita se encuentra entre los más elevados de la región. Asimismo, parece que existe una decidida mentalidad de “gasificar” la República mediante la creación de la infraestructura necesaria para desarrollar la industria del gas a escala nacional, con el objetivo fundamental de atender los requerimientos de gas del sector industrial, aunque también del sector doméstico y del comercial.
Por otro lado, Venezuela exporta productos derivados del gas natural, principalmente propano, gasolina natural y butano, pero no exporta gas natural vía gasoductos o licuado (GNL). A diferencia del mercado nacional, que como se ha dicho sí parece que existe voluntad política para llevar a cabo proyectos de desarrollo, en el plano internacional no se está elaborando una estrategia definida para explotar todas las posibles ganancias que podrían derivar de las exportaciones de gas natural. Y es ésta la cuestión principal del trabajo: ¿por qué Venezuela no exporta gas natural? Son diversos los beneficios que obtendría el país con la exportación vía gasoductos o GNL aparte de los puramente económicos derivados de la actividad, como por ejemplo avanzar en el proceso de integración energética regional, el impacto social positivo, el posicionamiento del país como un referente internacional en el mercado del gas, etc.
Por estas razones es importante entender los motivos por los que actualmente no se exporta gas. Para comprenderlos, es necesario analizar en primer lugar en qué situación se encuentra el sector gasífero venezolano en la actualidad. Este análisis se realizará en la sección II, que contiene un apartado dedicado a la oferta, otro a la demanda y otro en el que se muestra una previsión del mercado venezolano del gas en el año 2020.
Adicionalmente, se resumirán las líneas generales de la política energética de este hidrocarburo en Venezuela y en el último apartado se mostrará un resumen de los proyectos de inversión relacionados con el gas. En la sección III, se examinarán las claves del comercio internacional del gas, concretamente los requerimientos internos necesarios para exportar gas natural y su aplicación al caso venezolano. En la sección siguiente, se procede a la exposición de las posibles ganancias que generaría la actividad de exportación del hidrocarburo gaseoso, explicando las ventajas de la integración energética. En la última sección se detallarán las conclusiones.
Venezuela cuenta con un enorme volumen de recursos de gas natural, sin embargo en la actualidad no exporta más que pequeñas cantidades de productos derivados del mismo. Esto a juicio del autor del trabajo es un error, ya que dispone de reservas suficientes para abastecer durante muchos años al mercado doméstico y para exportar vía gasoductos o GNL, y obtener un gran beneficio a cambio de ello. El presente trabajo examina las razones por las cuales el país no exporta gas natural, concluyendo que se trata de un sector con una grave crisis estructural que no cuenta a día de hoy con la infraestructura necesaria para exportar. Adicionalmente, Venezuela no parece que tenga un plan de acción ambicioso en cuanto a la posible exportación de gas en el futuro.
El mercado del gas natural en Venezuela
La oferta
La industria venezolana del gas natural es de grandes dimensiones y se espera que en los próximos años su importancia aumente según se vaya desarrollando el gran potencial con el que cuenta. Atendiendo a los datos ofrecidos en el anuario “Petróleo y otros datos estadísticos” que publica el Ministerio de Energía y Minas, la duración de las reservas probadas de gas natural para el año 2002 es de 111 años. Tanto el nivel de reservas como la producción neta anual de Venezuela han aumentado desde 1990, aunque el nivel de producción lo ha hecho en mayor grado desde 1993, por lo que la ratio reservas/producción desde 1993 ha descendido sustancialmente (Tabla 1). Si la evolución de las reservas probadas sigue el comportamiento de las reservas de petróleo tal y como ha sucedido hasta ahora, cabe esperar que la explotación del gas natural continúe condicionada a la explotación del crudo. Sin embargo, sería factible que siguiesen cauces diferentes si se aplicasen los nuevos objetivos del gobierno de explorar y explotar reservas no asociadas, si se aprovecha el gas contenido en aquellos yacimientos donde el petróleo se está agotando o si se emplean tecnologías que permitan la extracción de petróleo sin inyectar gas natural.
Una de las principales características del mercado del gas natural venezolano, que ya se ha comentado en la introducción de este trabajo, es la preponderancia del gas asociado. Esta particularidad es muy importante ya que provoca que el mercado esté sujeto a una alta vulnerabilidad a las variaciones en la producción de petróleo, debido a que la mayor parte del gas generado en el país proviene conjuntamente de la producción petrolera. Esto es, de los casi 4,2 billones de metros cúbicos de reservas probadas de gas, sólo un 10% aproximadamente proviene de yacimientos de gas libre. Por ello, y con el fin de favorecer la diversificación de la composición de las reservas de hidrocarburos, se está tratando de reorientar la visión de la industria mediante la concesión preferencial de licencias de exploración y explotación de yacimientos de gas libre, tanto en tierra firme como en alta mar.
En Venezuela, los tres segmentos claramente diferenciados de la industria del gas natural (producción, transmisión y distribución) los lleva a cabo la misma empresa estatal, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) o empresas subsidiarias7 de ésta, como PDVSA GAS; esto ocurre así desde que el Ejecutivo promulgase en 1971 la Ley que reservaba al Estado la industria del gas. El control de las tres actividades por parte de esta empresa ha impedido hasta ahora la participación de otros agentes, ya sean nacionales o extranjeros, privados o públicos, en la industria, a excepción de un sector reducido de la actividad de distribución8. Nos encontramos por tanto ante un mercado en el que existe un claro monopolio en los tres segmentos de la industria, tratándose de un fallo de mercado que se ha de corregir. Sí es cierto que en lo que respecta a los gasoductos, tal y como afirma Pierce (1996), tanto en el punto de partida como en la distribución y generalmente también para el transporte de largo recorrido, son monopolios naturales. Esto es lógico ya que las inversiones necesarias para la explotación de yacimientos gasíferos, así como para la transmisión y distribución del gas, son muy altas. Los costes fijos son elevados y decrecientes, por lo que sería muy ineficiente construir dos gasoductos que transportaran gas desde la misma región de partida hasta el mismo lugar de entrega, ya que incurrirían en grandes costes
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