Competencias En La Educación básica
pumasha28 de Junio de 2011
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COMPETENCIAS COMUNICATIVAS
¿Por qué hablar de competencias en la educación básica?
El mundo actual está en cambio permanente y las personas han de adaptarse constantemente a los cambios que ocurren, que están derivados, entre otras cosas, de los avances de la ciencia y la tecnología, así como de la velocidad con que fluye la información. Los descubrimientos y las invenciones dan paso a ideas que ponen en entre dicho lo que la humanidad sabía y obligan a tener flexibilidad en nuestras formas de pensar y actuar; esta situación influye en la vida cotidiana de todos, pues vivimos un proceso permanente de autorregulación en el medio en que nos desenvolvemos. Nuestras expectativas acerca de lo que deseamos en la vida varían de acuerdo con las circunstancias y debemos ser capaces de afrontar los cambios que la sociedad vive día con día. Por ejemplo, hoy por hoy, estudiar una carrera universitaria no asegura a los jóvenes mejores condiciones de vida, quienes al salir de la escuela se encuentran con un limitado campo de trabajo que les obliga a dedicarse a un empleo no considerado por ellos; o bien, una persona puede permanecer durante quince o veinte años en una ocupación y, súbitamente, verse en la necesidad de dedicarse a algo distinto. Condiciones como éstas demandan de los individuos disposición para desarrollar nuevas habilidades y adquirir conocimientos que no forman parte de su experiencia, por lo cual requieren de una adaptación continua, una búsqueda constante y actitud para aprender a lo largo de la vida.
En este contexto, la educación que las niñas y los niños reciben en las escuelas de educación básica es obsoleta; pues la transmisión de conocimientos, la necesidad de muchos maestros y maestras por mantener el control en el aula, la repetición, la copia y el aprendizaje memorístico ha mostrado sus carencias, debido a que el alumnado adquiere conocimientos poco significativos, escasamente aplicables en su vida cotidiana, por lo que aleja a las nuevas generaciones de oportunidades para ser capaces de aprender durante toda la vida de modo de enfrentar las exigencias del mundo actual.
Referirse a la capacidad de aprender a lo largo de la vida supone concebir a las personas como sujetos autónomos, creativos, críticos, cooperadores y solidarios, competentes para desenvolverse en las esferas familiar, laboral y ciudadana, para vivir en comunidad y en la democracia. Pero, ¿qué es ser competente? Significa desempeñarse responsable y efectivamente en las tareas que se realizan en la vida cotidiana y en contextos específicos; es decir, ser capaz de conocer y cuidar de la propia persona; de expresar los pensamientos propios y comprender a los otros por medio de la lengua oral y escrita; de buscar, seleccionar y evaluar información de diversos tipos; de identificar, formular y analizar problemas; de anticipar y verificar resultados; de comunicar e interpretar información; de ser creativo; de autorregularse y ejercer su libertad; de sentir que pertenece a una comunidad, a una nación y a la humanidad; de respetar y valorar a los otros y la diversidad; de participar social y políticamente; de actuar con apego a la ley y a la justicia; de comprender y apreciar la democracia. Esto lo hace cualquier persona competente, con independencia del lugar donde vive, de la ocupación a la que se dedica y de su experiencia, pues todas éstas son herramientas que le permiten actuar eficazmente en los diversos contextos en los que se desenvuelve.
¿Qué son las competencias?
Las competencias son el conjunto estructurado y dinámico de conocimientos, habilidades, actitudes y valores, que intervienen en el desempeño responsable y efectivo de las tareas que se realizan en la vida cotidiana y en contextos específicos.
Este conjunto de elementos interactúa entre sí, lo cual supone una formación integral, ya que implica asociación entre las competencias. Si una competencia no está desarrollada suficientemente, afectará el desempeño de otras. Pero, también, el desarrollo de cualquiera de ellas mejora los resultados de las demás. Si una persona no ha desarrollado con suficiencia su competencia para comunicarse mediante la legua oral y escrita, mostrará dificultades para resolver problemas, pues no tendrá la posibilidad de comprender la información en su totalidad. Por ejemplo, frecuentemente, los alumnos y alumnas de la escuela primaria, quienes aun no dominan la lectura y la escritura, manifiestan dificultad para comprender un problema matemático o encontrar datos en un texto escrito.
El entorno influye en el desarrollo de las competencias, pues exige respuestas. Coloca al sujeto en diversas situaciones ante las cuales éste se adecua. Si la persona transforma o adecua su comportamiento a la situación, se pone en equilibrio con el entorno y actúa eficazmente; cuando no se ha desarrollado la competencia y el comportamiento no se adecua o se transforma para actuar con el entorno, los sujetos son difícilmente tomados en cuenta por el entorno.
Los nuevos escenarios presentes en la realidad actual, nos llevan a la necesidad de identificarnos como ciudadanos del mundo; pero, lograrlo implica estar suficientemente informados para apoderarnos de los instrumentos de nuestra realidad cultural para, así, poder participar en él; esto significa que hemos de estar preparados para elaborar críticamente las informaciones en él producidas y que afecten a nuestras vidas como ciudadanos. Es por ello que la educación ahora, ha de ofrecer las condiciones instrumentales mínimas requeridas por los nuevos escenarios para poder actuar, participar y transformar la realidad.
Lo anterior requiere de un replanteamiento de la misión de la escuela y de la práctica educativa para reconocer que se trataron personas que poseen diferentes historias, diversas experiencias, necesidades especiales, que aprenden, respetan y utilizan en conocimiento de forma individual y que necesitan ser efectivamente atendidas.
Cada aprendiz es un ser singular, diferente y contextualizado. Un ser indivisible, que no es concebido desde la fantasía de separación entre cuerpo, mente y espíritu, entre hemisferio derecho y hemisferio izquierdo del cerebro. Un individuo único en su morfología, en su anatomía, en su temperamento, en su comportamiento y en su inteligencia, que busca su autonomía de ser y de existir. Un ser incompleto, en permanente estado de búsqueda, que necesita educarse permanentemente.
Pero, también, un ser que actúa y reflexiona sobre sumando y con los demás, que es capaz de organizar su propia experiencia y aprender de manera original y específica, que aprende dependiendo del contexto cultural en el que ha crecido. Un sujeto que es producto de experiencias personales tanto interiores como exteriores, que es histórico y al mismo tiempo constructor de su propia historia.
Como hemos visto, se ésta cambiando el foco de atención y ahora éste se traslada de la enseñanza al aprendizaje; es por ello que, más que cambiar los medios de enseñanza, como planes y programas, materiales para el estudio, métodos, entre otros, es preciso cambiar orientaciones y concepciones para incidir en las prácticas educativas.
El aprender como objetivo básico de la enseñanza significa pensar desde la perspectiva del alumnado y mejorar los conocimientos del profesor sobre cómo aprenden sus alumnos.
Esto implica la necesidad de modalidades más personalizadas y autónomas y una concepción del profesor o profesora como guía y facilitador. Desde esta perspectiva, la enseñanza se concibe como una posibilidad de guiar el aprendizaje autónomo del alumnado y, con ello, generar condiciones para que aprenda a aprender.
El apoyo más importante que la escuela le puede dar a los alumnos y las alumnas, es la creación de oportunidades para que desarrollen la capacidad de aprender por ellos mismos y la de asumir su propia responsabilidad de aprender; esto supone lograr que estén motivados para aprender a lo largo de la vida; que sean capaces de identificar las propias necesidades de aprendizaje o conocer cómo conseguir ayuda precisa; de identificar el tipo de educación y de formación que cubra esas necesidades y de especificar cómo acceder a él; de que reflexionen sobre el propio pensamiento y sean flexibles en sus modos de aprender ; que puedan aprender independientemente y en una amplia variedad de contextos distintos (trabajo, ocio, vida cotidiana, etc.) de las organizaciones de educación formal; además de que aprendan cómo acceder a la información y al conocimiento desde el nuevo mundo de las tecnologías de la información y la comunicación.
Aprender a aprender implica ofrecer a los alumnos y a las alumnas oportunidades para relacionarse con el medio a través del contacto con la información, con la búsqueda, la indagación, la comunicación, la resolución de problemas, el análisis, el diálogo. Son estas herramientas las que les permitirán paulatinamente constituirse como personas autónomas, capaces de relacionarse con el mundo en permanente evolución, donde lo transitorio, la incertidumbre, lo imprevisto, los cambios y las transformaciones están cada día más presentes, donde el conocimiento evoluciona de forma incontrolable y la cantidad de información es cada vez mayor; la educación precisa prever que el individuo necesita aprender continuamente.
¿COMO CONCEBIR EL PAPEL DEL ALUMNO, LA ALUMNA Y EL PERSONAL DOCENTE DE MANERA QUE SEA CONGRUENTE CON UNA EDUCACION BASADA EN COMPETENCIAS?
El paradigma tradicional, mecanicista, parte de la suposición de que
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