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Comunicación... ¿Y cómo andamos por casa?


Enviado por   •  22 de Febrero de 2012  •  Ensayos  •  1.161 Palabras (5 Páginas)  •  424 Visitas

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COMUNICACIÓN… ¿Y CÓMO ANDAMOS POR CASA?

YO ME COMUNICO,

¿TU TE COMUNICAS?

EL NO SE COMUNICA…

Lejos, el verbo comunicar es él

más difícil de conjugar.

Lo esperable, entonces, es que esa dificultad complique

las relaciones laborales.

Más que proponer, la idea aquí es reiterar

la vigencia del tema, por aquello

de que el sentido común

es el menos común de los sentidos.

La capacidad de comunicarnos que tenemos los seres humanos es una bendición, sólo equivalente a la maldición que significa nuestra precariedad para ejercerla. Dicho de otra manera, como en el chiste en boga: te tengo una buena y una mala noticia. La buena es que te puedes comunicar. La mala, que no sabes hacerlo…

Las consecuencias de esta situación se colocan en los dos extremos de la cuerda. Algunos piensan que, como se trata de una facultad que es innata a los seres humanos, no es necesario preocuparse mayormente de ella. Nos comunicaremos sin problemas, porque esa es una de nuestras características, nacemos con ese don.

Otros se van a la posición exactamente contraria. La comunicación es algo extraordinariamente difícil, que requiere de teorías sofisticadas y complejas, para poder dominarla. En parte, ello es verdad, una comunicación profunda no es fácil de lograr. Pero ello no pasa necesariamente por la intelectualización del proceso. Las emociones, los afectos, el desarrollo personal, los valores, el recorrido de vida, por mencionar algunos, son factores claves. Un profesor universitario o un destacado profesional, no necesariamente se comunican mejor que un pescador o una campesina.

Las antenitas que no se ven…

Es verdad que somos seres comunicacionales. Todos tenemos esa capacidad, por el sólo hecho de nacer Se trata de una capacidad, de una calidad, de una especificidad, que nos caracteriza y nos confiere la condición de seres humanos. Nos estamos comunicando todo el día, todos los días. Desde que somos concebidos, todavía en el seno materno, hasta que morimos, muchísimos años después. No se nos ven, pero es como si tuviéramos unas antenitas, que nos permiten enviar y decodificar mensajes permanentemente.

Justamente esta situación es la que dificulta nuestra comprensión cabal de la realidad comunicacional. Esto se agrava, porque, salvo la escritura, el lenguaje oral, corporal y gestual lo aprendemos en nuestra primera infancia, sin darnos cuenta, a través de la socialización con nuestros mayores primero, y nuestros pares después.

Todo ello contribuye a que nos olvidemos que no es suficiente contar con una capacidad determinada. Toda facultad se puede desarrollar en mayor o menor grado o, incluso, caer en desuso, según sea cuánto y cómo la ejercitamos y hasta que punto aprendemos y aplicamos técnicas, conocimientos, habilidades y destrezas, que nos permitan sacarle el mayor partido posible a cada capacidad.

Conocer primero y tomar posesión de nuestra facultad comunicativa. Identificar, después, las fortalezas y debilidades de nuestras diversas formas de comunicación. Hay quiénes manejan con gran talento el castellano escrito, pero son limitados en su habla, o todo lo contrario. Los ojos, las manos, el cuerpo, el tono de voz, el rostro, por citar sólo algunos factores, son poderosos y cautivantes formas de comunicación. Vicente Huidobro, el notable poeta chileno, le pregunta a su amada:

¿Acaso ibas a ser muda, que Dios te dio esos ojos?

Y en otro texto, sostiene: "No hay que describir la rosa, hay que hacerla florecer en el poema."

Con

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