Critica Al Lenguaje
MORFOSINO10 de Marzo de 2013
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Asistimos, pues, a una crítica de los fundamentos de la teoría sofística del lenguaje. Sólo sobre la base del puro convencionalismo y el relativismo es posible utilizar el lenguaje como instrumento de persuasión y de poder. Este es un tema constante de los diálogos llamados socráticos: el lenguaje cotidiano no sólo es insuficiente sino que constituye la barrera principal que nos impide alcanzar la verdad.
Si en el Crátilo se efectúa la crítica de los fundamentos teóricos de la teoría del lenguaje de los sofistas, en otros lugares encontramos la crítica de la práctica lingüística que es posible construir sobre tales fundamentos. Tomemos como ejemplo el diálogo Eutidemo cuya finalidad principal es contraponer el método erístico de refutación de los sofistas con el método mayeútico de Sócrates. Ambos métodos tienen en común servirse del uso de preguntas y respuestas, pero, a diferencia de la mayeútica, la erística no busca la verdad, sino sólo obtener una victoria dialéctica recurriendo a toda clase de ardides: introducción de términos equívocos, utilización de falacias, etc.
Más de la mitad del diálogo corresponde a las falacias con las que dos sofistas acorralan y aturden al joven Clínias, quien lejos de aprender algo, está cada vez más confuso. La erística no proporciona saber alguno; peor todavía, desanima a encontrar por medio del diálogo algún conocimiento, pues no se preocupa sino de refutar los argumentos a través de las palabras con las que son expresados, aprovechando las ambigüedades presentes en el lenguaje. El contrapunto lo ponen las intervenciones de Sócrates para desenmascarar las argucias empleadas por los sofistas, cuyo método considera un simple pasatiempo:
Semejantes enseñanzas no son, sin embargo, más que un juego -y justamente por eso digo que se divierten contigo-; y lo llamo "juego", porque si uno aprendiese muchas sutilezas de esa índole, o tal vez todas, no por ello sabría más acerca de cómo son realmente las cosas, sino que sólo sería capaz de divertirse con la gente a propósito de los diferentes significados de los nombres... [Eutidemo, 278b]
Frente a este modo de proceder, Sócrates opondrá la mayeútica, que también se vale de preguntas y respuestas, pero está dirigida a la búsqueda en común de algún conocimiento estable por encima de las ambigüedades del lenguaje cotidiano. Cuando Sócrates interroga a Clínias introduce también términos equívocos, pero esto no impide la validez de los argumentos. La ambigüedad del lenguaje es el punto de partida necesario, de ahí la necesidad de la definición rigurosa, que consiste en llegar a un acuerdo entre los interlocutores sobre el significado de los nombres que emplean. La condición necesaria para que el lenguaje pueda servir de instrumento para alcanzar el conocimiento es la definición rigurosa de los términos. Al no realizar esta operación, la erística consiste simplemente en pasar de un sentido a otro de un mismo término, lo que conduce inevitablemente a la paradoja y la contradicción.
La mayeútica socrática produce conocimiento o, al menos, permite clarificar los términos en que es enunciada la cuestión. Tal vez al final nos encontremos sin haber encontrado una solución satisfactoria; aparentemente el diálogo no ha servido para nada puesto que seguimos sin conocer lo que queríamos conocer, pero no nos encontramos en la misma situación porque:
a) se han clarificado y precisado los términos que hemos de emplear en la indagación; es decir, hemos eliminado las ambigüedades propias del lenguaje cotidiano y los interlocutores saben con precisión a qué se refieren con el uso de las palabras;
b) hemos desechado las nociones espontáneas adquiridas acríticamente y reconocemos nuestra ignorancia, mientras antes, llevados por el embrujo del lenguaje,
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