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Cronicas de un misterio teotihuacano


Enviado por   •  20 de Agosto de 2015  •  Tareas  •  1.079 Palabras (5 Páginas)  •  124 Visitas

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Crónicas de un misterio teotihuacano

Durante la mañana del domingo, llegué al punto de reunión con mi par de colegas: Ariel y Jane. No había escuchado cuando me llamaron para avisarme que se encontraban esperando. Estaba por comenzar una aventura que jamás olvidaríamos; pronto descubriríamos la frontera que se distingue entre la ficción y la razón o entre la vida y la muerte.

Comenzamos nuestro viaje completamente felices, compartiendo risas e intercambiando chistes que rompieran con el silencio que se sembraba a causa de un encuentro en un día poco común. Estábamos a la poca expectativa de la magia que nos esperaba en Teotihuacan, lugar del que sabíamos lo normal: pirámides construidas sobre un terreno enorme donde abundaban nopales y magueyes. Aquellos monumentos históricos eran construidos quizás por los aztecas como bien venía en nuestro conocimiento general.

El aire de la carretera se filtró por nuestras ventanas. Comenzábamos a respirar los deliciosos aires que se encontraban en las zonas poco urbanas. Además, a nuestros alrededores habían poblados que se desaparecían en segundos, todos ellos guardando aun así tantas historias como las que conoceríamos en nuestro imponente destino.

Una media hora después y tras un viaje de aproximadamente quince minutos sobre la autopista, el grandioso pueblo de San Juan Teotihuacan nos dio la bienvenida. Su marco de color salmón en la entrada cargando con unas brillantes letras de oro nos hicieron sentir rápidamente en tierras mágicas que tienen tantos secretos como historia.

Bajamos del vehículo y el primer lugar que visitamos fue la enorme plaza del centro, cuyo parque instalaba en su interior a los primeros tianguis que veríamos en nuestro recorrido. Las artesanías y los productos oriundos del lugar como alimentos típicos atrajeron nuestra atención; de entre ellos, una bebida fría compuesta de cacao y maíz prometió ser una delicia entre nuestra preferencia. Ariel decía conocerlas y saber de los conocidos “Pozol”. Jane lo quiso. Ambos compramos uno por veinte pesos, el sabor era exquisito y sin duda lo probaría de nuevo.

Cerca del mismo puesto donde probé aquella bebida por primera vez, nos encontramos con un venerable caballero que laboraba con telas de colores vivos y muy patrióticos; refiriéndome más a los azules turquesas y rosas mexicanos que tanto nos identifican sin ser símbolos nacionales.

El hombre nos platicó, mientras trabajaba en su rebozo, que en las pirámides había sucedido algo muy fantástico referente a los aztecas. Jane intervino con una pregunta muy importante: “¿No fueron los aztecas quienes construyeron las pirámides?”. El sastre nos comenzó a contar una historia que consistía en la llegada de aquella poderosa civilización a estas tierras: Los aztecas simplemente descubrieron la zona arqueológica hace mucho tiempo, sin embargo, ellos no construyeron el lugar, sino que solamente bautizaron las pirámides y la ciudad.

Es increíble para mí que detrás de la historia de un lugar que visité toda mi vida hubiese tanto misterio. En realidad, no se sabe que pudo haber pasado con los primeros pobladores. Por el momento, se desconoce y no se tiene documentada la vida de las personas que vivieron en la gran metrópoli de Mesoamérica los primeros días.

Más tarde, viajamos en automóvil de nuevo y bajamos a uno de los pintorescos barrios, pertenecientes a la misma localidad, para visitar uno de los populares baños de vapores herbales que alejan malas vibras y otras impurezas del espíritu que supuestamente perturban la paz interior. En dicho lugar, nos introducimos en una cavidad de piedra adornada con muchas figuras representantes de las deidades aztecas antiguas y que se veneraban en rituales.

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