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Cuadernillo De Comunicacion


Enviado por   •  26 de Febrero de 2015  •  7.417 Palabras (30 Páginas)  •  200 Visitas

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3. Ámbito de Construccion de Ciudadanía: COMUNICACIÓN Y TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN

Introducción

Hablar de comunicación en esta época probablemente resulte una tarea compleja, dado que el término ha adquirido una diversidad de significaciones. Los medios , principalmente los masivos, comunican al difundir información, pero también lo hacen las empresas al publicitar sus productos, los artistas a través de sus obras y los expertos que interpretan la opinión pública mediante sondeos de opinión, encuestas y entrevistas. Y por si todo esto fuera poco, comunicar es lo que hacemos día a día cuando nos relacionamos con los demás, no sólo a través del lenguaje, sino por medio de gestos, imágenes, movimientos, silencios.

La imprecisión del campo específico de conocimiento sobre la comunicación dificulta establecer objetos de estudio acotados o teorías únicas, pero tampoco es objeto de la escritura de este ámbito el desarrollo particular del campo de investigaciones sobre la comunicación. Sólo se mencionará que la investigación en comunicación comienza a consolidarse justamente cuando estallan las formas tradicionales de entender la ciencia, cuando se visualiza que la sociología, la antropología, la semiótica, entre otras disciplinas, ya no podían explicar los procesos sociales por sí solas, sin compartir miradas, herramientas, enfoques. El campo comunicacional fue construyéndose, entonces, desde el intento de desembarazarse de reduccionismos y de interpretaciones fraccionadas sobre la realidad social, integrando teorías que le permitieran una mayor comprensión de la complejidad e interdependencia de los procesos sociales . No obstante, no se propone caer aquí en la aseveración de que “todo es comunicación”. Toda práctica socio-cultural tiene una dimensión comunicacional, en tanto construye significados que pueden interpretarse desde la mirada de la comunicación, pero no es solamente comunicacional.

Cuando los docentes se vinculan con las y los adolescentes y jóvenes en el marco del espacio escolar resulta imprescindible tener en cuenta las prácticas comunicativas que forman parte de su vida cotidiana. Los jóvenes están en contacto con múltiples formas de expresión y de relacionamiento que muchas veces son diferentes a las de los adultos. Por esa razón, es necesario abordar –conocer y reconocer- el mundo de los medios y las tecnologías, el rock y la cumbia, los partidos de fútbol, los videoclips y los programas de televisión, las murgas y los espacios de encuentro en el barrio, entre muchas otras prácticas y consumos culturales habituales en la vida de los jóvenes y a partir de los cuales se van constituyendo como ciudadanos.

Llevar adelante proyectos desde la comunicación en el marco de la materia Construcción de Ciudadanía posibilita que los jóvenes construyan una mirada reflexiva respecto del mundo en que viven –caracterizado como “sociedad de la información”- y de las prácticas comunicacionales que ponen en juego día a día, ejerciendo en el espacio escolar sus derechos a la información, la comunicación, la participación y la construcción de significados compartidos. También permite que los educadores comprendan y valoren aquellas prácticas, se acerquen a las culturas de sus alumnos y reconozcan los puntos de encuentro, los intereses y los saberes que los reúnen.

Para ello es preciso aclarar algunos elementos que definen y constituyen la comunicación, entendiendo que la misma, no sólo da cuenta de un objeto de estudio difuso, sino que además implica una determinada perspectiva de abordaje de los procesos sociales y constituye una herramienta para la producción de estrategias de trabajo.

Comunicación, discursos y culturas

La comunicación puede comprenderse más bien como un proceso de producción de significados o representaciones simbólicas, íntimamente ligado a la cultura, en el que se producen continuas luchas por la definición social de esos sentidos. Varios autores utilizaron la metáfora de la red para describirla: cada discurso se entrelaza con otros, en una red infinita. Cabe aclarar que los discursos no pertenecen sólo al lenguaje. Pueden comprenderse más bien como significados que se producen en un tiempo y en un espacio determinado –es decir, que están ligados al contexto socio-histórico en que fueron producidos-, que circulan en la sociedad, relacionándose con otros significados constituidos históricamente, dando lugar a determinadas prácticas, ideas, valores, percepciones, etc.. Es por ello que las prácticas sociales también constituyen discursos.

Desde esta perspectiva, la comunicación no puede entenderse desde el esquema que propone la transmisión de un mensaje por parte de un emisor que lo produce hacia un receptor que lo recibe, causando un determinado efecto y suponiendo que ambos comparten los mismos códigos. Un discurso, producido por un determinado actor social, en una situación concreta, no produce necesariamente un solo efecto en quienes lo decodifican. Puede dar lugar a múltiples interpretaciones y configuraciones de significado. De esta forma, la noción misma de emisor y receptor, así como la idea de efecto, pierden sentido.

Tanto en la producción como en la recepción de los discursos inciden múltiples factores (económicos, sociales, culturales, psicológicos, políticos, etc.) que van delimitando ciertas posibilidades de sentido y clausurando otras. Esta indeterminación relativa del discurso no significa que los actores sociales tengan total libertad para interpretar de cualquier manera las formas simbólicas. Pueden construir diversas interpretaciones, no obstante, hay dos dimensiones que operan determinando en parte este proceso:

Por un lado, el proceso de producción de los discursos, la forma en que son construidos, promueve algunos límites dentro de los que opera la recepción. Si cada persona interpretara un determinado discurso como se le ocurriera, si no existiera cierta relación de reciprocidad entre el momento de codificación y el de decodificación, entonces nadie podría comunicarse. Cabe aclarar que la correspondencia entre estos dos procesos (codificación y decodificación) “no está dada sino construida. No es ‘natural’ sino producto de una articulación entre dos momentos distintivos. Y el primero no puede garantizar ni determinar, en un sentido simple, qué códigos de decodificación serán empleados” (Hall, 1980:186).

Por otro lado, los actores sociales se hallan condicionados –aunque, como ya se mencionó, nunca de forma absoluta-, por factores socioeconómicos, por el lenguaje, por sus matrices culturales, por la etnia, por

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