Cuento La Marca

LA MARCA

Voy a contar una historia jamás relatada, es una aventura extraña que me ocurrió y que me remitió inmediatamente a los símbolos patrios; antes de que me pasara esto no sabía su significado exacto ni me interesaba, pero esto cambió mi vida y mi mentalidad como mexicana, y serán los primeros en leer esta historia.

Tenía sólo 12 años de edad y mi vida era completamente infeliz en el sentido de que mis compañeras de la secundaria me hacían la vida imposible con desplantes como abucheos en clase, desprecios, discriminación, en fin, nadie me valoraba.

Una ocasión en la que regresaba ya entrada la tarde de la biblioteca, me encontré a tres de mis compañeros de los que recibía más faltas de respeto y aunque traté de ignorarlos y seguir mi camino, ellos me siguieron, me emparejaron el paso y en un descuido me sujetaron de los brazos y los pies y me llevaron a un lugar extraño; al llegar ahí me aventaron y me di un golpe en la cabeza que me provocó un desmayo y al ver esto, se echaron a correr dejándome sola bajo la noche sombría.

Después de un par de minutos desperté y mi cuerpo se puso tenso al darme cuenta del lugar en el que me encontraba, soy muy nerviosa y me asusto fácilmente; cuando me repuse del golpe volteé para corroborar qué es lo que me había golpeado, fue entonces cuando me di cuenta de que ese objeto era una clase de llave con el Escudo de la Bandera grabado, la tomé y cuando la luz de la luna resplandeció pude darme cuenta de una frase grabada que decía: “Tú corazón tan puro y tu alma tan sincera; tú eres la elegida para hacer uso de esta llave”. La llave se me resbaló de las manos y al caer al suelo todo se iluminó con una luz que provocó que cerrara mis ojos y al abrirlos nuevamente todo se tornó opaco y giraban en torno a mí los recuerdos de mi niñez, cuando aprendí a caminar, a escribir… todo era tan confuso.

Mi mente daba vueltas y me sentí mareada. Enseguida vino a mí un recuerdo del que no estaba consciente; yo había nacido con una marca extraña en la parte posterior del cuello, era la misma que se encontraba en aquella llave: el Escudo Nacional. En ese momento repentinamente apareció un señor frente a mí que me mostró varias puertas, recuerdo que me explicó que en cada una había una cosa que el futuro me tenía destinada; yo estaba nerviosa, me temblaban las piernas y sentía un escalofrío que recorría todo mi cuerpo.

Cuando elegí una de las puertas por la cual avanzar, el señor me pidió abrirla con la llave que llevaba conmigo. Al abrirla me llevé un susto terrible que me arrancó un fuerte grito, pues tras la puerta se vislumbraba un camino sangriento y oscuro, se sentía un ambiente muy extraño sin embargo avancé varios pasos hasta que la puerta se cerró dejándome atrapada en ese extraño mundo. Al final del escabroso camino había una Bandera, la Bandera Mexicana pero aquella no tenía grabado el

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