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Cuento de Guerra


Enviado por   •  3 de Junio de 2017  •  Apuntes  •  1.022 Palabras (5 Páginas)  •  188 Visitas

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Corría el año de 1945, Paul Creed se disponía a dar la última revisión de su aeronave; al parecer tendría el honor de probar un Grumman F6F Hellcat nuevo, cosa que últimamente gracias a los ataques aéreos sufridos durante los meses anteriores, se estaba volviendo común para su unidad. Paul acostumbraba a pilotar bombarderos, su favorito era un Boeing B-29, pero esta ocasión agradecía no tener que usarlo. Tomó sus mapas y una licorera llena de un viejo y amargo whiskey; desde hace ya algunos meses que no podía salir sin ella, a pesar de estar prohibido, pero sus oficiales lo pasaban por alto, pues entendían que bajo las circunstancias actuales, volar sin un trago en la mano era muy arriesgado, “un hombre con una mano temblorosa, podría soltar su cargamento en nuestras narices” repetía una y otra vez en tono siniestro un viejo mecánico que se encargaba de revisar las naves; y al parecer los oficiales a cargo lo tomaban bastante enserio, pues no había ninguno que revisara a los pilotos para cerciorarse de que no subieran con aliento alcohólico o portando alguna licorera.

Paul puso en marcha el motor, dio un trago a su apreciado whiskey y  enfiló  su Grumman a la pista de despegue. La misión era simple el día de hoy: sobrevolar territorio enemigo en busca de señales hostiles, y en dado caso de encontrar alguna, solo tendría que reportarla y retirarse de nuevo hacia la base; -nada de explosiones por hoy- pensó en voz alta mientras los instrumentos señalaban que era hora de partir, esperó la orden y aceleró lo suficiente como para que la nave despegara el tren de aterrizaje del suelo, tomó rumbo al horizonte mientras se repetía mental mente –nada de explosiones por hoy, nada de explosiones por hoy- a menos claro que, su propio avión fuese quien explotara.

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Gary Pervier puso el motor en marcha, se dirigió a la pista mientras recibía las últimas instrucciones para el despegue. Se sentía como en casa; volaba desde hacía algún tiempo un North American P-51 Mustang, un caza en el cual Gary se sentía más seguro que en cualquier base en tierra. A pesar de su poco entrenamiento, desde su primer vuelo había sentido una conexión que ni el mismo podía explicar, una sensación de euforia recorría todo su cuerpo justo cuando el caza dejaba de apoyarse en la tierra para elevarse por los cielos; el frío metal pasaba a ser parte de una extensión más de su cuerpo, era como regresar a ser niño, como cuando jugaba a pilotear una caja de cartón en forma de (con bastante imaginación) nave espacial; esa nave podía recorrer la circunferencia de la Tierra en el tiempo desde que llegaba de la escuela, hasta que mamá tardaba en terminar de hacer la comida; o al menos así lo recordaba, como cuando jalaba el timón de tubos de plástico y su nave espacial se levantaba por los aires sin ningún esfuerzo, antes de pensar en que podría chocar contra un meteorito su mano estaba en el botón dibujado con crayola que lanzaba los misiles más potentes que una nave digna pudiese tener. Así lo recordaba, así lo sentía, y se sentía bien.

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