¿CÓMO PODEMOS LOGRAR QUE LA INVESTIGACIÓN SE CONVIERTA EN LA HERRAMIENTA CLAVE DEL PROCESO ENSEÑANZA- APRENDIZAJE?

¿CÓMO PODEMOS LOGRAR QUE LA INVESTIGACIÓN SE CONVIERTA EN LA HERRAMIENTA CLAVE DEL PROCESO ENSEÑANZA- APRENDIZAJE?

Sin lugar a dudas, el lugar más importante para la socialización del conocimiento es la escuela. Pero la escuela no es un lugar estético, en torno a ella giran procesos asociados por la forma como aprenden los educandos y como se desarrollan los procesos pedagógicos y didácticos. En torno a esto, cada día surgen problemas que deben ser solucionados y por ello es necesario que con el objetivo de mejorar, el docente deba asumir las acciones pertinentes y es aquí donde él debe asumir el papel de investigador.

Al respecto Eloísa Vasco Montoya dice “lo importante es que los maestros realicen procesos de tipo investigativo en y sobre su propia práctica”.

Es claro que el docente haga de su práctica educativa un proceso destinado a generar nuevos conocimientos y nuevas formas de concebir el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Si se toma esta concepción, es claro que el proceso de investigación está destinado a ser una poderosa y vital herramienta para el proceso d enseñanza-aprendizaje. En este sentido es la práctica educativa la que provee la base principal para cambiar la concepción del papel del docente.

Es entonces en la práctica educativa donde se encuentra el verdadero papel del docente para dinamizar, para oxigenar, para cambiar el paradigma de una escuela estática y que basa sus proceso en la transmisión y que se ocupa más de los resultados académicos que del mismo proceso y de la forma como se obtienen esos resultados.

La escuela de hoy requiere de docentes capaces de visionar desde su quehacer en compromiso con el conocimiento real de todas las situaciones y dificultades que los alumnos tengan en la apropiación de los conocimientos.

Son esas problemáticas las que direccionadas de forma ordenada permiten mejorar los procesos académicos; para ello es necesario que el docente comience por plantearle interrogantes, los analice, los entienda e inicie las acciones investigativas para superar todas esas dificultades.

“Esa manera renovada de percibir requiere que el maestro reconozca a sus alumnos en la situación escolar, los alumnos son personas concretas, con sus propias preguntas, inquietudes y sentimientos si el maestro no cae en la cuenta de este hecho, no podrá romper el ciclo de la rutina pues no verá a sus alumnos y tampoco podrá iniciar un proceso de investigación dentro de su práctica”. A tenor de este constructo teórico, es claro y evidente, que el docente además de manejar contenidos, estrategias, es necesario que él conozco las individualidades y haga de todas ellas un constructo general. Entonces el docente tiene en la investigación un instrumento que le permitirá conocer a cada uno de sus educandos, le permitirá identificar sus intereses, sus motivaciones, así como también sus requerimientos, sus problemas y sus frustraciones frente al proceso de enseñanza-aprendizaje.

Entonces si el proceso de investigación basado en la práctica diaria en el aula, se convierte en una poderosa herramienta para mejorar el proceso de enseñanza y con ella lograr mejores niveles de aprendizaje el cual se ve reflejado en el rendimiento académico. Pero todo esto sería en vano si el docente no desarrolla una actitud de investigador, de comprender cuales son las fallas y los aciertos, y en ese sentido convertir las fallas en aciertos y los aciertos en oportunidades a ser mejorados constantemente.

Si la investigación ayuda a generar conocimientos, ayuda a mejorar los procesos y nos conduce a conocer a todos y a cada uno de los educandos, entonces se constituye en una herramienta transformadora e innovadora del quehacer diario en el aula y de ir generando nuevas perspectivas de aprendizaje que respondan a necesidades reales, y con ello, ser el motor del cambio social desde la escuela.

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