DESEMPEÑO ECONOMICO EN EL TRANCURSO DEL TIEMPO
mmsk6 de Octubre de 2013
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La historia económica versa sobre el desempeño de las economías en el transcurso de los años. El objetivo de las investigaciones en este campo no sólo es hacer que el pasado económico sea más claro, sino también contribuir a la teoría económica al proporcionar un marco analítico que nos permita entender el cambio económico. Una teoría de la dinámica económica comparable en su precisión a la teoría general del equilibrio sería la herramienta de análisis ideal. Al no existir dicha teoría, podemos describir las características de economías pasadas, examinar el desempeño de la economía en diferentes momentos y llevar a cabo análisis de estática comparada, pero faltaría un entendimiento analítico de la manera en que evolucionan las economías. económico. No es un secreto el ¿ porqué este campo no ha logrado desarrollarse durante las cinco décadas que siguieron el fin de la segunda Guerra Mundial. La teoría neoclásica es sencillamente una herramienta inadecuada para analizar y prescribir políticas que induzcan el desarrollo. Se preocupa por la operación de los mercados mas no de cómo éstos se desarrollan. ¿Cómo puede prescribir políticas sin entender la manera en que se desarrollan las economías? Son precisamente los métodos utilizados por los economistas neoclásicos los que han impuesto el tema y los que han militado en contra de tal desarrollo. Esa teoría, en la forma prístina que le otorgó precisión matemática y elegancia, modeló un mundo sin fricciones y estático. Al aplicarla a la historia y el desarrollo económicos, se centró en el desarrollo tecnológico y más recientemente en inversiones de capital humano, pero hizo de lado la estructura de incentivos presente en instituciones que determinan el grado de inversión social en dichos factores. En el análisis del desempeño económico a lo largo de los años, esa teoría incluyó dos supuestos erróneos: i) que las instituciones no tienen importancia, y ii) que el tiempo no importa.
Este ensayo es sobre instituciones y tiempo. No ofrece una teoría de la dinámica económica que se pueda comparar con la teoría de equilibrio general. No contamos con semejante teoría.1 Más bien, proporciona el andamiaje inicial de un marco analítico capaz de aumentar nuestra comprensión de la evolución histórica de las economías y una guía, necesariamente burda, para las políticas en su tarea constante de mejorar el desempeño económico de las economías. El marco analítico es una modificación de la teoría neoclásica. Conserva el supuesto básico de escasez, y por ende competencia, y las herramientas analíticas de la teoría microeconómica. Modifica el supuesto de racionalidad. Añade la dimensión del tiempo.
Las instituciones forman la estructura de incentivos de una sociedad y, por tanto, las instituciones políticas y económicas son las determinantes fundamentales del desempeño económico. El tiempo, en tanto se relaciona con cambios económicos y sociales, es la dimensión en la cual el proceso de aprendizaje de los humanos conforma la manera en que se desarrollan las instituciones. Esto es, las creencias que mantienen los individuos, los grupos y las sociedades y que determinan sus preferencias son consecuencia de su aprendizaje a lo largo del tiempo, y no sólo del lapso de vida de un individuo o de una generación; son el aprendizaje incorporado en individuos, grupos y sociedades, acumulativo en el tiempo y transmitido de una generación a otra por la cultura de cada sociedad. En las dos siguientes secciones de este ensayo se resume el trabajo que, con otros, he realizado sobre la naturaleza de las instituciones y la manera en que afectan el desempeño económico (sección ii), para posteriormente caracterizar la naturaleza del cambio institucional (sección iii).2 En las cuatro secciones restantes se describe un enfoque cognoscitivo-científico sobre el aprendizaje humano (sección iv); se proporciona un enfoque institucional-cognoscitivo en la historia económica (sección v); se señalan las implicaciones de este enfoque para mejorar nuestra comprensión del pasado (sección vi) y, por último, se mencionan consecuencias para políticas actuales de desarrollo (sección vii).
II
Las instituciones son imposiciones creadas por los humanos y estructuran y limitan sus interacciones. Se componen de imposiciones formales (por ejemplo, reglas, leyes, constituciones), informales (por ejemplo, normas de comportamiento, convenciones, códigos de conducta autoimpuestos) y sus respectivas características impositivas. En conjunto, definen la estructura de incentivos de las sociedades, y específicamente de las economías.
Las instituciones y la tecnología utilizada determinan los costos de las transacciones y las transformaciones que se suman a los costos de producción. Fue Ronald Coase (1960) quien hiciera la relación fundamental entre instituciones, costos de transacción y la teoría neoclásica.
El resultado neoclásico de mercados eficientes sólo se obtiene cuando las transacciones no tienen costo. Sólo según condiciones de negociación sin costo los actores llegarán a la solución que maximiza el ingreso agregado, independientemente de los arreglos institucionales. Cuando negociar sí tiene un costo, las instituciones cobran importancia. Y negociar implica un costo. En un estudio empírico, John J. Wallis y North (1986) demostraron que, en 1970, 45% del pib estadunidense se dedicaba al sector de transacciones. Se crean mercados eficientes en el mundo real cuando la competencia es lo suficientemente fuerte, por arbitraje y realimentación eficiente de información, para aproximarse a las condiciones transacción-costo-cero de Coase, y las partes pueden realizar las ganancias del comercio inherente en el argumento neoclásico.
Pero los requisitos informativos e institucionales necesarios para alcanzar mercados tan eficientes son estrictos. Los jugadores no sólo deben tener objetivos; deberán asimismo conocer la manera correcta de lograrlos. ¿Pero cómo saben los jugadores cuál es la manera correcta de lograr sus objetivos? La respuesta desde la perspectiva de la racionalidad instrumental es que, a pesar de que los actores pueden tener modelos inicialmente distintos y erróneos, el proceso informativo de realimentación y los árbitros corregirán los modelos en un principio incorrectos, castigarán el comportamiento descarriado y llevarán a los jugadores sobrevivientes a corregir modelos.
Un requisito incluso más riguroso del modelo de la disciplina del mercado competitivo es que, cuando existen costos de transacción significativos, las consiguientes instituciones del mercado se diseñarán para inducir a los actores a adquirir la información esencial que les llevará a corregir sus modelos. La implicación es no sólo que las instituciones se planean con el fin de obtener resultados eficientes, sino que pueden ignorarse en un análisis económico puesto que no tienen una función independiente en el desempeño económico.
Éstos son requisitos estrictos que sólo se cumplen excepcionalmente. Los individuos por lo general actúan con base en información incompleta y con modelos subjetivamente derivados que con frecuencia son erróneos; la realimentación de la información es por lo general insuficiente para corregir estos modelos subjetivos. Las instituciones no necesarias –ni incluso usualmente– son creadas con el fin de ser socialmente eficientes; más bien, éstas, o por lo menos las reglas formales, son creadas para servir los intereses de quienes tienen el poder de negociación para crear nuevas reglas. En un mundo de transacciones de costo cero, el poder de negociación no afecta la eficiencia de los resultados, pero en un mundo de costos positivos, sí afecta.
Es excepcional encontrar mercados económicos que se aproximen a las condiciones necesarias para lograr la eficiencia. Es imposible encontrar mercados políticos que lo hagan. La razón es muy clara: los costos de las transacciones son los de especificar lo que se está intercambiando y los de hacer valer los acuerdos consiguientes. En los mercados económicos, lo que se especifica (mide) son los atributos valiosos –las dimensiones físicas y de derechos de propiedad– de los bienes y servicios o del desempeño de los agentes. Si bien la medición con frecuencia es costosa, hay algunos criterios estándar: las dimensiones físicas tienen características objetivas (tamaño, peso, color, etcétera), y las dimensiones de derechos de propiedad se definen en términos legales. La competencia también tiene una función decisiva en reducir los costos de implantación. El sistema judicial ofrece cumplimiento coercitivo. No obstante, en el pasado y hoy, los mercados económicos son característicamente imperfectos y están agobiados por altos costos de transacción.
El medir y hacer valer los acuerdos en mercados políticos es mucho más complejo. Lo que se intercambia (entre electores y legisladores en una democracia) son promesas por votos. El votante difícilmente busca informarse porque la probabilidad de que su voto personal sea decisivo es muy escasa; además, la complejidad de los problemas produce una incertidumbre genuina. La ejecución de acuerdos políticos está plagada de dificultades. La competencia es mucho menos efectiva que en los mercados económicos. En lo que se refiere a una variedad de políticas sencillas, fáciles de medir, y de importancia para el bienestar del elector, éste muy bien puede estar informado, pero más allá de temas claros de política, sobreviene el estereotipo ideológico y (como examinaré adelante, en la sección iv), modela el consiguiente desempeño de las economías.3 Es la organización política
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