Dalia Ferreira

Universidad de Los Andes

Dr. Pedro Rincón Gutiérrez

Escuela de Comunicación Social

Arte y literatura venezolana

Táchira-San Cristóbal

La ciudad como experiencia individual y colectiva en la deconstrucción fotográfica de Dalia Ferreira

Hernández W., Andrea J.

V.-22.645.021

San Cristóbal, 13 de julio de 2012

La fotografía desde sus orígenes se ha convertido en un elemento artístico por excelencia. Con la invención de la caja oscura los artistas aprovechan este recurso para perfeccionar sus obras y hacerlas más cercanas a la realidad. Posteriormente la caja oscura evolucionó hasta convertirse en la primera cámara fotográfica y con ella se alcanza lo que ni la obra de arte más naturalista podría lograr: reflejar la realidad.

Desde entonces la fotografía toma esta cualidad como la principal en su haber. Que el hombre logrará crear un artefacto con la capacidad de plasmar un hecho o un retrato sin necesidad de tener habilidades en la pintura es un avance tecnológico y artístico. Aunque en sus inicios la fotografía no fue aceptada directamente como arte.

Laszlo Moholy-Nagy, citado por Josune Dorronsoro* , revela la estéril discusión entre el arte y la fotografía:

“La antigua querella entre artistas y fotógrafos a fin de decidir si la fotografía es un arte, es falsa. No se trata de reemplazar la pintura por la fotografía, sino de clarificar las relaciones entre fotografía y la pintura actuales, y evidenciar que el desarrollo de los medios técnicos, surgidos de la revolución industrial, ha contribuido grandemente en la génesis de nuevas formas dentro de la creación óptica."

Esta afirmación realizada décadas atrás, aún tiene vigencia en la actualidad. Hoy podemos afirmar que la fotografía no sólo es un avance tecnológico que hace posible capturar una imagen de la realidad, fiel a los detalles, sino que además no cabe duda de que es arte, e incluso actualmente es recurso artístico por excelencia de la integración del arte de vanguardia.

Desde el pictorialismo, rayógrafos, el dadaísmo, con sus collage de recortes de prensa y revista formulando ideas hasta el fotomontaje como elemento de construcción de collage, son parte de la amplitud de oportunidades artísticas que la fotografía ofrece

En Venezuela, nombres de importantes fotógrafos artísticos de trayectoria como Nelson Garrido resuenan en los oídos, principalmente en los de aquellos amantes del arte.

Pero son muchos los fotógrafos venezolanos que han decidido separarse de la fotografía netamente comercial para incursionar en la fotografía artística.

Tal es el caso de Dalia Ferreira. Tomando sus fotografías las coloca en un “caballete digital” usando el mouse como pincel, Dalia Ferreira convierte la realidad en ficción. Su punto de partida es la fotografía para luego tomar su obra y la someterla a modificaciones digitales que dan vida a su estilo particular.

La periodista y fotógrafa caraqueña conocida por sus intervenciones digitales que abordan la temática urbana en forma crítica y con toques de humor e ironía, ha registrado su ciudad natal, desde todos los ángulos posibles, lo que le ha servido para hacer una biblioteca de imágenes, donde se registra el cambio del paisaje arquitectónico de Caracas a lo largo de las últimas décadas.

Hija de un profesor de matemática y columnista en diarios venezolanos, que en su época fue crítico del sistema educativo venezolano y de una casi doctora, que abandonó sus estudios para dar cuidado a sus hijos.

Dalia Ferreira incursionó en el arte desde muy tempranos años, cuando sus padres la introdujeron en la música. Cansada de tocar el teclado y ansiosa por explorar otras áreas artísticas, vende su teclado para poder adquirir su primera cámara de fotografía, una Cannon EOS, con la cual cultivó profusamente la fotografía en blanco y negro, armando su laboratorio de revelado casero, en el cual pasaba días y noches sin salir siquiera.

Continúo sus estudios de periodismo en la Universidad Católica Andrés Bello y a la par de ellos se incluía más en el mundo fotográfico. Su orientación artística nace de la mano de los fotógrafos Nelson Garrido en Caracas en 1989, Steffen Rassmussen, Copenhagen en 1991,Taller Ana María Yánez en Caracas y Rodrigo Benavides. Fue fotógrafa de coproducciones y espacios dramáticos

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