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Danza De Concheros

Folkly21 de Febrero de 2015

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La danza de Concheros, llamada también Danza Azteca o propiamente Danza de Conquista, en la manifestación real y palpable de la supervivencia actual de la tradición indígena azteca o mejor dicho Náhuatl. Se nombra también Danza Chichimeca y Danza Tolteca, sin que por ello implique diferencia alguna. Los diversos nombres se refieren a las diferentes regiones de donde provienen, ya que la danza abarca varios estados de la república. Se encuentra principalmente en los estados del interior, Guanajuato y Querétaro, así mismo en el estado de México, en Tlaxcala, Puebla, Morelos, Guerrero, Jalisco, San Luis Potosí y también el Distrito Federal. Todas estas danzas son de un carácter eminentemente ritual religioso. Máxime que es un inefable hibridismo resultante de la simbiosis necesaria, entre la religión indígena y la religión cristiana; simbiosis que surge inevitablemente en la coexistencia de dos religiones. Ambas partes de un punto común. EL MITO SOLAR, diferenciándose simplemente en su manifestación cultural la religión cristiana representa la cultura del trigo y la indígena del maíz fuente y origen del indígena americano. El origen de estas danzas se remonta a la independencia de la tribu azteca cuando deja de ser tributaria del reino de Azcapotzalco. Bajo la dirección de Tlacaelel se inicia la organización de la vida social y sobre todo la vida religiosa, asentando los fundamentos de expresión, esplendor y grandeza del pueblo azteca que perdura por medio de las danzas, que son el sistema de enseñanza para los iniciadores de los no-iniciados en la tradición, los mitos y los conocimientos científicos de aquella época que reducimos a pasos, figuras y evoluciones, conservan el simbolismo de la sabiduría indígena. Aunque revestidos de un cariz aparentemente cristiano, la danza ha creado un sincretismo extraordinario, por lo cual no ha perdido su esencia esotérica, que continúa vigente hasta hoy. La falta de conocimiento de ella, es consecuencia del hermetismo lógico, dada su naturaleza de rito sagrado. Así en la tradición de danza Conchera, se han preservado, a través del rito, el canto y la danza, elementos de las antiguas culturas, operando, repito, un proceso de sincretismo, que ha permitido que la herencia de nuestros ancestros siga viva, en el México actual. En el México colonial, la reunión de guerreros estaba prohibida y la danza inevitablemente les convocaba a unirse, por ende, el ingenio indígena, su visión futura de la vida, le lleva a solicitar el rendir tributo a la Santa Cruz, a través de la presentación de ofrendas, la danza es una de ellas, así aseguro, que por siempre jamás, presentaría su ofrenda de ritos, danza y cantos, a la Santa Cruz, cada 14 de septiembre, de ahí que, para dicha fecha, llegaran “danzantes”, de muy diversos lugares de América, pues este sitio durante muchos años, fue de los pocos en donde se permitía, la reunión de guerreros, por medio de la promesa hecha a la Santa Cruz. A través de la persistencia de fiestas y rituales, en donde se aplicaron las formulas ancestrales, el indígena encontró una vía para mantener firme su voluntad y cohesión como grupo. Así percibían los grupos autóctonos, el avance del conquistador: “...gente extraña llega a esta tierra, en la que nacimos y en la que vivieron nuestros padres y abuelos, nos ordenan abandonar nuestra forma de vida, nos forzan a concentrarnos a la sombra de un templo y bajo una religión ajena, nos obligan a obedecer a una autoridad que desconocemos, a someternos a unas leyes impuestas por las armas, que chocan de principio con nuestras tradiciones y en cuya formulación no hemos tenido ninguna participación, ni opinión, toman nuestra fuerza de trabajo en beneficio de un gobierno impuesto por la violencia... amenazan, despojan y asesinan, y para coronar la burla predican el amor en este mundo...” Indudablemente que se vivieron tiempos difíciles, era importante preservar la sabiduría, una forma excelente para ello, que ha estado siempre a la vista de todos, han sido las fiestas rituales. En la tradición Conchera todo tiene un sentido, un porque, nada es arbitrario. Se sigue un orden establecido desde 1531, el que a la vez, conserva el modelo de ceremonias provenientes de más lejanos tiempos. Entre las danzas que han conservado algunos de sus detalles más marcados de sus orígenes prehispánicos se encuentra la danza llamada "Concheros", ejecutada principalmente en los pueblos cercanos a la Capital de México. De cualquier modo, es la más complicada de la que actualmente bailan los naturales, y exige un largo aprendizaje, que se logra gracias a la organización de sus miembros, sujetos a una severa disciplina que impone la obediencia a un jefe llamado Capitán de Conquista, o sea, del grupo de danzantes; éste está sujeto al Capitán General que tiene jurisdicción sobre determinado territorio y es reconocido por todos los grupos dentro de él formados. Las faltas de disciplina suelen castigarse con veinte y cinco azotes, bien dados, a los hombres, y doce a las mujeres, o sea la arroba" y la "media arroba". Siguen los dos Sargentos: de mesa y de campo; aquél encargado del altar o mesa que se levanta en la casa del Capitán de Conquista, y en el que se velan las imágenes religiosas de la predilección del grupo, y éste, encargado de velar por el orden y buena ejecución de la danza. Hay también dos capitanes que cuidan de las mujeres y dos malinches, una abanderada que cuida de los estandartes, y otra del sonador o incensario. Finalmente los danzantes son clasificados según su habilidad en conchero primero de la derecha, primero de la izquierda, a así sucesivamente. El último grado corresponde al alférez, encargado de llevar el estandarte. La ceremonias que preceden a la danza se relacionan con el altar o mesa que existe en la casa del capitán, profusamente adornado con flores, velas, tiras de papel de colores y algunos objetos de vidrio, y en el cual figura un lugar preferente el súchitl, custodia de madera revestida de flores, que es objeto de veneración, consistente en incensarla el capitán repetidas veces, formando en cada una cruz en el espacio. Aquí empieza el conchero o "conquistador" a dar muestras de emoción Bélico-Religioso; aquí principia el hacer evocaciones de un pasado muy confusamente conocido para él y aun para sus jefes; y sentimientos y recuerdos son expresados en las alabanzas que en ésta ocasión cantan, y que algunos escritores tildan al igual que las ceremonias, de pretexto para encubrir conceptos idolátricos y ritos paganos. Cantadas las primeras alabanzas los concheros salen rumbo a la iglesia en donde ejecutarán la danza; van en dos filas, guardando el paso que les ha sido marcado y que corresponde al ritmo de una sencilla melodía monótona, formada con cuatro o cinco notas a lo más, y ejecutada al mismo tiempo por todos; van graves, casi solemnes, haciendo poco o ningún caso de los espectadores que a su paso encuentran, ya los miren con curiosidad o despectivamente; y en esa misma forma penetran el templo. En ese momento cambian la melodía por otra más grave a la que corresponde un paso adecuado, más pausado, casi respetuoso. Les precede el abanderado, portando un estandarte en el que figuran en las cuatro esquinas del anverso, imágenes religiosas: La Virgen de los Remedios, La Gualalupana, El Señor de Chalma y el Señor del Sacromonte, y en el reverso inscripciones relativas a la agrupación que han formado: nombre de ella, del Capitán, fecha de su formación y lugar en donde se estableció. Atravesada la nave, se arrodillan frente al altar y con devoto recogimiento dirigen una plegaria a la Virgen de tez morena como la suya, al Señor que agoniza frente a la cruz, o al que yace en modesta urna con ojos abiertos para ver sus rostros de ordinario impasibles, pero en esos momentos transfigurados por la esperanza que nace en el fondo de su alma; esperanza de que su Señor del Sacramonte que está muerto, alivie sus penas; no la pena de encorvar el cuerpo en el duro ejercicio del campo para aliviar la cotidiana miseria, o de desollar los pies en largas caminatas para llevar al mercado las yerbas del monte o los chichicuilotes del pantano; esa pena no les importa, la otra es la que les duele allá en lo muy hondo del alma: la madre que se muere de puro anciana, la "vieja" que cada día esta más débil y apenas puede cargar al "chamaco" cuando le acompaña a la ciudad a ver si alguien le "merca" lo que trae desde lejos. Y para mover la piedad divina, con su ingenua fe, promete bailar mucho, hasta que sus piernas se rindan, y tocar hasta que sus dedos sangren. Prosigue la voz del director, coreado por todo su grupo; y terminado este himno salen del templo, andando hacia atrás para no dar la espalda al altar. Ya fuera del templo da comienzo la danza con el baile general, para lo cual se colocan en círculo que dividen en cuatro secciones, separadas cada una por un alférez, con su estandarte, y él es quién encabeza las evoluciones de cada armonía perfecta. La primera consiste en marchar todas

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