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Desempleo y pobreza en Puerto Rico

doly1234Trabajo25 de Marzo de 2015

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Introducción

El sistema educativo de Puerto Rico ha sufrido varios cambios en su restructuración y metodología de enseñanza desde comienzos del siglo XXI. Actualmente, bajo la administración del licenciado Carlos Chardón, la empresa educativa puertorriqueña se ha envuelto en una vorágine de cambios que redundan en una verdadera reingeniería. Sin embargo, son pocos los estudios que se han realizado respecto a las consecuencias de estos cambios en la comunidad escolar, la comunidad en general y en la familia como núcleo de las dos primeras.

Según De Jesús (2005), son muchos los factores que se deben tomar en consideración al medir el desempeño y rendimiento de los estudiantes del sistema escolar de Puerto Rico. Este autor señala que se debe tomar en especial consideración la deserción escolar en las etapas tempranas de la educación formal y estudiar el impacto que tienen los niveles de desempleo que se han estado registrando en la isla y los niveles altos de pobreza que se viven a comienzos de un nuevo milenio.

Son muchos los estudiantes matriculados en las escuelas del país que por una u otra razón tienen que abandonar sus estudios. Esto para sobre llevar cargas que se esperan sean satisfechas por el gobierno y que se consideran necesidades básicas. Estas necesidades en ocasiones afectan más allá de la situación familiar obligándolos a desertar de la escuela y trabajar para sustentar a los suyos (De Jesús, 2005). En especial, en la situación actual del país que se encuentra con una tasa de 16.5% de desempleo y se considera que seguirá creciendo en los próximos trimestres económicos.

Según UNICEF, organización mundial que se encarga de velar por los derechos de los niños, la educación debe ser una gratuita y es el estado quien se ve obligado a sustentar ese derecho. Un derecho a una educación de excelencia y dirigida a crear ciudadanos capaces de ser independientes y autosustentables. Sin embargo, muchos de estos derechos se ven afectados por elementos externos como el desempleo y la pobreza.

Muchos pueden decir que en Puerto Rico no existe pobreza raspante como en otras sociedades mundiales. Sin embargo, aunque en Puerto Rico la mayoría de la gente se sustenta de ayudas gubernamentales, la pobreza es existente. Esta pobreza se refleja en la mala planificación familiar donde los núcleos familiares consisten, en su mayoría, de más de tres miembros y sólo uno de ellos es quien trabaja para sustentar a los demás. La situación se agrava cuando este miembro queda desempleado y no consigue un empleo de inmediato (De Jesús, 2005).

A continuación se desarrolla un análisis de literatura relacionada al tema de la pobreza y la educación en Puerto Rico y el mundo. Se pretende contestar preguntas tales como ¿cuáles son los niveles de deserción en la Isla? ¿Qué se está haciendo respecto al tema? ¿Cómo influye la variable de pobreza sobre el crecimiento de la deserción en las escuelas? ¿Cuáles son las recomendaciones de la política pública? Este análisis es uno reflexivo y no investigativo sobre dichas variables.

Desempleo y pobreza en Puerto Rico

El secretario del Trabajo y Recursos Humanos de Puerto Rico, el señor Miguel Romero, hizo público informes que describen el aumento del desempleo en la isla mes tras mes en el año 2009. Según las estadísticas presentadas en agosto de este año este porcentaje representan alrededor de 219,000 personas desempleadas (19.000 más que las registradas el mes anterior) y en noviembre del año en curso se espera unos 20,000 desempleados del sector gubernamental. Estos aumentos en la tasa de desempleo contrastan con los de años anteriores donde los índices eran 11.4 por ciento más bajos que en el año en curso. Estas alzas en el desempleo se deben al cierre de labores en la industria manufacturera en el país (www.centrotampa.com).

Según el Censo de 2000 el 19.2 por ciento de la población civil trabajadora se encontraba desempleada. De estas cifras el 48.7 por ciento se componía de mujeres y el 51.3 por ciento de hombres. Es importante comentar que el 40.7 por ciento de la población trabajadora en la isla la componen personas de 16 años o más y que esto representa una merma de 47.3 por ciento en comparación con el censo de 1990.

El nivel de pobreza de la población en Puerto Rico bajo un 10.7 por ciento entre los censos del 2000 y 1990. El número de hijos pobres en familias con un jefe de familia aumentó de 101,393 a 113,942 entre ambos censos. Las familias con jefe femenino sin esposo presente observaron una baja en la proporción bajo el nivel de pobreza de 9.2 por ciento, aunque el número de familias pobres aumentó (Negociado del Censo Nacional, 2000).

Es importante describir que las estadísticas del desempleo y la pobreza en la isla reflejan una baja significativa en los niveles en el comienzo del 2000, pero aún así es alarmante los aumentos estadísticos en los primeros meses del 2005. En un artículo del periódico El Diario se hace la siguiente aseveración: "La pobreza infantil en Puerto Rico es tres veces más alta que la de los Estados Unidos, pero solo se describe la pobreza sin tomar en consideración las causas de la pobreza y el impacto de la misma" (Berrios, 20004). Es aquí donde es necesario tomar acción: en encontrar esas causas y el impacto de las mismas para poder trabajarlas de manera eficaz (De Jesús, 2005).

Ahora bien, es necesario preguntarnos si el nivel de pobreza y el desempleo en las familias esta relacionado con las altas tasas de deserción escolar y el bajo rendimiento académico de los niños de la isla. ¿Es la pobreza y el desempleo los factores determinantes para que los alumnos decidan abandonar la escuela e ingresar al campo de trabajo? Estos estudiantes desertores, ¿salen realmente a trabajar para poder sustentarse a sí mismos y a sus familias, o es meramente la necesidad de dinero un disuasivo para abandonar la educación sin buscar alternativas?

La educación: deserción y rendimiento

La deserción escolar es un fenómeno que ha ido teniendo un aumento significativo en la sociedad puertorriqueña. La deserción escolar es sinónimo de varios problemas sociales que afectan directamente a todos. Existen antecedentes que demuestran que la deserción escolar se concentra mayormente en sectores de bajos ingresos económicos donde los jóvenes se ven obligados a buscar formas de aumentar sus ingresos en empleos poco remunerados y, luego de que un joven abandona los estudios es difícil que retome los mismos (Libertad de pensamiento, 2004; De Jesús, 2005).

Según el Censo de 2000, un 25.4 por ciento de la población puertorriqueña de 25 años o más no había completado el noveno grado lo que representa casi dos terceras partes de los que no tenían un diploma de escuela superior. En cuanto al nivel de educación, el 20.9 por ciento de los encuestados (20,335) por el periódico El Vocero de Puerto Rico, contaban con estudios de escuela elemental, otro 18.6 por ciento posee diploma de escuela intermedia y un 39.5 por ciento se ha graduado de escuela superior. Unas 1,239 personas encuestadas dijeron no tener ninguna escolaridad. Mientras que la deserción escolar para las comunidades pobres de todo Puerto Rico se ubicó en el 46.1 por ciento (Cruz, 2004).

Otras estadísticas importantes son los resultados de las Pruebas Puertorriqueñas de Aprovechamiento Académico (PPAA). Según las estadísticas del Departamento de Educación de Puerto Rico, 815 de 1,499 escuelas (54%) en el 2008 - 2009 no cumplen con los indicadores de calidad académica esperados lo que evidencia la necesidad de una gerencia del conocimiento más activa en beneficio de los estudiantes y la comunidad escolar para sacarlos de la situación adversa que atraviesan como entidad educativa. Además, esta acción se hace necesaria para cumplir con las metas de preeficiencia académica estudiantil para los años 2007 al 2010 en las materias de matemática (66.35% o más), español (66.35% o más) e inglés (34% o más) para garantizar un clima escolar de altas expectativas (Caro, 2008). Ambas situaciones son fundamentales en el hecho de hacer de la escuela un lugar importante para el estudio y que sea motivador al estudiante que desea permanecer allí, sin embargo, si las tendencias son a bajar los niveles de aprovechamiento se verá esto reflejado en los niveles de deserción escolar y, por ende, en la pobreza intelectual, social y económica.

En el editorial del periódico La Opinión (2005) se hace referencia a la preocupación de la comunidad respecto a los estudiantes. Menos de la mitad de los estudiantes hispanos finalizan la secundaria. El alto índice de deserción es un problema que se está agravando a pasos agigantados y donde juegan muchos factores como el medio ambiente de pobreza y la falta de motivación. Los estudiantes pobres representan la mayor tasa de deserción escolar (Centro de atención psicopedagógico Puerto Montt, 2002). Los elevados niveles de deserción aparecen vinculados a la pobreza y muchos de los jóvenes de hogares pobres se ven obligados a trabajar en la edad en que debieran tener la posibilidad de dedicarse plenamente a la escuela, lo que estimula al abandono de la misma o dificulta el proceso de aprendizaje (Kliksberg, 2001; Murillo, 2000). Aún así, aunque los recursos económicos limitados están altamente relacionados con la deserción la relación aparenta ser indirecta, sin embargo, estos estudiantes están más propensos a experimentar

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