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Dimensión Histórica

frnk1810 de Febrero de 2013

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Introducción

La esencia de la educación se expresa en sus tres elementos principales, cultura hombre y educación (Villalpando, 1992); su interrelación, sus fines y el lenguaje que se utiliza y lo vuelve operativo es foco de la filosofía; sea cual fuese la ideología imperante en determinado momento histórico se debe de conocer y se debe de accionar en torno a éste ya que lo impracticable es educar sin paradigmas (Fullan 2000).

En este ensayo se realiza el abordaje de la filosofía, partiendo de su conceptualización, su relación con la educación, la influencia de la dimensión histórica en su percepción, algunos conceptos básicos, así como sus objetivos y su importancia.

Queda en claro para los autores que la filosofía de la educación es el espíritu que se permea en la realidad educativa, subyace al modelo de educación; en la medida que se conoce se descubre el espíritu, la esencia, el fin de la acción pedagógica.

Relación entre filosofía y educación

La filosofía y la educación han estado relacionadas desde el principio de los tiempos. La filosofía busca dar respuesta a las preguntas de la vida, esto se relaciona directamente con el objetivo de la educación. El estudio de la filosofía a lo largo de la historia brinda una base clara acerca de cómo ha evolucionado la educación hasta la actualidad. En este sentido, la sociedad está directamente asociada con las etapas históricas.

De acuerdo a Villalpando (1992), la cultura del momento histórico en el que se vive indica cómo las personas son educadas ya que la educación permite preservar a la sociedad. Los conocimientos se trasmiten de generación en generación y así se cuida que no se pierdan las vivencias y experiencias de cada familia y grupo social.

Moore (2009), muestra la evolución de la filosofía con base en las tendencias educativas de cada momento. Esto permite evaluar los procesos educativos que se han dado a lo largo del tiempo y, de esta manera, ver cómo las cosas positivas han ido trascendiendo hacia nuevas tendencias mientras que lo que no funcionó se fue quedando atrás. Esto, como lo explica Platón (1970) en Moore (2009), permite tener una mejor sociedad, lo que ha posibilitado que hoy en día las personas puedan tener una educación más completa, la cual evoluciona de acuerdo a las nuevas tendencias sociales y a cómo el ser humano se va adaptando a las mismas.

Es fundamental conocer las teorías filosóficas para realizar un análisis crítico de cómo se relacionan las mismas con la educación. Esto permitirá a los docentes ser críticos en cuanto a los fundamentos que se encuentran utilizando en su práctica; le permitirá mejorar con base en el objetivo que se pretenda. Esto se relaciona directamente con la persona, la comunidad, sus valores, y las competencias que se pretenden desarrollar.

La filosofía, por sí misma, pretende dar una explicación comprensiva y racional de la naturaleza. En lo que concierne a la educación, le corresponde justificar la teoría y la práctica. En este sentido, se enfoca en el qué y el cómo de la educación (Moore, 2009). Así, puede entenderse que sin este proceso, estaría incompleta la construcción y delimitación de los modelos de aprendizaje y sus estrategias pedagógicas.

Esta filosofía, se definiría como una actividad dedicada a aspectos sintéticos y analíticos de la educación. Los primeros, relativos a los fines de la formación humana y su carácter axiológico; los segundos relacionados a las peculiaridades de la comunidad educativa, los procesos de desarrollo y los contenidos de la acción formativa (Villalpando, 1992). Bajo esta perspectiva, se contemplan prácticamente todas las variables del quehacer educativo.

¿Quién es un individuo educado? ¿Cuáles son los propósitos y metas de la educación? ¿Qué es deseable en el educando? ¿Qué significa enseñar? ¿Qué debemos enseñar? ¿Cómo debemos enseñar? (Moore, 2009). Estas y otras preguntas se pretenden responder a través de la filosofía de la educación, la cual ayudará a examinar la construcción de las preposiciones o el sentido de determinado problema educativo, siempre bajo un estudio de los lenguajes de educadores y pedagogos (Fullat, 2000).

Toda práctica educativa se encuentra sustentada en la teoría y la examinación de esta última le corresponde a la filosofía (Moore, 2009). Ignorando dicho examen, el profesor, las instituciones educativas y las autoridades escolares estarían destinados a la repetición de esquemas metodológicos que parten poco del contexto próximo que se vive.

Con lo que se ha mencionado hasta aquí, se pretende visualizar que, tal como cultura y educación resultan elementos indisolubles, también inseparable de ellos es su reflexión y análisis de carácter filosófico. Baste mencionar asuntos como la personalidad deseable, la naturaleza como materia prima del contexto educativo, las metas y los propósitos de la enseñanza (Moore, 2009), para mostrar que dichos conceptos se relacionan de manera dialéctica.

La dimensión histórica de la reflexión filosófica acerca de la educación

La educación no ha permanecido estática con el pasar de los años, por el contrario ha sufrido numerosos cambios en cuanto a los objetivos que persigue, métodos empleados y bases filosóficas que la sustentan. Por su parte, los filósofos, se han hecho presentes en cada momento histórico mediante sus reflexiones sobre diversos ámbitos de la vida, la cultura y por supuesto, la educación.

La educación y la filosofía guardan estrecha relación entre sí. De tal forma que las ideas filosóficas que estaban vigentes en determinado periodo histórico influyeron grandemente en los métodos, teorías y prácticas educativas. A continuación en este ensayo se tratan brevemente los periodos más relevantes de la reflexión filosófica acerca de la educación.

La primera época que se expone es el tradicionalismo se creía que el estudio del pasado dotaba a los individuos de conocimientos aplicables a su mundo. Consideraban que la tradición era el medio por excelencia para conservarse y la única manera de conservar el contenido de la tradición era por medio de la educación (Villalpando, 1992). Posteriormente surgió el clasicismo grecolatino, que al contrario de su antecesor reconocía la noción del futuro. Esta corriente tiene numerosos representantes, entre los más importantes Sócrates, Platón, Aristóteles.

Sócrates consideraba que era tarea de la educación formar ciudadanos virtuosos, con apego a la verdad y rectitud. Empleaba el método Socráctico, diseñado para que el alumno explicara y así obtener de él las respuestas Murphy (2006). En la actualidad aún se puede observar este método para favorecer el diálogo entre maestro y alumno.

Otro representante fue Platón, quien creía que la educación debía ser cubierta por el Estado de tal suerte que exaltara en cada individuo sus virtudes para llegar a formar guerreros, artesanos, labradores, filósofos (Villalpando, 1992). Pensaba que hombres y mujeres merecían una educación basada en su habilidad para aprender, no en el género, veía la educación como la herramienta fundamental para ayudar a la gente a entender lo que es bueno y así construir una sociedad justa. (Murphy, 2006).

Uno de los discípulos de Platón fue Aristóteles, quien estaba de acuerdo con Platón en que el objetivo principal de la educación era producir individuos moralmente buenos y virtuosos.

En Roma, la filosofía de la educación tomó una perspectiva más realista. También hablaba de formar individuos virtuosos pero con la finalidad de que aplicaran sus conocimientos en la vida pública (Villalpando, 1992).

El cristianismo y la cultura medieval la educación como ascesis y como disciplina. La llegada de una nueva fe no pasó desapercibida en el ámbito educativo, dotó de nuevos elementos a la pedagogía. Se empezaron a instaurar escuelas cristianas, en la que se concebía a la educación como el culto a Dios. Villalpando (1992) señala que el filósofo más influyente en este periodo fue San Agustín para quien la educación consistía en la iluminación del educando para que pidiese percibir la luz que emana de su interior y que proviene de Dios.

En la Edad Media surge la escolástica, comenzó como un intento de armonizar a los pensadores cristianos medievales y reconciliar la teología cristiana con las últimas aportaciones de la filosofía antigua, en especial las de Aristóteles y el Neoplatonismo. Santo Tomás de Aquino (Hyman & Walsh, 1973) fue su máximo exponente, consideraba que la verdad se encuentra en el alma humana y que la tarea del maestro era ayudar al alumno a encontrar esa verdad y transformarla en actos (Villalpando, 1992).

Los pensadores del Renacimiento (humanistas o renacentistas) basados en la escolástica se centró en la vida misma. Tres notas caracterizan el pensamiento pedagógico humanista: liberalismo, realismo, e integridad. Pensadores destacados Bacon, Maquiavelo, Erasmo y Montaigne.

En los siglos XVII y XVIII empieza a apoderarse del mundo filosófico el romanticismo, que se divide a su vez en empirismo y racionalismo. Del empirismo se destacan Hobbes, Locke, Berkeley y Hume; sostenían que los sentidos y la experiencia eran el punto de partida por excelencia de todo el conocimiento, que éstos proporcionan información directa acerca del mundo y que sin esta información no habría conocimiento. Los racionalistas clamaban que el punto de partida de todo conocimiento es la

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