Discurso De Despedida

Es Momento de Despedirnos

En la vida hay momentos de plenitud, momentos que no pueden ser explicados en su totalidad por esas voces a las que llamamos palabras, ya que su significado solo puede ser articulado por el inaudible lenguaje del corazón. Difícil sería relatar en minutos lo que nos llevó parte de una vida, superamos retos, cambios, experiencias y realidades diferentes. Pero cada uno dejo su huella, una marca impresa en nuestros corazones. Fuimos compañeros y amigos, sin olvidar que ante todo somos personas, que durante muchas horas, días y años convivimos bajo un mismo techo. Aprendiendo, expresándonos y defendiéndonos.

Mañana nuestra escuela quedará quieta, solamente permanecerán en el espacio los gritos, las risas, las alegrías de todos nosotros que, unidos por un sentimiento de entusiasmo, dejamos plasmados en los muros de las aulas, en el patio y en las canchas de nuestro colegio.

Sé que decir adiós nunca resulta sencillo, mucho menos cuando durante cinco años se han compartido tantas cosas: los nervios y la incertidumbre del primer día, por ejemplo, donde encontrarse con caras nuevas y algunas otras ya conocidas nos produce una extraña e indescriptible sensación en el estómago; también, un mismo primer salón de clases, donde nacieron las amistades que hoy se conservan o se reforzaron aquellas que ya habían iniciado en la escuela primaria. En fin, aquel primer día fue sólo el inicio de esta gran aventura que hasta hoy hemos podido vivir.

Sin embargo, el tiempo ha pasado, ya no somos aquellos pequeños algo tímidos que comenzamos la secundaria. Hemos madurado, aprendimos cosas extraordinarias, crecimos juntos emocional, física, espiritual y personalmente. Pasamos juntos la etapa más maravillosa y difícil: la adolescencia.

Sé que pasaron cinco años; y con ellos, quedaron sueños, algunos cumplidos y otros por cumplir. Quedaron fantasías, historias, anécdotas, amores, desamores… Buenos y malos momentos compartidos con amigos, alguna que otra travesura, y miles y miles de recuerdos que hoy se agolpan en la memoria como queriendo salir, intentando detener el tiempo para evitar la partida. Recuerdos para ser contados permitiendo que una lágrima escape de nuestros ojos. Recuerdos que, aunque parezcan lejanos, nunca podrán ser olvidados. Pues ¡Cómo pasar por alto que estos momentos formarán parte de nuestra vida y que por lo mismo nuestra estancia en el colegio con el pasar de los años se volverá inolvidable!

Lágrimas gruesas serán derramadas, por fuera y por dentro, el día de hoy; por los amigos, los compañeros y los maestros que han sabido serlo, las personas que compartieron con nosotros un saludo, una sonrisa diaria, y también porque no algún regaño para enmendarnos de errores que a veces con la euforia de nuestra adolescencia no tomamos en cuenta. Por el tiempo bello que quizá,

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