Diversidad Cultural Y Educacion
husai4 de Octubre de 2013
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DIVERSIDAD CULTURAL Y EDUCACIÓN
LA PERSPECTIVA ANTROPOLÓGICA EN EL ANÁLISIS DEL CONTEXTO
ESCOLAR
Margarita del OLMO PINTADO
Departamento de Antropología de España y América
e-mail: mdelolmo@ile.csic.es
Caridad HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
Departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales
Facultad de Educación. Centro de Formación de Profesorado
e-mail: cariher@edu.ucm.es
Resumen: La Diversidad Cultural, desde la perspectiva antropológica, se presenta como
un instrumento útil para entender y comprender el contexto social y para adecuar mejor
la convivencia a la realidad social. Desde este enfoque el medio escolar es ejemplo de
diversidad y, al mismo tiempo, de contradicción, pues la diversidad no es entendida
como riqueza sino como dificultades y problemas.
Palabras clave: Diversidad Cultural versus Homogeneidad, Diversidad y Educación,
Dificultades y/o Riqueza, Educación Compensatoria, Relativismo cultural.
Abstract: Cultural Diversity from an Anthropological perspective is a useful tool to
understand and comprehend social context, and to adequate our relationships to our
social reality. From this perspective the school context is an example of diversity.
Nevertheless this diversity is not understood there as an advantage but associated with
difficulties and the problems
Key words: Cultural Diversity vs Homogeneity, Diversity and Education, Difficulties
and/or Advantage, Compensatory Education, Cultural Relativism.
INTRODUCCIÓN
La presente comunicación se basa en el trabajo de campo, llevado a cabo por las
autoras, dentro de un proyecto Comenius titulado INTER: a practical guide to
implement Intercultural Education.
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El título del punto tres de este segundo bloque del simposio, Diversidad cultural
versus cultura única, plantea una reflexión para dilucidar entre ambos conceptos.
Ambos implican el de cultura, por lo que es necesario comenzar aclarando éste.
La definición de cultura ha sido acuñada por la antropología, si bien, son muchas
las definiciones formuladas por los antropólogos, desde 1871 en que Tylor en su
Primitive Culture (Tylor 1977:19) enunció la primera como “ese complejo conjunto 2
que incluye el conocimiento, las creencias, las artes, la moral, las leyes, las costumbres
y cualesquiera otras aptitudes y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la
sociedad”, hasta Clifford Geertz que en su libro La interpretación de las culturas (ha
adaptado la definición de Tylor al mundo actual empleando una metáfora informática
para explicar qué es la cultura), la define como “una serie de mecanismos de control –
planes, recetas fórmulas, reglas, instrucciones (lo que los ingenieros de computación
llaman ‘programas’)- que gobiernan la conducta” (Geertz 1992:51), la variedad de las
mismas permite decir que no hay un consenso sobre qué es cultura.
Pero no sólo esto, sino que en la antropología contemporánea se ha abierto, a
partir de la década de los 90 del siglo XX, un intenso debate en torno al concepto de
cultura, precisamente los trabajos de C. Geertz se encuentran entre los precedentes del
debate, y como consecuencia del mismo muchos antropólogos actuales rechazan dicho
concepto o intentan evitar su uso.
Fundamentalmente las críticas al concepto se han centrado en el significado de
cultura como algo homogéneo en una sociedad, que abarca a todos sus miembros y
cuyos efectos son resaltar las diferencias entre las sociedades, incidiendo en aquello que
separa a los grupos humanos. En consecuencia se obvian las diferencias internas de las
sociedades y se perciben estas como bloques alejados unos de otros. Un buen exponente
de este debate es el trabajo de R. Fox, 1999, “Culture-A Second Chance?” en Current
Anthropology, 40.
Por tanto, si el concepto de cultura está cuestionado en la disciplina que lo
formuló, el concepto de cultura única queda fuera de la reflexión.
Por el contrario, la Diversidad Cultural es, en términos generales, el objeto de
esta disciplina, entendida como la variedad de estrategias y comportamientos ideados
por el hombre para sobrevivir y perpetuarse como grupo a través de sus descendientes,
a lo largo del tiempo y del espacio.
Sin embargo, es necesario entender esa variedad de estrategias y
comportamientos ideados por el hombre, no solo en referencia a distintas sociedades
sino también en el interior de las sociedades. El debate mencionado en torno al concepto
de cultura y sobre todo sus críticas, nos llevan a centrarnos en el concepto de
DIVERSIDAD y la diversidad no aparece sólo cuando comparamos sociedades sino
también cuando contemplamos una sociedad, ya que con frecuencia es mayor la
diversidad interna que la que presenta en la comparación con otras sociedades. 3
Éste es el marco teórico que proponemos para trabajar la diversidad cultural y
supone una nueva perspectiva desde la que pensar sobre la diversidad cultural.
LA DIVERSIDAD CULTURAL Y LA EDUCACIÓN
En el mundo escolar, y en buena parte también en el mundo en general (los
medios de comunicación, etc.), diversidad cultural se asocia únicamente con dos grupos
de alumnos: 1) los inmigrantes, aunque no todos porque pocas personas piensan en un
francés un inglés o un canadiense cuando hablan de inmigrantes y 2) los gitanos. Esta
diversidad reconocida en el campo de la educación se asocia con los llamados alumnos
con necesidades educativas especiales, al darles el mismo tratamiento a todos ellos, la
educación compensatoria, y conformando tres grupos de diferencias reconocidas. En
otras palabras, en el campo de la educación la diversidad es todo aquello que tiene que
ver con la educación compensatoria.
Frente a esta forma de entender las diferencias proponemos otra que contempla
que todos, a nuestra manera, somos diversos cultural y socialmente y que nuestra
diversidad es precisamente el motor que nos impulsa a relacionarnos. Pensar de esta
forma proporciona una perspectiva nueva para valorar la diversidad y trabajar con ella,
así mismo permite aprovechar el enorme potencial que nos proporciona como seres
sociales en general, y como agentes del sistema educativo en particular. Para ello vamos
a desarrollar nuestra argumentación empleando la perspectiva antropológica, explicitada
en la introducción.
El Diccionario de la Real Academia define la palabra diversidad con dos
acepciones. La primera de ellas dice: variedad, desemejanza, diferencia. La segunda:
abundancia, copia, concurso de varias cosas distintas. Ninguna de estas definiciones nos
permite suponer que el concepto “diversidad” unido al adjetivo “cultural” tenga por qué
transformarse en el ámbito educativo en una idea que evoca algo así como “alumnos
que necesitan un tratamiento especial para ayudarles a alcanzar el mismo nivel que sus
compañeros”.
Desde un enfoque antropológico este sentido no sólo resulta restrictivo y
peyorativo, sino perverso, precisamente por el objeto de la disciplina y por cómo
entendemos los antropólogos la diversidad cultural, mencionado en la introducción.
Adoptando dicha perspectiva cualquier diferencia en estilo de vida, con respecto a las
normas y los valores que explican el comportamiento, puede ser entendida como 4
producto de la diversidad cultural, de manera que, en términos relativos todos
diferimos, en alguna medida, de nuestros semejantes, y por lo tanto todos nosotros
quedamos implicados en el concepto “diversidad cultural”.
Subrayamos las expresiones en términos relativos y en alguna medida, porque
de la misma forma que todos diferimos de los demás, al mismo tiempo, también somos
semejantes al resto de los seres humanos, ya que con todos los seres humanos
compartimos la capacidad de elaborar el pensamiento simbólico que nos permite
comunicarnos. El pensamiento simbólico se refiere a la posibilidad de elaborar símbolos
y signos arbitrarios sobre la experiencia, que no forman parte de la propia experiencia,
pero que conseguimos relacionar y que otros relacionen con ella, estableciendo un
código que, cuando lo conocemos, nos permite identificar una cosa con la otra.
Esta capacidad la compartimos todos los seres humanos; ahora bien, el cómo
concretamente la realizamos recae dentro del concepto de diversidad, ya que las
personas han ideado multitud de códigos de comunicación. El adquirir uno u otro
depende del entorno en el que uno viva, de sus necesidades de comunicación y de las
posibilidades que tenga de aprenderlos.
Con las normas de comportamiento pasa exactamente lo mismo, uno se
socializa, es decir aprende los códigos de conducta del entorno en el que crece y puede
adquirir otros distintos a lo largo de su vida conviviendo en entornos diferentes. Sin
embargo, durante la infancia se adquieren las reglas como si esas reglas fueran las
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