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EL ACTUAL DESAFÍO DE CONSTRUIR EL ROL DOCENTE

bel.88Ensayo10 de Abril de 2020

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EL ACTUAL DESAFÍO DE CONSTRUIR EL ROL DOCENTE

Desde el comienzo de la cursada me sentí con cierta incertidumbre de cómo se iba a llevar a cabo la misma. Pero conociendo la dinámica de trabajo del docente a cargo de ésta consideré que la misma sería llevadera.

Iniciamos con la lectura del texto “Introducción al pensamiento complejo” de Edgar Morin, mediante el cual se trabajó el paradigma de la simplicidad y de la complejidad, intentando entender a éstos como una manera de pensar la realidad como un conjunto de teorías o formas de estructurar el pensamiento.

Cuando hablamos de paradigma de la complejidad, hacemos referencia a intentar salir de lo simple, es decir eliminar la idea de que el alumno es considerado una tabla rasa, tal como lo plantea el paradigma de la simplicidad, el cual tiene como base al conductismo como forma de mirar la realidad y en donde, según este paradigma, no debe surgir el desequilibrio cognitivo en el sujeto.  

Volviendo al paradigma de complejidad, debemos comprender que cada sujeto tiene sus individualidades y particularidades. Este paradigma tiene como base el constructivismo, en donde el alumno se encuentra en un estado de orden inicial y el docente es quien debe generar desequilibrio cognitivo en sus alumnos, partiendo de los conocimiento previo, inspirando a crear, inventar e innovar, aspecto que muchas veces se olvida. Para que un niño piense debemos provocarle ese desequilibrio partiendo de su conocimiento previo o inicial. Cada vez que vayamos a conformar un concepto en el niño debemos plantear un problema inicial que lo lleve a hacer conjeturas, plantear hipótesis y contrastarlas. Toda la enseñanza que esté fuera de este rango de actuación no generará aprendizaje significativo. Provocará un aprendizaje más básico pero no eficiente. Una vez asimilado ese nuevo concepto, el alumno regresa al estado de equilibrio inicial.

Teniendo en cuenta todo lo antes planteado, dependerá de en cuál de estos paradigmas se posicione un docente, para realizar las intervenciones que haga en alguna situación determinada.

Para seguir entendiendo el paradigma de la complejidad, también analizamos tres principios fundamentales, el principio dialógico, el principio de recursividad organizacional y el principio hologramático.

  • Principio dialógico: en él tienen que haber al menos dos elementos para que se genere un dialogo, generando así un feedback (retroalimentación) y en donde cada uno de esos elementos siempre tendrá algo nuevo que aportar. En la base de la complejidad siempre se encontrará este principio.                                                                  Si llevamos este principio al aula podríamos pensar que enriquece la construcción del conocimiento, ya que los niños siempre hacen aportes interesantes que el docente no debe dejar de lado. De esta forma es él quien debe sacar provecho de esos aportes que van haciendo los alumnos, enriqueciendo el aprendizaje en conjunto.
  • Principio de recursividad organizacional: hace referencia a un proceso dinámico que siempre vuelve al mismo punto pero de manera cada vez más organizada. La idea de recursividad rompe con la idea de que a una sola causa le corresponde sólo y sólo un efecto, es decir que una causa tiene un efecto, ese efecto tiene una causa, esa causa otro efecto y así sucesivamente.             Llevándolo nuevamente al plano del aula podríamos pensar en la teoría de Piaget en donde el alumno se encuentra en un estado inicial de equilibrio, el docente genera un desequilibrio, el alumno lo asimila regresando al estado de equilibrio inicial y se genera un nuevo conocimiento. Éste es incorporado en un nuevo contenido a enseñar, generando nuevamente el desequilibrio y así sucesivamente.
  • Principio hologramático: Comprendemos que en cada punto del holograma se encuentra la información necesaria para poder armar la imagen completa. Pensado desde el aula podríamos considerar que cada niño proviene de un contexto social diferente, poseen culturas diferentes, etc.; y esa heterogeneidad la que va a aportar riquezas al proceso de enseñanza de los sujetos

Todo esto nos ayuda a pensar y a tener en cuenta, como futuros docentes, que todos los sujetos somos diferentes; y que todos los sistemas por los que está atravesado el sujeto (sistema familia, sistema socio-cultural, sistema institucional, sistema macro ecológico), se encuentran autorganizados y reciben información del afuera. Cuando un sujeto dice o hace algo, lo dice o hace desde su sistema autorganizado y que difiere de un sujeto a otro, es decir que todos los sistemas son diferentes. Y esto es algo que el docente debe tener muy presente en su práctica, ya que cada sujeto va a lograr la construcción del conocimiento a su tiempo.

La escuela no es sólo para enseñar a leer y escribir. Aunque, en la actualidad existen docentes con éste pensamiento arcaico, nosotros como docentes en formación, tenemos que entender que la escuela, además, sirve para aprender a convivir con otros sujetos. Por otro lado la escuela es representante de la cultura, representante del GRAN OTRO; y esta cultura forma sujetos, que luego se insertarán en una sociedad altamente competitiva.

Hoy, la escuela nos muestra una realidad totalmente diferente a la de hace unos años atrás, en donde ésta era utilizada para homogenizar a las masas y eliminar la barbarie. En la actualidad, hay que pensar que en las instituciones educativas se insertan sujetos que provienen de otras culturas, como así también sujetos que se autoperciben con otros géneros, los cuales se van construyendo y que nada tiene que ver con los rasgos biológicos, o sujetos que presentan algún tipo de déficit (afección que se encuentra en desarrollo). Pero éstas minorías son excluidas del sistema educativo ya que “un currículum único para todos los alumnos, una escuela dividida por grados donde el criterio de agrupamiento es la edad, variable a partir de la cual se establecen etapas y ciclos educativos, contenidos curriculares […] conformando así una secuencia de desarrollo ordenando y normalizando la educación”[1] anula todo tipo de heterogeneidad. Y es justamente esa heterogeneidad la que abre la mirada hacia un nuevo paradigma, en donde esa diversidad aporta riqueza al proceso de enseñanza de todos los sujetos que con ellos conviven, haciendo que el aprendizaje sea mucho más rico y significativo, y así el niño que porta alguna singularidad comienza a ser valorado a partir de ésta. “La aceptación y la valoración de las diferencias en una escuela que es de todos, para todos y para cada uno”[2], esto quiere decir que hay que valorar lo que el otro trae y no simplemente aceptarlo.    

Desde este punto podría pensarse que el rol del docente se va a ir enriqueciendo, ya que es el docente quien se encontrará obligado a proponer nuevas y diferentes estrategias adaptadas a las condiciones y posibilidades de esos sujetos, con el objetivo de lograr un aprendizaje significativo en esas minorías. No es “meterse en el mundo del otro”, sino buscar la manera de incluir a esos sujetos, planteando actividades en donde éstos puedan mostrar sus virtudes, es decir, buscar la singularidad o particularidad de cada uno y ver que pueden aportar al grupo, dejando de considerar al “diferente” como un problema que hay que solucionar y enriqueciendo así el aprendizaje de todos, ya que “en definitiva, la educación inclusiva apunta a que todos los estudiantes de una determinada comunidad aprendan juntos independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales”[3]

Aquí lo que se busca es que “todos los alumnos, ya sea que presenten dificultades o que se destaquen, pueden progresar y obtener resultados a la medida de su potencial real, tanto a nivel cognitivo como personal y social.”[4] 

Por todo esto pensar en una educación, en donde el foco central sea la diversidad, no puede tener sus bases en la homogeneidad; y esto presentará un desafío para los docentes “conducir la enseñanza ampliando y distribuyendo la atención entre la multiplicidad de situaciones educativas […] para que cada alumno aumente sus habilidades junto con sus capacidades valorativas y reflexivas en función de sus posibilidades o necesidades”[5] para lo cual el docente va a tener que buscar y utilizar diferentes recursos y estrategias, que logren estimular el trabajo individual de cada alumno, favoreciendo el aprendizaje en conjunto y la participación de todos ellos.                 

Poner el acento en la diversidad en la enseñanza le da a la escuela la responsabilidad de responder a las diferencias que trae cada sujeto, adaptando el entorno a las necesidades de cada uno y a las exigencias que plantean los palanes de estudios, poniendo en el centro del proceso al alumno. “La enseñanza para la diversidad tiene como finalidad el avance y desarrollo de los alumnos en tres áreas centrales: la cognitiva, la personal y la social.”[6] Pensado de otra forma; todo lo que se les enseña a los alumnos debe movilizar, debe generar algo en el alumno y es el docente quien debe buscar las mejores estrategias para que esto suceda. Dijimos que la escuela, además de enseñar a leer y a escribir, se enseña a como socializar con otros, a como convivir con otros y es acá donde el docente se ve obligado a generar ese “algo” que movilice al sujeto y pueda utilizar eso que aprendió en su vida cotidiana. A demás se busca que el alumno sea responsable de su aprendizaje, se busca formar sujetos creativos, expresivos y autónomos, obligándolos a autogestionarse, logrando que sean libres y que así que puedan construir una imagen positiva de sí mismo.

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