EL DADOR DE SUEÑOS

COMO UN SOÑADOR CAMBIA LA OPOSICIÓN EN OPORTUNIDAD

Por:

El presente ensayo muestra las barreras que todos los Don Nadie deben romper para llegar a vivir su sueño.

“EL dador de sueños me dio un gran sueño incluso antes de nacer ¡Al fin acabo de despertarlo ¡ Mi sueño es hacer lo que hago mejor y lo que más me gusta hacer ¿ Como pude perdérmelo por tanto tiempo? Tuve que sacrificarme y hacer varios cambios a fin de ir tras mis sueños. Sin embargo valdrá la pena” (Bruce wilkinson, 2004:18)

Todos los seres humanos sin importar su condición física, psicológica, económica y social, son bendecidas por el Dador de Sueños; nacemos y Él ya tiene un propósito para nuestra vida; uno o varios sueños por emprender y cumplir a medida que vamos trazando y recorriendo el camino para llegar a alcanzarlos, sin importar, las luchas internas y externas que tengamos de combatir para conseguir realizar ese gran sueño.

Cuando hablamos de cumplir sueños, se debería empezar por cuestionar ¿Cuál es ese sueño que quiero cumplir? y ¿qué hacer para hacerlo realidad? Los sueños siempre estarán sujetos a las condiciones de vida de cada individuo, el verlos cerca o lejos, solo es un paradigma que se debe romper, para así visualizar las situaciones en otro contexto y emprender la marcha.

El libro El Dador de sueños se podría tomar como una guía rápida para alcanzar nuestros sueños. Todos vivimos inmersos en un mundo de rutina, donde la percepción es la de cumplir con las normas que la sociedad impone a cada uno de nosotros, nos olvidamos del propósito que teníamos cuando fuimos creados, ese mismo propósito que nos da Dios cuando nacemos.

Nos olvidamos que para llegar a la meta debemos sacrificar lo más querido, nos volvemos facilistas, importaculistas, indolentes, nos olvidamos de Dios, solo nos acercamos cuando necesitamos un favor o simplemente cuando le hemos prometido algo, pero no es así, si entregamos nuestro sueño a Él, estaremos acercándonos día a día, seguros que se hará realidad y perdurara en el tiempo.

En la parábola que sigue a Ordinario, se ve reflejada la vida de la mayoría de visitantes de la tierra. Una vida vacía, rutinaria, sin la presencia de Dios.; donde los sueños son de esconder, atemoriza contarlos y aún más entregarlos al Dador de Sueños, sin embargo siempre vendrán luchadores, aquellos que se entregan sin importar si reciben algo a cambio, que lideran para conseguir el bien común no el personal, que eligen agradar a Dios..

Conducir nuestro gran sueño no es fácil y menos sin la presencia del Dador de Sueños en nuestras vidas. En el diario vivir podemos experimentar la presencia de Él, cómo su escudo protector nos salvaguarda y al mismo tiempo nos impulsa y nos acerca más a la posibilidad de alcanzar la meta.

Sin embargo cuando despertamos siempre surge la incógnita, ¿cuantas cosas podría estar haciendo en este momento si no fuera tras ese gran sueño? En realidad acercarse a la cima significa haber dejado atrás personas, sueños pequeños, significa dejar pasar el tiempo alejados de todos aquellos que amamos, dejarlo correr mientras se atraviesa por ese gran camino que ya hemos proyectado en nombre de Dios.

Es ahí cuando aparecen todos esos gigantes, aquellos obstáculos que intentan bloquear y amenazan con finalizar dejando todo atrás; que consiguen que se desfallezca y se retorne a esa zona de comodidad, a aquella rutina que da seguridad, estabilidad, tranquilidad y un lugar en la sociedad.

Para dejar atrás esos gigantes se tendrá que hacer lo que más atemoriza, enfrentar miedos, temores, correr riesgos, involucrar y sacrificar a aquellos que amas, convencerlos que todo saldrá bien, ponerlos de nuestro lado o decidir a quién agradar y en ese contexto definitivamente escoger agradar al Dador de Sueños.

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