EL DUENDE DE LA PLANTA DE HIGO.

EL DUENDE DE LA PLANTA DE HIGO

Hoy es un día especial ,puesto que llego de España ,después de muchos años trabajando muy duro. Al fin ¡En mi lindo Trujillo! No obstante no me esperaba la desaparición del hijo de mi mejor amiga Agustina Alayo Carranza y su esposo José Eduardo Iturregui Merino.

Fue una noticia muy arremetedora ,ya que había salido en casi todos los periódicos de la ciudad ,debido al alto rango de puesto que ocupaba su marido.

Obviamente fui a visitarla luego de llegar de mi viaje ,sin embargo ,no me esperaba que vivieran en la Casa Calongue y Urquiaga .Aquella residencia que me traía muchos recuerdos tantos felices como tristes .Ya que, cuando eramos pequeñas pedíamos permisos a nuestros padres y al dueño en ese momento para poder jugar en esta casona. Entre horas del té ,peinando a nuestras muñecas ,hasta actuar creyendo que éramos las únicas dueñas ;vivimos la etapa más linda de cualquier niña. Pero aquí también ,tuvimos nuestra peor experiencia ,que fue el asesinato de mi abuelo cerca de la puerta de esta casa, ya que venía a recogernos para llevarnos a casa. Le habían robado todo lo que poseía en ese instante ,incluso hasta su propia vida .Nosotras no pudimos evitarlo y quedamos con un trauma de por vida al ver la escena del crimen. Fue tanto así ,que hasta lo veía aparecer en mi cuarto susurrándome cosas que nunca llegue a comprender.

Hoy, estoy parada frente a la puerta de este enorme monumento histórico ,para brindarle todo el apoyo y tranquilidad que ahora necesita y si es que se puede ayudar a encontrar a su bebe .Cabe recordar ,que a partir de la defunción de mi abuelo, tuve un don que me permitía observar cosas y seres fuera de la realidad como la conocemos y de cualquier sentido común. Pero eso no me impresionaba mucho ,porque de jovencita amaba leer obras sobre seres fantásticos y misteriosos con un aire sombrío y lúgubre.

Al tocar el timbre, me abrió un hombre ya de edad media, con canas; pero se veía que tenía porte y educación. Sorpresivamente apareció una mujer joven , calculo unos 25 años ,rubia, delgada; pero algo pálida. No tuve que seguir observándola ,sabía que era mi amiga. Ella me abrazo muy fuerte como si su vida dependiera de ello, lentamente se separó de mí y me dijo:

-Matilde, te extrañe mucho.

A lo que yo conteste:

-Yo igual Agustina.

Me invito a pasar y nos pusimos a platicar .Me conto como había conocido a su ahora esposo, a lo que se dedicaba y por su puesto me conto la desaparición de su bebe de 5 meses hace ya varias semanas ;y la búsqueda implacable en la que estaban su esposo y ella para encontrarlo.

Yo le conté como me había ido en España ,de mis altas calificaciones que obtuve en la Universidad de Sevilla y de los lazos de amistad que había formado con algunos compañeros.

Varias horas después de habernos puesto al tanto ,de lo que le había pasado a la otra, cuando nos separamos a los dieciocho años para encontrar nuestro propio rumbo. Ella me ofreció hospedaje a lo que yo respondí encantada afirmando un si con un ligero movimiento de cabeza.

Varias semanas habían pasado desde que yo llegue .En este tiempo me había dedicado por completo a ayudar a buscar al pequeño Alejandro .Pero una noche, como no tenía mucho sueño, fui por un vaso de agua y extrañada observe unas siluetas negras en el patio de la casa, duendes como pude reconocer, con su cabello rubioalborotado,de estatura pequeña y con unos ojos azules penetrantes .Y no tuve que seguir pensando más ;me había dado cuenta que ellos eran los responsables de que él bebe no este con Agustina.Deuna manera muy sutil y escurridiza fui hasta el cuarto de la pareja y les conté todo lo que había visto .Ellos vacilaron un momento en poder creerme. Pero mi amiga convenció

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