EL ELOGIO DE LOS JUECES

ENSAYO SOBRE EL LIBRO “EL ELOGIO DE LOS JUECES”

El libro conjuntamente deja una reflexión sobre el desempeño personal de la profesión, en específico trata sobre las funciones de los abogados y de los juzgadores, que a manera de critica hace notar los malos hábitos que conforme va desarrollando su carrera van adoptando.

En el primer capítulo el autor trata sobre la confianza y fe que se debe tener en las resoluciones que emita el juzgador, además hace reflexionar de como un litigante puede obtener esa confianza y fe, es decir que ésta se consigue a través de buenos argumentos y estudio de la materia.

Con lo anterior, si un abogado es estudioso, se prepara, argumenta y fundamenta sus peticiones debidamente, deberá confiar en que la justicia estará de su lado, si bien quizá no obtenga el resultado deseado éste actuará con el ánimo de que las resoluciones sean justas, en el conocimiento jurídico se encuentra la fe en la justicia, misma que no necesariamente se debe traducirse a ser vencedor en el caso, esto es independiente.

Menciona también que el abogado debe de ser respetuoso con sus colegas, es decir, no debe de valerse de recursos bajos para obtener resultados favorables por parte de los juzgadores, actualmente es difícil afirmar que los juzgadores no sean partícipes de estos actos de ahí que el autor al tratar este tema procura rescatar las buenas costumbres en el desempeño.

Por otra parte, en el capítulo de la urbanidad (o de la discreción) en los jueces, en el cual el autor refiere la importancia de la humildad en los litigantes, si bien debe de confiarse en la justicia también deben de hacerse valor los recursos de manera educada y formal ante el juez sin alardear de conocimiento sólo porque se encuentre en presencia de sus representados y con ánimo que quedar bien, es común observar que los abogados cuando no se encuentran en presencia de sus defendidos actúan tranquilos y hasta humildes sin embargo al estar en presencia de los representados y familiares de éstos su comportamiento es variante, es decir la actitud se torna déspota y altanera lo que deja ver únicamente es la falta de preparación de éste, dado que no es necesario demostrar soberbia y despotismo para hacer valor sus derecho mucho menos demostrar que sus conocimientos son superiores incluso hasta para el mismo juzgador.

El abogado debe ser culto, respetuoso del ejercicio de la profesión y de los conocimientos de sus semejantes, conducirse contrariamente expone una falta de conocimiento en la materia, ignorancia e inseguridad en los asuntos, lejos de parecer ante su representado y propio juez como un ser sabedor de sus obligaciones lo hace ver soberbio e insolente.

Lo anterior conlleva a recapacitar que el juzgador también al notar una actitud de despotismo y soberbia por parte del abogado, tiende a caer en ese rol, es decir, le provoca imponerse, algunos lo hacen en forma pacífica, en algunos otros casos no tanto, como lo cita el autor en el capítulo las predilecciones de abogados y jueces por las cuestiones de derecho o por las de hecho, describe como los abogados y el juzgador caen en esa similitud de demostrar su sabiduría, es decir, tratan de demostrar quien tiene mayor conocimiento; sin embargo, particularmente considero que al caer en esa actitud lo único que dejan notar es la ignorancia en la que viven, el juzgador debe mediar, no dejarse llevar por las actitudes negativas del abogado y éste a su vez no debe olvidar el lugar que ocupa mismo que es tan valioso como el del mismo juzgador y viceversa.

Considero que la idea que promueve el autor sobre el actuar del juzgador y abogado es que sean capaces de escuchar, de hacerse notar con la prudencia debida sin dejarse llevar por falso conocimiento,

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