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EL NUEVO ARTICULO CONFLICTOS CIVILES E IDEOLOGIA RELIGIOSA


Enviado por   •  12 de Febrero de 2018  •  Ensayos  •  2.224 Palabras (9 Páginas)  •  63 Visitas

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CONFLICTOS CIVILES E IDEOLOGIA RELIGIOSA.

La dimensión religiosa de la vida social fue un objeto privilegiado del análisis sociológico en sus orígenes. No tenemos más que recordar la producción de los padres fundadores de la sociología.

 El objetivo primero de la sociología fue, históricamente, el proceso de modernización de las todas las sociedades de cualquier parte del mundo. Todos los sociólogos atribuyeron a este proceso un carácter secularizador:

el proceso de secularización de la vida social era un elemento central de la modernización. Después fue perdiendo importancia la cuestión religiosa para los sociólogos, seguros como estaban de la decadencia de la religión; y ya que es una obra que se produce lentamente, comenzaron a señalar como excepción el mundo norteamericano y centroamericano. Pero con la llegada de la riqueza económica, o del capitalismo, o a la modernización de sociedades no solo del centro del país sino de todo el mundo —y sobretodo en las sociedades que parecía que la religión no presentaba los mismos síntomas de decadencia que en el centro del país— la pregunta sobre la conversión de esta institución social comenzó a ser replanteada.

Y, por último, tras las oleadas de inmigración recibidas por las sociedades estadounidenses a lo largo del tiempo tanto después de la Primera y, sobre todo, de la Segunda Guerra Mundial, la pregunta sobre esta conversión  se extiende al interior de estas sociedades que se pensaban como ya secularizadas; pregunta que se ha ido ampliando hacia nuevos horizontes tras los sucesivos grandes estallidos de nuevas formas de vida y de pensamiento ideológico, surgidos en diferentes partes del mundo, de una violencia definida por sus autores en términos religiosos. La religión, así, en nuestros días, vuelve a ser un objeto fundamental de reflexión para los sociólogos.

IDENTIDAD COLECTIVA Y CONSTRUCCIÓN SOCIAL.

Encontramos la cuestión absolutamente central de lo que los sociólogos llaman identidades colectivas. Desde el punto de vista psicológico se puede decir que este nivel hace referencia a la conciencia de pertenencia a grupos de cada individuo, la cual forma parte indiscutible de su identidad personal.

Pero, ya desde el punto de vista sociológico, es preciso partir de la afirmación fuerte de que una identidad colectiva no es la primera y directa fuente de emanación de un rasgo común. La mera posesión de un rasgo común no determina directamente la aparición de una conciencia de pertenencia común basada en esa posesión.

 Ningún rasgo produce por se esa conciencia. Para que un rasgo se convierta en un símbolo de pertenencia, es preciso un proceso social que produzca una significación de ese rasgo en términos de identidad colectiva. Es necesario un proceso exitoso: alguien define esa significación, otros la difunden y la significación puede tener éxito o no tenerlo. El éxito máximo se logra cuando el 100% de los que poseen el rasgo acaban creyendo por si mismos en la significación difundida y sintiéndose miembros de ese grupo.

Las identidades colectivas son realidades socialmente producidas, socialmente objetivadas y planteadas de tal manera  que, además, a través de los procesos de socialización y de interacción en general se convierten en elementos de la identidad personal. La conciencia individual de identidad colectiva y la representación social de esa identidad no son emanación de la realidad material, sino que son realidades simbólicas socialmente construidas en un mundo social compuesto de sujetos desiguales en términos de capacidad para producir y difundir representaciones que llegan a ser abrazadas por un conjunto de individuos que, al abrazarlas, se constituyen y construyen un grupo, con un sentido de pertenencia mutua. Esto hace que la identidad colectiva sea objeto de análisis sociológico.

Los sociólogos dicen que las identidades colectivas son realidades sociales y hacemos de ellas un objeto de nuestro análisis. Las identidades colectivas pertenecen primeramente al mundo de las representaciones e imágenes de la realidad y, en su proyección individual, al mundo de la conciencia.

Representación y conciencia que, al ser observadas por el sociólogo, deben ser tomadas como tales, en tanto que fenómenos sociales, entre representación del objeto y el objeto de la representación; el sociólogo no debe enjuiciar la validez científica de la representación; la representación es la realidad para él, independientemente de que sea real o verdadera; es real porque existe y determina el comportamiento de quien la tiene, no porque sea verdadera; lo cual implica, a su vez, que la representación y la conciencia pueden ser esencialistas y de hecho, suelen serlo.

Estamos dentro del mundo de las creencias. El sociólogo debe analizar cómo se producen y se reproducen y cómo determinan el comportamiento de los individuos. Una identidad colectiva lleva implícita, siempre, una definición social de una realidad colectiva. Esta definición no es real porque sea verdadera como tal definición.

El componente cognitivo de un grupo es real independientemente de que sea verdadero desde un punto de vista científico. La definición es real porque existe, y existe mientras sigue siendo mantenida por los miembros y determinando su comportamiento. En este segundo nivel de los señalados por algunos sociólogos, en el ámbito de la identidad colectiva, encontramos que el individuo se ve a sí mismo como siendo una serie de atributos.

Estos atributos —con una dimensión cognitiva que le dice al individuo lo que es— son materia socialmente construida, aprendida y vivida por el individuo en sus formas de convivir y compartir con otros.

 Todos los atributos son atributos sociales, en el sentido de que su significación es socialmente construida. Incluso los atributos que tienen una base puramente biológica, como puede ser el color de la piel, son en realidad sociales. Ser negro no es importante en sí; su significación depende del contexto social en el que el individuo vive. Ser negro puede ser insignificante en una comunidad de África y puede ser muy significante en una ciudad de habitantes mayoritariamente blancos. El color de la piel no es el atributo; el atributo está constituido por el citado color en una relación de significación social.

LA GLOBALIZACIÓN DIFUMINA EN EL PAIS Y LOS PROCESOS CULTURALES

La sociología histórica ha sido esencial para comprender el proceso por el cual se van formando la progresiva homogenización cultural interna de cada Estado y la de la también progresiva heterogenización entre todos ellos. Quedémonos ahora en la primera. Para darse cuenta de la consistencia de este proceso de homogenización cultural de la población podemos pensar en el modelo general de formación de estos Estados.

Su centro político-territorial se definió en un largo proceso histórico, a través de guerras y constantes movimientos geográficos, tratados de paz y matrimonios reales. Dentro de estos territorios que se fueron anexando habitaban poblaciones con culturas y tradiciones, con lenguas y con religiones distintas. A partir de ciertos momentos, los Estados comenzaron con una política homogenización cultural de estos grupos étnicos preexistentes.

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