EL SENSIONALISMO EN LA TELEVISIÓN PERUANA

EL SENSIONALISMO EN LA TELEVISIÓN PERUANA

Fue un 17 de enero de 1958, que se lanzaron las primeras emisiones televisivas en nuestro país.

Aunque la antena se mantuvo fría varios meses, ese año se elaboraron los primeros guiones de televisión que congregó a rostros como los de la folklorista Elsa Núñez del Prado y del actor de teatro Manuel Delorio.

Pero todo este escenario tan pictórico, el cual trajo diversidad cultural al empalagarnos con sus historias, ¿Cómo es que poco a poco se invade del “Sensionalismo”? …Pero ¿a qué denominamos sensacionalismo?

Según Juan Gargurevich Regal: “Son los hechos reales exagerados”.

Este movimiento tiene un lugar de origen significativo en la historia del periodismo en el Perú. El cual comenzó con la aparición de diarios como: “La Crónica”. Un tabloide de bajo precio que circuló a partir del 7 de abril de 1912. “El tabloide” tenía características clásicas del sensacionalismo de la época, como tamaño pequeño, títulos y fotos más grandes y, sobre todo, temáticas distintas, más “interés humano”.

Desde la época en que aparecen estos diarios, las personas comienzan a observar los periódicos como una herramienta diferente, una forma de prensa: "amena", "entretenida", "barata", y "educativa". Entonces la prensa sensacionalista “chicha”, se convierte en un espacio textual y visual que además se retroalimenta con la televisión.

No obstante, sabiendo lo anterior nos preguntamos lo siguiente: ¿Qué pasaría en la ciudad de Lima sin sensacionalismo o prensa chicha?, ¿Cuáles serían los principales efectos culturales?

Según, Velásquez Castro Marcel, estos serían algunos de los efectos:

“En primer lugar, miles de habitantes dejarían de leer, ya que su única experiencia de lectura la constituyen periódicos chichas.”

Y quizás como dice este autor las personas al dejar de leer se volverían más ignorantes, además no tendrían ninguna forma de cercanía a la realidad social, ya que su deleite la “prensa chicha”, motivo por el cual leían ya no estaría más en los periódicos.

“Los quioscos de periódicos perderían color y dejarían de ser un espacio de reunión y goce de lo prohibido.”

Esto si hablamos de las personas que gustan de acercarse a los quioscos de periódicos y revisar las portadas de revistas sensacionalistas, las cuales atraen a los más afanados hombres que buscan el placer visual y llenar su imaginación con imágenes obscenas de mujeres desnudas como: vedettes, modelos y personajes televisivos, además de gustar de leer Titulares “atrayentes” con palabras soeces y enterarse de historias que en verdaderamente son invenciones editoriales y exageraciones de la realidad social.

“No existirían figuras del espectáculo o de los deportes que, convertidos en héroes o villanos coyunturales, sirvan de modelos o antimodelos a los televidentes.”

Esto si tomamos en cuenta a la prensa chicha en la televisión. Mucha gente dejaría de imitar roles de otras personas, que en realidad solo son modelos creados de un espejismo de la realidad. Es decir, las personas ya no se guiarían por otros modelos sociales ya sea buenos o malos y quizás tomen sus propias decisiones de vida. Ya no podría existir en la televisión “la Susy Díaz”, transmitiéndole a la gente su sabio lema “vive la vida, no dejes que la vida te viva”. Y menos dar su ejemplo de vida libertina, mostrando sus “hazañas amorosas”.

“La brecha entre los acontecimientos públicos y el ciudadano popular crecería, ya que éste no tendría el mediador que, regido por la expresividad, informalidad y familiaridad, lo conecta con la totalidad social.”

Esto nos quiere decir que las personas al no tener prensa chicha en los periódicos o televisión, perderían la cotidianidad de ver Tv o leer la prensa, lo que provocaría que se alejen de la realidad social, al no enterarse de lo más mínimo de lo que pasa en el mundo.

“Las elites lo agradecerían porque lo "obsceno", aquello que no debe ser representado, desaparecería de los espacios públicos de la ciudad.”

Y de esto también nos habla Mario Vargas Llosa en “La Ciudad y Los Huachos”, en donde afirma lo siguiente: “La cultura chicha es una suma de subculturas, incluyendo la popular, la masiva, la de la sierra que bajó a la ciudad. Es el mal gusto llevado al límite. Es lo procaz, lo sensacionalista, lo analfabeto, lo chillón. Es la irrupción de las masas y el terror de las elites.”

Y esto posiblemente sea también en caso de la televisión, ya que a diferencia de la prensa escrita, en televisión los sucesos pueden hacer volar la imaginación de los televidentes y verse mucho más vulgares, exagerados e inapropiados, cosa que a la gente de élite no agrada, sin embargo, esta no es la mayoría.

“Por otro lado, también habría efectos culturales de otro signo: la reproducción de la lógica racista y la discriminación de género perderían un motor importante, y la infamación de los sujetos populares ya no se daría desde uno de los principales soportes materiales del mundo urbano popular. La prensa sensacionalista chicha representa y modela la cultura popular urbana por cuanto contribuye a construir un tramado de formas conceptuales y sensibles que se instalan diariamente en la vida cotidiana de más de un millón de limeños. Sus detractores podrán argüir que dichos periódicos construyen una imagen de la comunidad sin conciencia histórica ni respeto a la diversidad cultural, que contribuyen a la formación de sujetos que reproducen prácticas racistas, patriarcales y homofóbicas en la ciudad de Lima, y no les faltará razón; sin embargo, ese es sólo la portada del problema, hay que leer también la contraportada. Su calidad de "entretenida" refiere a la perspectiva jocosa y desprejuiciada que rige en el tratamiento de todas las noticias, el grueso humor popular que se alimenta muchas veces de los sedimentados prejuicios.”

Para este autor, el acabar con la prensa chicha implicaría también acabar con muchos prejuicios alimentados por todos los medios de comunicación, en los cuales con su humor hilarante en toda clase de situación, solo consiguen expandir hondas como: racistas, homofóbicas, alienantes, que se visten de maravillas para atraer a todo público que pasivamente se deja influenciar.

Estos son algunos de los efectos citados por este autor, sin embargo, yo me atreveré a agregar algunos más:

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