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EL TEMA DE LA INDEPENDENCIA


Enviado por   •  20 de Enero de 2016  •  Tareas  •  2.519 Palabras (11 Páginas)  •  265 Visitas

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TEMA V INDEPENDENCIA

5.1.- El SANTANISMO

Se inclinó por la corriente conservadora, suprimió la libertad de imprenta. Restableció la orden de Guadalupe creada por Iturbide. Aumento la leva. Dilapido el erario; estableció impuestos por uso de puertas, ventanas, animales y por tener animales domésticos. A solicitud de la Legislatura se le dio el título de alteza serenísima; se prorrogaba su mandato por tiempo indefinido y se le daban facultades para nombrar a su sucesor. En 1855 vendió a Estados Unidos el territorio la mesilla por diez millones de pesos. En su tiempo se compuso el Himno Nacional Mexicano. Se inicio la navegación con barcos de vapor en Texcoco.

Hizo revocar la legislación anticlerical de Gómez Farrias, y el 31 de junio de 1834, la Universidad fue restaurada, recibiendo nuevas normas fundamentales, el 12 de noviembre de 1834, y un reglamento, el 16 de febrero de 1835. A fines del régimen de Santa Anna. La Universidad recibió una nueva reglamentación en  la ley del 19 de diciembre de 1854 (T. Lares).

Con la reacción de Santa Anna contra la política de su activo y liberal vicepresidente, Gómez Farías, se inició una nueva fase en el santanismo, que también requería una nueva expresión constitucional.

         El congreso, establecido el 4 de enero de 1835 después de algunos meses, se declaro… Tercer Congreso Constituyente; primero produjo las Bases para la nueva Constitución (23 de octubre de 1835) y luego, del 15 de diciembre de 1835, al 6 de diciembre de 1846 las Siete leyes constitucionales, que además de contener importantes “derechos del hombre”, establecen los principios centralista, plutocrático (ingresos mínimos para poder fungir como ciudadano), y de intolerancia religiosa, creando además el Supremo Poder Conservador, o sea, una comisión de cinco personas que debe guardar la constitución y sostener el equilibrio constitucional entre los poderes; comisión solo responsable ante Dios y la opinión pública.

Además se observa por parte del santanismo una significativa labor legislativa en diversas ramas del derecho administrativo. Un problema especial, al respecto, que el gobierno trato de resolver mediante una serie de leyes que a menudo manifiesta cierta desorientación y un espíritu de experimentación, era la existencia de grandes cantidades de terrenos baldíos, que el gobierno quería incorporar, mediante un sistema de colonización vigilada, a la economía naci9onal, atribuyéndolos a nacionales (veteranos por ejemplo) o extranjeros que reunieran ciertos requisitos.

Santa Anna continuó su política de irse y volver a la Presidencia de la República, lo que dio motivo a varias presidencias interinas, todo ello en medio del derroche de los exiguos dineros públicos, el incremento del desempleo, la mendicidad, la delincuencia y el crimen. No obstante, se hicieron algunas obras suntuosas como el Teatro Nacional; además, se erigió el Tribunal Mercantil y el de Minería y se formo una Junta Calificadora de la Legislación Nacional.

El presidente santa  Anna en persona con un ejército de 6000 hombres, fue a vencer a los rebeldes; les impuso varias derrotas, derramó sangre innecesaria en El Álamo, defendido por 150 texanos, que hizo ejecutar. La indignación provocada por este acto en gran parte explica el curso de los próximos acontecimientos. “Remember the Alamo”. Sorprendido en plena siesta, fue tomado prisionero y fue derrotado en San Jacinto en 1836 y tuvo que firmar los Tratados de Velasco, por los que se comprometía a suspender la guerra.

5.3.- PORFIRISMO

De 1876 a 1911, México vive de nuevo bajo un despotismo ilustrado, hasta hace poco bastante desacreditado, pero desde muchos puntos de vista comparable al régimen de los mejores Borbones.

Los principales medios para conservar el poder era el divide et impera y la censura solo como último recurso, Porfirio Díaz recurrió al crimen político.

A pesar de los lemas de “Sufragio efectivo” y “No reelección”, que figuran en el Plan de Tuxtepec (1876), el sufragio, manipulado por el poder ejecutivo, llevo hacia la reelección repetida del general Porfirio Díaz, de 1876 a 1910 con un intervalo de 1880 1884 (durante el cual el presidente Manuel González, algo vanidoso, amigo de Porfirio, “guardaba el trono caliente” para este, el cual, entre tanto, se retiro modestamente a la gubernatura de Oaxaca y luego a la Suprema Corte).

Después de los desórdenes que México había sufrido desde 1810, la pax porfiriana ─una paz algo pretoriana─ vino como un bálsamo. Durante el primer  periodo, don Porfirio tuvo que liquidar a algunos enemigos políticos, pero el ten llevado y traído asesinato de los nueve pretendidos lerdistas en 1879, el peor crimen político de aquellos años, fue poca cosa en comparación con la horrenda cosecha de victimas que la política mexicana había costado durante los regímenes anteriores; en general, la política de de “pan o palo” de don Porfirio se destaca favorablemente de la de otros dictadores que este continente ha producido.

Cuando don Porfirio llego al poder, el capital extranjero no se interesaba mucho por México; se encontraba espantado por la perpetua insolvencia del erario.

En cuanto a la deuda exterior, esta principalmente consistía en los mencionados préstamos ingleses, crecidos hasta unos cien millones. Entre las hazañas del gobierno porfirista encontramos las conversiones de la deuda pública, en 1885 y 1888, a una tercera parte, bajo un régimen de intereses y amortización muy razonable con el cual México cumplió disciplinadamente, de modo que en los próximos decenios obtuvo crédito público en mercados extranjeros bajo términos favorables.

También el aspecto impositivo mejoró considerablemente durante el porfiriato, con ayuda de competentes colaboradores como Matías Romero, Manuel Dublan y finalmente José Ives Limantur. Por otra parte, la lucha contra las alcabalas, que caracteriza todo el régimen de don Porfirio, no fue coronada de un éxito total.

Sobre esta base, don Porfirio logró interesar al capital extranjero, para que viniera a llenar los huecos, dejados por la insuficiencia del capital nacional o por la aversión de este a salir de su campo favorito, que era la inversión en bienes raíces.

Entre estas inversiones tenía especial importancia para la unificación nacional el estimulo dado a la construcción de ferrocarriles. Ya desde la época de Santa Anna encontramos que el gobierno se  interesaba por este tema, sin embargo, la importante línea México-Veracruz no pudo inaugurarse hasta 1873. Desde entonces observamos una intensa actividad legislativa alrededor de los ferrocarriles.

Así, en vez de encontrarse la mitad de la fortuna del país en manos de la iglesia como en 1810, ahora, cien años después, la mitad se encontraba en manos de extranjeros, con dos importantes diferencias y mejores: los extranjeros eran un grupo menos unificado que la iglesia, y habían aportado gran parte de lo que poseían en 1910, en forma de inversiones originales y know-how, mientras que la iglesia había acumulado una porción considerable de su capital bajo presiones terrestres o recurriendo a promesas o amenazas de índole ultra terrenal.

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