ELECTROESTETICA FACIAL

HISTORIA DE LA ELECTROESTETICA FACIAL

Historia de la tecnología de la belleza

La electroestética es la aplicación de cargas eléctricas de carácter positivo y negativo (iones) en una persona con el objetivo de mejorar su apariencia física. En la actualidad desempeña un papel importante dentro de la medicina preventiva, ya que no solo se preocupa del embellecimiento externo, sino que además se interesa por la salud psíquica-física del paciente y su mantenimiento.

Los fundamentos físicos que acompañan a los fenómenos eléctricos parten de la gran diversidad de estudios realizados desde los tiempos de Hipócrates en la Grecia Clásica, que junto a los romanos definen la electroestètica como una técnica científica.

La electricidad es fácilmente reconocible en la naturaleza por su forma de relámpagos pero su generación de forma artificial fue formulada por Thales de Mileto (600 a.C.) al comprobar que al frotar el ámbar amarillo, podía atraer cuerpos ligeros.

Muchos científicos realizaron diferentes estudios sobre la electricidad pero fue benjamín Franklin quien las denominó como energías positiva y negativa.

J. Whilhem Ritter fue quien demostró las bases de la electro estimulación en estudios realizados entre los años 1776 y 1810. La palabra electricidad era sinónimo de poder.

La estimulación de músculos y nervios en forma eléctrica se conocía alrededor de 1750. Este tipo de energía se usó en el tratamiento de algunas patologías como el reumatismo, neuralgias, parálisis, atrofias y contracturas musculares.

Si bien el conocimiento de los efectos obtenidos sobre el organismo, viene desde la antigüedad, fue en los siglos XIX y XX cuando se efectuaron múltiples esfuerzos para encontrar una relación entre la electricidad y el funcionamiento corporal.

Sin embargo, la aplicación de corrientes con fines solamente estéticos tiene su mayor incremento en el siglo XX, hasta llegar hoy en día a sofisticados equipos capaces de ofrecer una diversidad de bondades.

La electroestética se utiliza también sobre todo para tratamientos faciales de limpieza (peelings) y como atenuante de las líneas de expresión. Para ello se utilizan diferentes tipos de técnicas o corrientes eléctricas que, combinadas con determinados productos químicos, consiguen penetrar mejor en la piel y realizar el tratamiento de renovación celular en mayor profundidad. Como ejemplo podemos citar la iontoforesis, que consiste en el aprovechamiento de una determinada corriente eléctrica (galvánica) para introducir determinadas sustancias en el interior del organismo, que suele tratarse de una solución ionizada que permite el intercambio celular. La zona a tratar debe estar completamente limpia y desinfectada y se aplica mediante placas. Otra corriente a aplicar es la electrolisis, proceso por el cual se destruyen determinados tejidos sobrantes aprovechando la acción cáustica y química de la corriente galvánica. Por último, el ultrasonido, que produce compresiones y dilataciones en los tejidos según la frecuencia elegida, lo cual facilita el tránsito y la expulsión de las grasas acumuladas.

Las tendencias actuales han hecho que el diseño de la aparatología también evolucione apareciendo distintos tipos de ondas y pulsos, como por ejemplo las ondas interferenciales, las corrientes farádicas, sin excluir en electroterapia otras formas de tratamientos como las ondas cortas , la diatermia y la radio frecuencia, algunas de las teorías aplicadas en la actualidad a diversos tratamientos corporales para eliminar con gran eficacia las adiposidades localizadas, combatir la celulitis, mejorar la flacidez, procedimientos que garantizan calidad y satisfacción en los resultados.

En los años 50 el profesor y doctor Ginsberg con la colaboración del físico Millinosky, presentan el aparato Diapulse que produce una transmisión pulsante.

En la misma época, los japoneses Fukada y Yasuda y los americanos Bassett y Pilla, diversificaron sus estudios para comprender el comportamiento de estas ondas electromagnéticas.

Avanzando en los años 1970 y 1975 las revistas médicas y científicas hablan del efecto terapéutico de la onda Hertzniana y la transmisión de la onda pulsante asociada con el moderado efecto térmico.

Hemos visto como en la electricidad se han efectuado cambios.

En Electroestética Facial existen diferentes modalidades de trabajo que pueden ser utilizadas, a base de corrientes eléctricas con el fin de lograr la tonificación de la musculatura facial, la estimulación trófica de la piel, las cuales son denominadas ELECTROLIFTING FACIAL. La microdermoabrasión y la iontoforesis representan excelentes opciones cuando el objetivo es ofrecer una terapia integral.

Microdermoabrasión superficial:

Es uno de los sistemas físicos de peeling más empleados debido a que actúa sin riesgos para el paciente, su práctica es ambulatoria, no requiere de anestesia, no es dolorosa, es segura y sin riesgos de alergia. El sistema más reciente, conocido como “microdermoabrasión por punta de diamante”, se utilizan boquillas que poseen el material abrasivo inserto en sus terminales. Es una exfoliación a nivel local y la técnica de tratamiento consiste en el deslizamiento sobre la superficie cutánea determinada cantidad de veces hasta obtener un color rosado. En la microdermoabrasión médica se aborda niveles más profundos.

Electrolifting:

Puede ser realizado mediante distintos tipos de corrientes eléctricas, actuando éstas sobre los planos muscular o cutáneo. Durante el empleo de microcorriente se busca como objetivo la obtención de una estimulación tanto muscular como trófica cutánea, al actuar la corriente sobre los estratos dermo-epidérmicos. Los beneficios de esta práctica son, mejor tono muscular, recuperación de las condiciones elásticas de la piel, incremento del grado de hidratación y permeabilidad, oxigenación, incremento de la síntesis celular de colágeno y elastina, entre otros.

Iontoforesis:

Consiste en la penetración de principios activos o fármacos específicos,

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