ELOGIO A LA OCIOSIDAD

Ensayo “Elogio a la ociosidad”

Elogio a la ociosidad es un breve ensayo escrito por el filósofo, matemático, británico Bertrand Russell en el año 1932, mediante el cual el autor realiza una defensa del ocio productivo y ataca a la sociedad capitalista de ese entonces, abogando por un sistema mucho más humano en el cual se reparta de manera equitativa el trabajo, y la gente pueda disfrutar de su tiempo libre, ocupándolo en su desarrollo personal.

Este requerimiento de igualdad de tiempo de ocio para todos, contribuiría según Russell en bienestar físico y sicológico a la población en general, sin hacer distinción de clase social, dando la posibilidad a cada individuo de desarrollar sus capacidades intelectuales, artísticas, creativas, o simplemente permitiéndole disfrutar de las actividades de provecho que el tiempo libre ofrece.

Otra diferenciación que hace el autor en su obra es la del ocio negativo, que es el de la gente adinerada que vive del trabajo de los demás y, el ocio positivo que es el de la gente trabajadora que una vez que ha cumplido con sus labores se dedica a atender a su familia o a cultivar sus aficiones.

Afirma también que cuando el individuo ha descansado lo suficiente es mucho más bondadoso, menos inoportuno y tiene mejor carácter, es decir, está menos nervioso, menos tenso, lo cual conlleva que tenga menos enfermedades de tipo emocional, incluso pueda trabajar mucho mejor.

Russel propone la reducción de la jornada laboral a cuatro horas, considerando que trabajar ocho o más horas para otra persona no hace feliz al ser humano ya que le quita tiempo de ocio, el cual es fundamental para el desarrollo de su potencial creativo. Bajo esta modalidad dice el autor, no habría desempleo, ni guerras, la calidad de vida sería digna, se beneficiarían las artes, la filosofía, las personas irían tras sus metas, sus ideales, es decir, lo que en verdad los hace felices.

Si bien este ensayo fue escrito el siglo pasado, su contenido puede ser aplicado en la actualidad, ya que en Latinoamérica la situación no parece haber variado de esa época a esta, en la que se premia la “cultura del esfuerzo” al considerar el arduo trabajo como una virtud; y se critica duramente el “tiempo de ocio” sin tomar en cuenta que este al ser usado sabiamente trae consigo bienestar.

Actualmente, la vida diaria de un adulto se divide en tres partes: trabajo, ocio y descanso siendo este último al que menos atención se le suele dar o el que se ocupa en actividades extras. El tiempo de trabajo es obligatorio, ya que si no se lo cumple a cabalidad, el empleador lo despedirá inevitablemente; si bien la legislación ecuatoriana dicta que son 8 horas laborables, la duración de la jornada suele extenderse debido a que el sistema económico obliga a trabajar más horas a fin de conseguir más ingresos.

Considerando que la semana laboral comprende cinco días de trabajo y dos de descanso, el tiempo asignado al ocio es bastante corto para realizar las actividades que se desearían, por ende, no puede ser disfrutado al máximo. Al tiempo de ocio se le da mayor importancia que al de descanso y en él se realizan actividades de disfrute de la vida, dejando de lado las actividades de desarrollo personal. El tiempo de descanso es aquel destinado exclusivamente a las horas de sueño, las cuales deberían ser de mínimo entre 7 y 9 horas.

Como conclusiones se pueden mencionar que:

• El ocio es esencial para la civilización puesto que permite el desarrollo de sus capacidades intelectuales y artísticas.

• El ocio es importante para la salud física ya que permite la realización de actividades que mejoran el funcionamiento el organismo; y para la salud mental, pues contribuye al bienestar emocional, psicológico, social del individuo, lo cual influye en la manera que piensa, siente e interactúa.

• No todos los individuos utilizarían su tiempo libre para cultivar su espíritu, pero sería una decisión propia garantizada por el Estado, basada en la libertad de elección.

• La tecnología podría hacer que el ideal de Russel no se llegue a cumplir, ya que incluso el “tiempo muerto” de un individuo es utilizado por lo general en la revisión de su teléfono portátil mediante el cual accede a aplicaciones que inevitablemente generan algún tipo de ganancia a otros, es decir, está produciendo, consumiendo, o incluso trabajando.

Si bien Russell inicia su ensayo con el refrán: “La ociosidad es la madre de todos los vicios”, le agregaría la frase “y como madre hay que respetarla”; ya que en esta época en la que se enfatiza la defensa de los derechos humanos, la esclavitud debería ser abolida totalmente y el trabajo, de cierta manera, se asemeja mucho a ella al ser impuesto al hombre como un castigo desde el Génesis: “Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra”, y no como una herramienta para alcanzar objetivos.

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