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ENSAYO SOBRE: Políticas De La Educación Superior En Venezuela Y Factores Que Inciden En El Sistema De Educación Superior Venezolano

carrodri10 de Abril de 2014

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• ENSAYO SOBRE: Políticas de la educación superior en Venezuela y Factores que inciden en el sistema de educación superior Venezolano

El desarrollo de la educación superior en Venezuela da cuenta de la impronta

que ha marcado su vínculo con el poder. En el siglo XX ello se expresó en su

papel legitimador de la democracia y en su consolidación como mecanismo de

ascenso social. En la década de los 90 la crisis social, política y económica del

país culminó con el triunfo de una opción política que se ha propuesto durante

la última década la refundación de la república y, últimamente, la revolución socialista.

En este proceso se identifican dos etapas con la puesta en práctica de

diferentes medidas en el campo de la educación superior, la primera de 1999 a

2002 y la segunda de 2003 a 2009. Las medidas más importantes han sido: 1°

la creación de nuevas instituciones, 2° la eliminación de requisitos de ingreso y

3° el desarrollo de la municipalización de la educación superior a través de la

Misión Sucre. Todas estas medidas han estado al margen de las instituciones

autónomas existentes, lo cual ha producido la expansión de la educación superior

pública, pero también ha generado la existencia de dos sistemas paralelos

de educación superior, en tanto el proceso no ha estado exento de un alto contenido

ideológico marcado por la identificación socialista del proceso, lo cual ha

trasladado a la educación superior el clima de polarización política existente

en el país, sin que se haya producido el aumento de la calidad de la educación

superior.

Es un lugar común en la literatura sobre educación superior afirmar que cada

sistema educativo lleva la impronta del sistema político en el cual se desarrolla.

La historia de la educación superior y, en particular la de la universidad, da

cuenta de cómo desde su surgimiento hasta nuestros días, la identidad de la

educación superior ha estado marcada por las dinámicas de poder y las tensiones

que ello ha producido al interior de los países. En América Latina, el origen

de la universidad se encuentra en la implantación del modelo hispánico medieval,

expresión de los intereses y necesidades del poder español conquistador;

modelo que prácticamente permaneció inalterado hasta el siglo XIX, cuando los

movimientos independentistas de las colonias rompieron con los vínculos que

les unían al menoscabado imperio español.

Ello dio inicio a una nueva etapa de la universidad latinoamericana en la cual

comenzaron a proponerse cambios que, más allá de implicar transformaciones

de fondo, las cuales hubiesen significado la completa desaparición del modelo

colonial, se orientaban a definir una universidad que rompiera con la institución

confesional y abriera las puertas “… a todos los grupos sociales…” y, entre otras

medidas más administrativas que de fondo, suprimiera los prejuicios raciales de

la Colonia y redujera el costo de los títulos académicos (Leal, 1981: 136). Por lo

tanto, esta raíz colonial permaneció a pesar de la independencia política de las

naciones, aunque se incorporaron intentos de modernización de la estructura

institucional -en distintos momentos e intensidades, de acuerdo con la realidad

de cada país latinoamericano- expresados en elementos propios de la universidad

profesional napoleónica, lo cual dio origen a un modelo híbrido en el cual “…

la vigorosa influencia del positivismo se hizo sentir […] robusteciendo la línea del

profesionalismo…” (Romero, 2008: 35).

Estos antecedentes fueron el clima propicio para que se diera el emblemático

Movimiento de Córdoba (1918) y su propuesta de “…revolución desde la

Universidad, [dotándola] de poderes misionales –ideológicos, culturales- para

salir al encuentro de los tiempos…” (Cuneo, s/f.: XI), lo cual sin embargo no

produjo un impacto de envergadura ni en lo social, ya que la impronta elitista

permaneció, ni al interior de la universidad en tanto el resultado más relevante

fue el de la instauración del cogobierno (Parra, 1996).

Aún así, este modelo constituye el “marco estructural básico” (Ribeiro, 1971)

en el cual se insertaron las universidades latinoamericanas, con los matices propios

de cada sociedad nacional y con su particular forma de relacionarse con el

Estado y la sociedad.

En Venezuela, los aires de Córdoba sólo llegaron para quedarse en 19361,

cuando muere el dictador Juan Vicente Gómez, quien había logrado la estabilidad

social y política del país, gracias a un férreo control del aparato estatal, lo

cual aunado a la expansión de la producción petrolera y el consiguiente incremento

de la renta así obtenida, permitió la articulación definitiva de Venezuela al

sistema capitalista y el establecimiento de las bases de un proyecto moderniza dor, históricamente reconocido como de consenso entre sectores diversos, que

lograron acordar tareas, formas organizativas y objetivos, a pesar de los altibajos

y aristas encontrados en el proceso, toda vez que de 1948 a 1958, el país nuevamente

estuvo sometido a una dictadura militar.

Así, en el periodo entre 1936 y 1958 en este consenso -un tanto precario,

sin embargo- prevaleció la idea de la educación como palanca de movilidad social

y de desarrollo económico, lo cual permitió promover un proceso de modernización

en la universidad venezolana, en el cual se sentaron las bases del

modelo autónomo, popular y democrático, bajo la inspiración de Córdoba; es de

destacar que en esta etapa se crearon el primer Instituto Pedagógico (1936),

adscrito directamente al Ministerio de Educación, y las dos primeras universidades

privadas (1952); de tal manera que, aunque no se hablaba de un nivel de

educación superior, en el cual se incluyeran estas instituciones a la par con las

universidades públicas ya existentes, encontramos allí un rasgo incipiente de la

diversificación que posteriormente se daría.

Es también en este periodo posterior a 1936, cuando empieza a plantearse

que la dedicación de los profesores a la universidad fuera significativamente

mayor, lo cual da inicio -todavía de manera muy incipiente y reducida a pequeños

núcleos, fundamentalmente vinculados a la medicina- a la diferenciación entre

los ‘catedráticos’ prestados a la docencia universitaria por su prestigio o vocación

al magisterio y el ‘profesor’ quien busca consolidar su carrera profesional,

en el intercambio con los estudiantes, a través de la docencia y, sobre todo, en

la investigación científica (Parra Sandoval, 2003).

La caída de la dictadura militar en 1958 representa para Venezuela el inicio

de una etapa en la cual se consolidaría el modelo de democracia representativa,

cuya prioridad fue la democratización y modernización del país. Con esta meta,

el Estado asumió la responsabilidad del papel de mediador social y garante del

igualitarismo, en tanto contaba con la renta petrolera para su funcionamiento y

sostén. En el cumplimiento de este papel se otorgó autonomía a la universidad y

se decretó la garantía de acceso sin ningún tipo de discriminación ni restricción,

la gratuidad y, la consolidación de la educación – en particular, la universitaria

– como mecanismo de ascenso social y vía expedita de consolidación de las

capas medias profesionales del país.

Dos decisiones importantes de política pública deben ser destacadas en

esta etapa2, porque marcaron huella en el desarrollo de la educación superior

venezolana: en primer lugar, la promulgación de la Ley de Universidades (1958),

uno de los primeros actos de la Junta de Gobierno que sucedió a la dictadura,

con la cual se decretó para la universidad la autonomía, la gratuidad, el cogobierno

y se aseguró “... la vigencia de la libertad de cátedra y de investigación...” (De

Venanzi, 1997: 17), concretándose así una de las aspiraciones de la dirigencia

universitaria inspirada en el Movimiento de Córdoba. En segundo lugar, la reforma

a esa Ley de Universidades en 1970, con la intención evidente –aunque no

declarada expresamente- de legalizar un mayor control de las universidades por

parte del Estado, en tanto estas instituciones se habían transformado en espaeducación

superior y sociedad ess

Las transformaciones de la Educacion Superior en Venezuela: en búsqueda de su identidad

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cios para el activismo de la izquierda radical opuesta violentamente al gobierno

y, a su vez violentamente perseguida por éste.

Esta reforma marca una inflexión importante entre otras cosas por su repercusión

en la diversificación del Sistema de Educación Superior, el cual incipientemente

comprendía, no sólo las universidades, sino algunas otras instituciones

de educación terciaria, ya creadas pero sin nexos evidentes entre ellas o con las

universidades, que permitieran constituir un verdadero sistema.

Por una parte, uno de los cambios que introdujo

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