Economia Mundial
betzamaria22 de Octubre de 2014
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República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular Para la Educación Superior
Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos”
Fundación Misión Sucre-Guárico
Aldea Universitaria “José Félix Ribas”
Facilitador: Abg. Ninoska Marcano Participantes:
Jiménez Alexander C.I. 12.840.095
Silvestre Ana C.I. 13.150.076
Álvarez Manuel C.I. 15.711.469
Valera Pulia C.I. 8.769.784
Pérez José C.I. 7.280.427
Arcila Romi C.I. 16.497.878
Moreno Betzabeth C.I. 7997119
Duran María C.I. 11.123.346
Cardozo Nelson C.I. 12.840.823
Flores María José C.I. 19.724.016
Sección “D” Fin de Semana
San Juan de los Morros Octubre 2014.
La economía mundial
La recuperación de los países avanzados que ha seguido a la gran crisis financiera ha sido difícil, y como resultado su crecimiento ha sido mediocre. Con todo, hay diferencias importantes entre países.
Por un lado, Estados Unidos, que enfrentó la reconstrucción de su sistema financiero con mucha fuerza y apoyó su recuperación con una política fiscal contra cíclica y un relajamiento monetario excepcional, se encuentra en el quinto año de un ciclo expansivo que paulatinamente ha tomado más dinamismo.
Por otro lado, la Zona Euro se encuentra prácticamente estancada y al borde de la deflación (La deflación es el fenómeno contrario a la Inflación y consiste en la caída generalizada del nivel de los precios de bienes y servicios). Por lo general, la deflación es causada por la disminución de la demanda, lo cual representa un problema mucho más grave que la inflación, toda vez que una caída de la demanda significa una caída general de la economía. Y Japón ha tenido muchas dificultades para retomar la senda de crecimiento sostenido. En cuanto a los países emergentes (Se conoce como mercados emergentes a los países con un rápido crecimiento de su actividad económica que se relaciona, no solo con el crecimiento interno del propio país, sino también singularmente con un incremento notable de las relaciones comerciales con terceros países.
Actualmente se considera que más de una veintena de países son mercados emergentes en el mundo; dos de ellos, China e India, por su tamaño en población y peso del PIB, claves en las trasformaciones comerciales mundiales de los inicios del siglo XXI, muchas personas encuentran el término anticuado, pero ningún término nuevo ha ganado mucha fuerza. País que siendo una economía en vías de desarrollo, comienza a crecer con su propio nivel de producción industrial y sus ventas al exterior. De esta manera, aparece como competidor de otras economías más desarrolladas.
China y los países exportadores de productos primarios mantuvieron un dinamismo sostenido hasta el año 2011, excepto durante la crisis de Lehman.
La quiebra de Lehman Brothers desató un terremoto financiero. El cuarto mayor banco de Estados Unidos, con 151 años de historia, y que sobrevivió a la Guerra civil, a la Gran Depresión y a las dos guerras mundiales, resultó herido de muerte exponiendo a tajo abierto los mayores vicios y desórdenes de un sistema financiero laxo y desregulado.
La quiebra de Lehman desató una reacción en cadena que provocó la pulverización del sistema financiero mundial. A un año de los hechos, que han sido objeto de acalorados debates, el sistema sigue en estado de coma hasta el punto que este colapso sigue plenamente vivo. La economía mundial no se recupera y el mundo aún vive las duras consecuencias.
No obstante, desde fines de 2011, China y los países emergentes han perdido dinamismo en forma importante y la mayoría de ellos comenzaron a experimentar una desaceleración generalizada.
La desaceleración llegó a América Latina y a Europa emergente algo más tarde, entre finales de 2012 y comienzos de 2013. En el tercer trimestre del año 2012, más del 85% de los países emergentes del mundo ya se estaban desacelerando en forma simultánea. Esta desaceleración ha sido más profunda y ha durado más que otras anteriores, lo que ha sido una sorpresa para los analistas y para los inclinados a aventurar proyecciones.
Es importante resaltar que esta desaceleración de los países emergentes se ha producido a pesar de condiciones financieras internacionales extraordinariamente favorables para ellos (excepto durante el período alrededor de la crisis de Lehman).
Al mismo tiempo, las revisiones a la baja en sus proyecciones de crecimiento de corto plazo han estado acompañadas de revisiones a la baja en las perspectivas de crecimiento de mediano plazo, lo que ha sido el resultado de una reevaluación del crecimiento potencial de estas economías. Es decir, el escenario se percibe complejo a lo menos para varios años más.
En cuanto a factores concretos que han impactado el crecimiento de los países emergentes destaca la desaceleración de China, consecuencia de los serios intentos de sus autoridades por reducir desequilibrios y vulnerabilidades, como la banca en las sombras y la burbuja inmobiliaria, así como de sus esfuerzos por reorientar su economía hacia el consumo interno. Dado el peso de China en la economía mundial, y su relevancia en la demanda de productos primarios, su desaceleración ha tenido efectos en el crecimiento mundial y en los precios de commodities , impactando a través de ambos canales a los países emergentes en general y a los exportadores de commodities en particular.
En Chile la desaceleración llegó algo más tarde, pero en los últimos trimestres ha sido especialmente pronunciada. A ello han contribuido tanto factores cíclicos -el fin del superciclo de precios del cobre y de la reconstrucción- como factores particulares. Entre estos últimos destacan tanto la mayor incertidumbre asociada a la ambiciosa y amplia agenda de reformas de políticas que se han introducido o han estado en discusión en el último tiempo como los efectos anticipados de estos cambios en la inversión. Estos efectos particulares amplifican los efectos de los factores cíclicos cuando lo que se requería era, justamente, contrarrestarlos.
En cuanto a perspectivas para el año 2015, la economía mundial tomaría algo más de dinamismo, principalmente por un mejor año para EE.UU., cuyo crecimiento será impulsado por una política monetaria aún expansiva, una situación fiscal más neutral, una menor deuda de familias y empresas, un importante aumento de la riqueza de las familias y mejoras en la confianza de consumidores y de empresarios. De hecho, todo apunta a que, dada la fuerza que está tomando la recuperación, comenzaría a incrementar la tasa de interés en el primer semestre del próximo año.
En contraste, el crecimiento de la Zona Euro seguirá bajo, afectado principalmente por la incapacidad de Francia e Italia de enfrentar problemas estructurales que limitan su crecimiento potencial (sistemas laborales y tributarios, competencia en el sector de servicios, mejoras en infraestructura y ajustes en políticas sociales), y por los efectos en las expectativas de la crisis de Ucrania. Dada la fuerte desaceleración de Alemania y el mayor riesgo de que la Zona Euro vuelva a caer en recesión y experimente deflación, se requerirá una combinación de política fiscal más expansiva en Alemania y acciones monetarias no convencionales mucho más agresivas del Banco Central Europeo. Lo que sí será un factor positivo es la importante depreciación que ha experimentado el euro, que se ha anticipado a que la autoridad monetaria será capaz de concretar sus intenciones de introducir estímulos más agresivos.
En Japón, la administración deberá ser mucho más pujante en la introducción de reformas estructurales en áreas como la competencia, la desregulación, la inmigración y la apertura comercial y financiera, para así poder aumentar la tasa de crecimiento de su producto potencial. China, donde el sector privado está tomando un rol cada vez más importante en su economía, tendrá que balancear muy bien su progreso, corrigiendo sus desequilibrios e introduciendo estímulos focalizados para evitar que su crecimiento se resienta con más fuerza.
Este escenario será algo más favorable para los países emergentes en cuanto a crecimiento del producto y del comercio mundial, aunque menos favorable en cuanto a condiciones financieras internacionales, flujos de capitales y volatilidad de sus monedas. Las perspectivas de precios de productos primarios tampoco son muy auspiciosas debido a que el crecimiento de China, posiblemente, seguirá reduciéndose.
Considerando este escenario externo, el principal reto para los países emergentes, y para Chile en particular, va a estar en cómo reimpulsar su crecimiento. Para esto no hay atajos. Los esfuerzos de los países emergentes deberán concentrarse en fortalecer su marco de políticas macrofinancieras -en preparación al alza de tasas de la Fed (El Sistema de Reserva Federal de los Estados Unidos) y para mejorar su capacidad de poder utilizar políticas contracíclicas (es decir evitar o contrarrestar la crisis)- y, al mismo tiempo, mejorar el clima de negocios y remover obstáculos internos que afectan el crecimiento potencial. En esto último, Chile tiene grandes oportunidades para reducir la incertidumbre y articular una agenda de crecimiento que impulse la inversión y las mejoras de productividad, partiendo por destrabar proyectos de infraestructura y de energía, lo cual no solo tendría un efecto positivo en el crecimiento potencial, sino que también estimularía la demanda interna, considerando que no es mucho más lo que
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