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Educación holista para el desarrollo de la inteligencai espiritual

fieducacionholisMonografía6 de Mayo de 2016

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Fundación Internacional para la Educación Holista

Educación Holista para el Desarrollo de la Inteligencia Espiritual

Ramón Gallegos Damián

Guadalajara, 2016

El ritmo actual del desarrollo en todas las áreas de la vida humana se ha acelerado inmensamente. Los avances tecnológicos anuales son tan grandes que, incluso, nos han quitado un poco la capacidad de asombro. Para mi, estos avances me llevan a reflexionar sobre el estado actual de nuestra sociedad. ¿Cuáles son nuestros objetivos, nuestra visión? ¿en qué mundo vivimos y en qué mundo queremos vivir?

Si bien es cierto que el confort material se ha desarrollado de una manera tal que cada vez una mayor cantidad de personas tiene acceso a más satisfactores y a servicios como salud y comunicación, debemos plantearnos si esos indicadores nos están contando toda la historia ¿Estamos mejor como humanidad?

En el caso concreto de la educación es fácil reconocer sus problemas a través de sus resultados. La educación es un sector que lleva un gran tiempo dejando insatisfechas a muchas personas (estudiantes, maestros, políticos) pero que sigue con la misma visión de cuando empezó. Es un extraño caso en el que el problema se deja para ser solucionado después.

Y es que todos somos conscientes de los problemas de la educación actual. Los estudiantes cumplen con su “sentencia” de asistir ciertos años a la escuela por obligación y los maestros, después de varios años de perder la motivación que caracteriza a los docentes novatos, caen en la estrategia cínica de la simulación.

Es increíble que la educación haya cambiado tan poco en tanto tiempo si lo comparamos, por ejemplo, al sector de las comunicaciones. Ninguna empresa de Silicon Valley soportaría más de un par de meses siguiendo con la lógica de la educación covnencional de adoptar técnicas y objetivos sólo por tradición o, peor aún, por obligación.

La falla no ha sido solamente en cuanto a la calidad del proceso educativo, tema que se tratará más adelante, sino específicamente con el tipo de seres humanos que estamos generando con la educación convencional y con la cultura que la rodea. Es natural que al pasar las primeras décadas de la vida dentro del sistema educativo algunas características de esta se impregnen en los estudiantes.

Reconocer estas fallas significa reconocer el origen de la cultura narcisista, hedonista y nihilista responsable de la degradación ambiental, social e individual que es tan evidente en nuestro tiempo. Esta situación ha creado un sentido de urgencia que ha sido retomado por líderes y comunidades para encontrar una solución.

Desde la educación holista se plantea que estos problemas son consecuencia de una visión chata del mundo y de la realidad, una visión a la que se le ha arrancado una dimensión fundamental en la vida del ser humano: la espiritualidad. El espíritu, como principio ordenador de la realidad, conlleva un entendimiento más profundo del papel de la información, del ser humano y su ambiente. Un sentido de interconexión profunda que tiene el poder de responder a las preguntas fundamentales de la existencia: ¿quiénes somos? ¿por qué estamos aquí?

Es en la habilidad de contestar a estas preguntas y de tener la experiencia de la interconexión que se hace frente a los problemas éticos de nuestros tiempos. Sólo desde esta conciencia podremos evolucionar hacia estadios de mayor integración y plenitud, tanto para nosotros como humanidad, como para nuestro hogar planetario.

El conocimiento del espíritu se da en un marco ordenador que le otorga claridad y sentido en su aplicación dentro de un aparente mundo complejo. La inteligencia espiritual es el marco que nos permite esto, permitiéndonos transformar la educación para ponerla al servicio de la vida

El estado de la educación actual

Es evidente que en el mundo existe un sentimiento de insatisfacción generalizada. La imposibilidad de encontrar paz y orden interno ha llevado a muchos individuos a tener una filosofía de vida nihilista y hedonista. Esto significa ignorar aquel conocimiento que proviene de la autoindagación y, en cambio, relacionarse con el mundo como si este no tuviera sentido más que la búsqueda compulsiva de placer sensorial.

Los estragos de esto para el sistema educativo se pueden observar en la falta de sentido profundo que el acto de educar conlleva. La educación, entonces, se ha convertido en un mero adiestramiento para el trabajo, diseminando una visión materialista en donde lo que importa es ganar suficiente dinero para tener satisfactores materiales. La definición de éxito escolar se ha convertido solamente en referente de buenas calificaciones, sin incluir el mundo de vida y la subjetividad que estas experiencias tienen para el estudiante.

Si bien la seguridad material es importante dentro de la vida del ser humano, una cultura monopolizada por la pura búsqueda de bien egoísta nos va a llevar a un estado de permanente conflicto y sufrimiento. Es por ello que debemos saber ordenar las necesidades humanas para ayudar a los individuos a encontrarse con estados de verdadera felicidad y paz interior.

La lógica posmoderna de la que parte la mayoría del discurso contemporáneo se contradice a sí misma. Al decir que todas las ideas, todos los principios, son relativos y falsos se acaba a sí misma, pues ella también es una idea. En síntesis podemos señalar que la filosofía educativa actual tiene una visión chata de la vida. Es reduccionista y cientificista, y se centra solamente en la calidad de sus procesos.

La necesidad de espiritualidad en el mundo

Es probable que para avanzar en la evolución de la consciencia tengamos que replantearnos nuestra definición ser humano. Venimos de una visión fragmentada que sólo ha considerado al ser humano como ente biológico o social. Conocer las dimensiones del ser humano, y saber ordenarlas, es una pieza clave en la conformación de una educación holista.

En primer lugar tenemos que el ser humano siempre ha intentado resolver tres problemas esenciales para su supervivencia. El primero es el material, que incluye aquello necesario para su subsistencia biofísica y seguridad personal. En segundo lugar tenemos que el ser humano también necesita solucionar los problemas sociales y de convivencia. Es por ello que se han desarrollado diversos y complejos sistemas de leyes y normas para regular la interacción de los individuos.

Por último tenemos aquellos problemas que son de carácter espiritual, que son tal vez los más importantes. Estos se refieren a aquellos problemas que tienen que ver con los procesos internos del ser humano: su sentido para vivir y para sentirse conectado consigo mismo y con los demás. El corazón espiritual es lo que mantiene unida a la humanidad. Nos hace conscientes y compasivos. Nos abre a la humildad de saber identificar aquellos errores que hemos cometido y nos da la sabiduría para resolverlos.

Necesitamos una educación que nos lleve a este estado de consciencia y que sea consciente de la situación en la que estamos actualmente. Ir más allá del puro entrenamiento racional instrumental para así poderle dar sentido a la información que recibimos. La evolución tecnológica en las últimas décadas ha sido impresionante, sin embargo, no ha sido suficiente para generar estados internos de mayor paz ni armonía.

Para comprender la educación holista y el papel que juega la espiritualidad en ella, es necesario comprender cuatro de los grandes paradigmas de la humanidad y cómo han influenciado en nuestro entendimiento de la educación.

El primer gran paradigma fue el paradigma premoderno, que existió, sobre todo en la edad media. En este paradigma el ser humano es visto como una creatura cuya única misión es seguir una doctrina establecida. El papel de la razón y de la individualidad es rechazado en este paradigma, pues sólo se debe hacer lo que está prescrito por el dogma. Aquí fue donde nació un tipo de educación dogmática, típica de la instrucción religiosa.

Sin embargo este paradigma fue muy limitado para poder dar satisfacción material, ya que hacía a un lado la racionalidad instrumental. Fue así que surgió el segundo gran paradigma que corresponde a la modernidad. La modernidad, al ser una crítica al paradigma premoderno, quiso ocupar todas las dimensiones de la vida desde su lógica y se convirtió en cientificismo: aquello que no era racional ni evidenciable materialmente era descartado. Esto ocasionó que, a pesar de que se diera un gran avance tecnológico, existieran muchos problemas éticos y humanitarios. Cabe destacar que es desde este paradigma que se desarrollo el modelo educativo que tenemos hoy en día.

Como crítica a la modernidad vino la posmodernidad. Su función es acabar con la tiranía del paradigma pasado y traer justicia social y equidad al mundo. Este es el paradigma desde que se formaron perspectivas como la equidad de género y la educación de los oprimidos. A pesar de que este paradigma trajo muchos beneficios para la sociedad, tiene en sí mismo un problema muy grave: al relativizar las experiencias de la vida carece de una filosofía ética sólida y, al mismo tiempo, falla a la hora de darle sentido para vivir a las personas.

Reconociendo las limitaciones, pero también las aportaciones, de cada uno de los paradigmas anteriores y haciendo un gran esfuerzo por darle orden a sus perspectivas, surge el paradigma transmoderno. En el paradigma transmoderno se reconoce que el ser humano es un ser multidimensional con un corazón espiritual. Busca la mejor manera de crear bienestar tanto material, social y espiritual. La educación holista

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