Educar con Amor y Paciencia
Alan Madrigal GarcíaEnsayo8 de Diciembre de 2020
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DICCIONARIO DE DISCIPLINA
Carrera contrarreloj: Método de motivación basado en la naturaleza competitiva del niño. “¿Serás capaz de terminar antes de que suene el reloj?”
La carrera contrarreloj es un método demostrado capaz de reducir los conflictos y las luchas de poder entre padres e hijos.
. Tiempo neutral: Un momento en el que no existe conflicto (después de una rabieta). El tiempo neutral es el mejor momento para enseñar un nuevo comportamiento, porque es cuando las emociones se encuentran en calma
Elogios: Reconocer verbalmente una conducta que queremos destacar. Siempre dirigir el elogio a la conducta, y no al niño.
Reprimendas: Una frase arbitraria que incluye la orden de dejar de tener ese comportamiento, una razón de por qué ha de cesar el comportamiento y una alternativa a dicho comportamiento.
Norma: Serie de indicaciones predeterminadas que exponen resultados y consecuencias. Establecerlas y cumplirlas son técnicas de resolución de problemas.
La norma de la abuela: Un acuerdo contractual que sigue el patrón de “Cuando hayas hecho x, podrás hacer y” (que es lo que realmente quiere hacer el niño). Nunca sustituye la palabra “si” por “cuando”, lo que hace que el niño pregunte: “¿y qué pasa si no hago x?”.
Tiempo muerto: Un tiempo muerto típico de un niño podría ser sentarlo en una silla durante un rato o mandarlo a su habitación durante un periodo específico. Una regla práctica es un minuto de tiempo muerto por cada año de edad del niño. Si se levanta de la silla antes de que haya sonado el reloj, vuelvan a ponerlo en hora y hagan que el niño permanezca en la silla. Repitan el proceso hasta que el niño haya estado sentado el tiempo que habían elegido. El aislamiento tiene como efecto evitar al niño cualquier probabilidad de recibir algún apoyo (atención verbal, contacto físico).
ÉPOCA DE RABIETAS
Cuando los niños quieren algo, los adultos suelen replicar con un rotundo “NO”, incluso gritando, y negando que le darán eso que tanto quiere el niño.
Si en vez de negar al niño lo que quiere, se negocia con él puede funcionar. Sin embargo, si en su berrinche sigue teniendo respuesta, y audiencia, el berrinche seguirá.
Cuando el niño se sienta sin respuesta del adulto, se calmará, y es cuando hay que negociar y hacerle ver lo positivo (que se haya calmado), y esperar que el niño lo haga.
MUESTRAN UN COMPORTAMIENTO AGRESIVO.
Los niños de alrededor de seis años, demuestran su frustración, enojo, o se divierten arrojando juguetes, tirándose al suelo, gritar, maltratar cosas. Al niño hay que enseñarle que es lo que sí puede y lo que no puede hacerle a los demás, y que hay que cuidar las cosas, ya sean juguetes, libros, o cosas en general. Explicarle qué y porqué es lo que está mal (pegar, morder, empujar, burlarse) y que es lo que está bien (besar, abrazar, hablar).
Cómo evitar el problema
Vigilar de cerca al niño cuando juega: Cuidar que el niño no aprenda comportamientos agresivos de sus compañeros de juego. Cuidar como tratan los amigos sus juguetes. Evitar que se muestren agresivos y que causen algún daño. Corregir el mal comportamiento de cualquier compañero de su hijo e incluso del propio hijo.
No enseñar comportamientos agresivos: Cuiden de sus cosas del mismo modo que desean que el niño cuide de las suyas. Por ejemplo, si se dedican a tirar algo cuando están enfadados, están mostrando al niño cómo responder de manera agresiva cuando se enfade.
Explicar lo que pasa cuando alguien muerde o pega a otro niño: En un tiempo neutral, expliquen al niño cómo se siente la persona a la cual ha mordido o pegado, y así enseñar a su hijo lo desagradable que puede resultar para ambas partes ese comportamiento agresivo.
Cómo solucionar el problema
Qué hacer
Proponer al niño otras alternativas en lugar de pegar: Cada vez que el niño se enoje y vaya a comenzar con el comportamiento agresivo, proponer al niño una serie de cosas que podrá hacer en lugar de pegar. Pedir ayuda o decir: “Ya no quiero jugar más”. Practiquen con el niño este tipo de cosas cinco veces, con el fin de que se familiarice con las palabras y sea capaz de emplearlas.
Elogiar el buen comportamiento: Explicar claramente lo que es portarse bien y lo que no, haciéndole saber lo mucho que les gusta que comparta las cosas, que espere el turno o que pida ayuda. Especificando en todo momento por qué lo alaban. Cuantos más halagos reciba, mejor será su comportamiento individual o en grupo.
Emplear reprimendas (regañar): La reprimenda consta de tres partes:
1) dar la orden de parar (“¡Basta de pegar!”)
2) proponer alguna alternativa (“Cuando estés enfadado, márchate”)
3) exponer una razón por la cual hay que parar (“Si pegas haces daño”)
Si su hijo sigue mostrándose agresivo, repitan la reprimenda, añadiendo el método de tiempo muerto para dar mayor importancia a la situación.
Olvidar el incidente cuando ya ha pasado: Recordar a un niño algún comportamiento agresivo pasado no le enseña a dejar de tener esa actitud. Sencillamente le recuerda cómo se podría comportar de nuevo.
Qué hacer
No emplear la agresividad para combatirla: Si le pegan, le están dando permiso para que él pegue en determinadas circunstancias
No mostrarse enfadados cuando su hijo se porte de manera agresiva: Si se enfadan cuando su hijo pega, sólo están demostrando a su hijo que puede utilizar la agresión para ejercer cierto poder sobre ustedes.
APEGADOS A SUS PADRES
Hay que poner límites al momento de la separación padre – hijo, como al asistir al preescolar. Incluso si lo único que quiere hacer es tomarse un tiempo para usted.
Si desean o necesitan dejar al niño con una niñera, abrácenlo con fuerza, para transmitirle confianza y mostrarle lo orgullosos que se sienten porque juegue solo y asegúrenle que después volverán, añadiendo con voz sincera que están muy contentos de que pruebe a jugar con la niñera. La actitud positiva (y la negativa) es contagiosa, y le servirá para sentirse bien cuando se separe de ustedes y para practicar un rato el proceso de independencia.
Cómo evitar el problema
Apartarse un tiempo del niño desde muy pequeño: Hay que acostumbrar al niño a que los padres no siempre estarán con él; hay que irse apartando de él ocasionalmente
Contar al niño lo que van a hacer durante la ausencia: Si cuentan al niño lo que van a hacer cuando se vayan, le dan un buen ejemplo para que cuente lo que él ha hecho durante el día. Describan lo que él va a hacer y dónde van a estar ustedes mientras están separados de él, para que no se preocupe ni por su destino ni por el de sus padres.
Jugar a “cucú, tras, tras”: Con este sencillo juego consiguen que su hijo se acostumbre a la idea de que las cosas (y ustedes) se van y, lo que es más importante, que vuelven. Los niños de uno a cinco años juegan a “cucú, tras, tras” de muchas maneras, escondiendo la cara con las manos, observando a los demás esconderse detrás de los dedos y (especialmente para los de dos a cinco años), jugando al escondite.
Asegurar a su hijo que más tarde volverán: No olviden decirle que luego volverán y cumplan su palabra, regresando cuando han dicho que lo harían.
Cómo solucionar el problema
Qué hacer
Prepararse para aguantar el llanto cuando se separen de su hijo y él no quiera: Recuerden que el llanto únicamente cesará cuando su hijo aprenda que puede sobrevivir sin sus padres durante un tiempo.
Alabar a su hijo cuando se vayan a separar: Hagan que su hijo se sienta orgulloso de su capacidad para jugar solo.
Utilizar la silla del llanto: Hagan saber a su hijo que es normal que no le guste que ustedes estén ocupados o que se vayan, pero que si protesta está molestando a los demás. Díganle: “Ve a la silla del llanto hasta que seas capaz de jugar sin llorar”. No permitan que el niño siga llorando delante de ustedes.
Reconocer que su hijo necesita un tiempo para estar con sus padres y otro para estar sin ellos: Tanto para los padres como para los hijos es necesario evitar tener que estar todo el día juntos. Con lo cual, sigan con sus tareas diarias.
Comenzar poco a poco las separaciones: Si su hijo de más de un año requiere demasiada atención, apliquen el juego de la carrera contrarreloj. Dedíquenle cinco minutos de su tiempo y hagan que juegue solo durante cinco minutos. Vayan incrementando el tiempo dedicado a jugar solo por cada cinco minutos de dedicación de sus padres, hasta que el niño consiga estar jugando una hora él solo.
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