Efectos De La Politica Monetaria
arlecrow1 de Mayo de 2013
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Efectos de la Política Monetaria sobre la Economía
Los bancos centrales son las autoridades responsables de
proveer de moneda y de instrumentar la política monetaria. Esta última
esta asociada al conjunto de acciones a través de las cuales la
autoridad monetaria determina las condiciones bajo las cuales
proporciona el dinero que circula en la economía, con lo cual influye en
el comportamiento de la tasa de interés de corto plazo.
La definición de los objetivos que debe perseguir la política
monetaria ha sido un tema que ha ocupado a los economistas y a la
opinión pública desde que los bancos centrales se consolidaron como
las entidades responsables de proveer a las economías de moneda
nacional y de instrumentar la política monetaria. Al respecto, y en
paralelo con los avances académicos y la experiencia en la materia, el
entendimiento sobre la política monetaria ha evolucionado
considerablemente en las últimas décadas.
Actualmente, ha quedado claro tanto en círculos académicos
como entre las autoridades monetarias alrededor del mundo, que la
mejor contribución que la política monetaria puede hacer para fomentar
el crecimiento económico sostenido es procurando la estabilidad de
precios. Por tanto, en años recientes muchos países, incluyendo a
México, han reorientado los objetivos de la política monetaria de forma
que el objetivo prioritario del banco central sea el procurar la estabilidad
de precios. Este objetivo se ha formalizado, en la mayoría de los
casos, con el establecimiento de metas de inflación en niveles bajos.
Al respecto, es importante mencionar que el banco central no
tiene un control directo sobre los precios ya que éstos se determinan
como resultado de la interacción entre la oferta y demanda de diversos
bienes o servicios. Sin embargo, a través de la política monetaria el
banco central puede influir sobre el proceso de determinación de
precios y así cumplir con su meta de inflación.
Lo anterior sugiere que para la autoridad monetaria es
sumamente importante conocer los efectos que sus acciones tienen
sobre la economía en general y, particularmente, sobre el proceso de
determinación de precios. El estudio de los canales a través de los
cuales se presentan dichos efectos se conoce como mecanismo de
transmisión de la política monetaria. Este se ilustra, a grandes rasgos,
en el Diagrama 1.
En general, los bancos centrales conducen su política
monetaria afectando las condiciones bajo las cuales satisfacen las
necesidades de liquidez en la economía, lo que podría definirse como
la primera etapa del mecanismo de transmisión. Esto se lleva a cabo a
través de las condiciones bajo las cuales la autoridad monetaria
proporciona dicha liquidez a los participantes en el mercado de dinero,
ya sea mediante modificaciones en algunos rubros del balance del
banco central o con algunas medidas que influyan de manera más
directa sobre las tasas de interés.
Conjunto de acciones llevadas por el Banco Central, cuyo fin es influir en el crecimiento económico mediante manejo de variables monetarias de la economía. Por medio de la aplicación de esta, se prevé el manejo de variables como la inflación, emisión monetaria, funcionamiento del banco Central, regulación de bancos comerciales, tipo de interés, protección a reservas de oro y dólares.
La política monetaria ha adoptado muchas formas
distintas, pero básicamente consiste en ajustar
la oferta de dinero en la economía para conjugar
la estabilización de la inflación y del producto.
La mayoría de los economistas coincidirían en que a
largo plazo el producto es fijo, de modo que cualquier
modificación de la oferta monetaria solo hace variar los
precios. Pero a corto plazo, como los precios y salarios no
se ajustan de inmediato, tal modificación puede afectar la
producción real de bienes y servicios. Por eso la política
monetaria —ejercida por lo general por los bancos centrales,
como la Reserva Federal de Estados Unidos o el Banco
Central Europeo (BCE)— es un instrumento valioso para
lograr los objetivos de inflación y de crecimiento.
En una recesión los consumidores gastan menos; la
producción disminuye, lo que obliga a las empresas a
reducir plazas e inversiones en nueva capacidad, y la
demanda externa de las exportaciones del país puede
decaer. En suma, se produce una caída de la demanda
agregada que puede contrarrestarse con medidas anticíclicas,
para lo cual la política monetaria suele ser el instrumento
preferido.
Objetivos gemelos
Las autoridades monetarias deben entonces equilibrar
los objetivos de precios y de producto. Incluso los bancos
centrales que, como el BCE, solo fijan metas de inflación
procuran también estabilizar el producto y mantener la
economía cerca del pleno empleo. La Reserva Federal, que
tiene un “doble mandato” explícito del Congreso de Estados
Unidos, reconoce formalmente el objetivo del empleo
y lo coloca en pie de igualdad con el de inflación.
La política fiscal —tributación y gasto— es otra herramienta
para gestionar la demanda agregada de bienes
y servicios que los gobiernos han usado ampliamente
durante la crisis actual. Pero toda modificación legislativa
de impuestos y gastos toma tiempo y, desde el punto
de vista político, una vez adoptada es difícil de revocar.
Además, como los consumidores pueden responder al estímulo
fiscal de manera inadecuada (por ejemplo, si deciden
ahorrar una rebaja impositiva en lugar de gastarla), se
considera que la primera línea de defensa para estabilizar
la economía durante una recesión es la política monetaria,
excepto en los países con un tipo de cambio fijo, donde
está completamente ligada al objetivo cambiario.
Aplicación de la política monetaria
Un banco central modifica su política monetaria variando
el tamaño de la oferta de dinero, generalmente al intercambiar
deuda pública a corto plazo con el sector privado
mediante operaciones de mercado abierto. Si la Reserva
Federal compra o toma en préstamo letras del Tesoro en
poder de los bancos comerciales, agregará efectivo a las
cuentas de reservas que los bancos tienen que mantener
en esa entidad, ampliando así la oferta monetaria. El
efecto contrario se logrará vendiendo o prestando a los
bancos títulos del Tesoro.
A lo largo de los años varios países han fijado metas explícitas
de expansión monetaria, pero esa estrategia es mucho
menos frecuente porque ahora la correlación entre dinero
y precios es más difícil de medir. Muchos bancos centrales
han adoptado en cambio una meta de inflación, por sí sola o
combinada con metas implícitas de crecimiento o empleo.
Al hacer declaraciones públicas acerca de la política monetaria,
el banco central suele referirse a las tasas de interés
deseadas, y no a una masa monetaria específica. Los bancos
centrales tienden a concentrarse en una “tasa de política
monetaria”, por lo general la tasa a corto plazo, a un día, que
los bancos cobran por los fondos que se prestan entre sí. La
tasa cae cuando el banco central inyecta dinero en el sistema
comprando o tomando en préstamo títulos valores, o sea,
cuando relaja la política monetaria, y tiende a subir cuando
endurece la política absorbiendo reservas. La idea es que las
variaciones de la tasa de política monetaria se transmitan a
las demás tasas de interés pertinentes de la economía.
Mecanismos de transmisión
La modificación de la política monetaria incide mucho
en la demanda agregada y, por ende, en el producto y los
precios. Los mecanismos de transmisión a la economía real
son diversos (Ireland, 2008).
El más conocido es el canal de la tasa de interés. Cuando
el banco central endurece la política monetaria, el costo del
endeudamiento aumenta, los consumidores evitan comprar
bienes que normalmente financiarían —como viviendas
o automóviles— y las empresas tienden a realizar menos
inversiones de capital. Esta reducción de la actividad económica
implicaría una menor inflación, porque una caída de la
demanda generalmente hace caer los precios.
Pero un alza de las tasas también tiende a disminuir el
patrimonio neto de las empresas y de las personas —el
canal del balance— y por ende su calificación para obtener
préstamos a cualquier tasa de interés, lo que a su vez
reduce el nivel de gasto y la presión sobre los precios.
Además, cuando las tasas suben, los bancos son en general
menos rentables y por lo tanto están menos dispuestos a
prestar
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