El Asedio Del Yo Capitulo 1

EL ASEDIO DEL YO

Capitulo 1 – Gergen, Kenneth “El asedio del yo”

Cada día estamos inmersos en una red de conexiones sociales ya que la nueva tecnología nos permite mantener relaciones, directas o indirectas. En muchos aspectos estamos alcanzando lo que podría considerarse un estado de saturación social.

En este capítulo el narrador quiere examinar el impacto de la saturación social en la manera como conceptualizamos nuestro yo y las pautas de vida social que le son anexas.

En los conceptos cambiantes del yo el narrador nos menciona que al ampliar el vocabulario de expresión de uno mismo se vuelven posibles otras opciones en el campo de las relaciones humanas, puesto que a medida que se expande el vocabulario de la expresión del yo, también lo hace el repertorio de las relaciones humanas. Si no creyéramos que el yo de cada cual está constituido por procesos tales como la “razón”, la “atención”, etcétera, el sistema educativo se vendría a pique por la falta de sustento.

El proceso de saturación social está produciendo un cambio profundo en nuestro modo de comprender el yo. La vida cultural del siglo XX ha estado dominada por dos grandes vocabularios del yo, el primero es una visión romántica del yo que atribuye a cada individuo rasgos de personalidad (pasión, alma, creatividad, temple moral) este vocabulario es esencial para el establecimiento de relaciones comprometidas, amistades fieles y objetivos vitales. Pero desde que surgió, a comienzos del siglo XX, la cosmovisión modernista, el vocabulario romántico corre peligro. Para éstos las características del yo no son una cuestión de intensidad sino una capacidad de raciocinio para desarrollar nuestros conceptos, opiniones e intenciones conscientes. Para el idioma modernista, las personas normales son previsibles, honestas y sinceras. Los modernistas creen en el sistema educativo, la vida familiar estable, la formulación moral y la elección racional de determinada estructura matrimonial.

La saturación socia nos proporciona una multiplicidad de lenguajes del yo incoherentes y desvinculados entre sí.

Damos por sentado que cada uno de nosotros es un individuo autónomo, que posee responsabilidad y la capacidad de desenvolverse. El concepto de un yo singular o individual en otras culturas del mundo no desempeña sino un papel mínimo en la vida cotidiana de esas culturas, a los individuos se les considera más bien representantes de categorías sociales más generales, y es la categoría social la que cobra importancia decisiva en la vida cultural.

Para muchos historiadores, la preocupación occidental por el individuo y su singularidad es a la vez extrema y restrictiva, en el occidente los padres suponen que sus hijos no manifiestan capacidad para el pensamiento abstracto antes de los tres año; durante gran parte de la historia de occidente no se pensaba que la niñez fuese

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