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El Fin De La Materia


Enviado por   •  7 de Abril de 2014  •  13.160 Palabras (53 Páginas)  •  153 Visitas

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EL FIN DE LA MATERIA

(A modo de presentación)

Polvo seré , mas polvo enamorado

Francisco de Quevedo

La materia, definida como la sustancia de las cosas, tiene como uno de sus fines contener la esencia que les da nombre, pero cuando la obra de arte la toma como contenido, pierde nombre y esencia y deviene en forma, se convierte en símbolo. Sin embargo, esta misma obra de arte es capaz de exaltarla como en Tápies, descontextualizarla, darle voz para que dialogue, y hasta copiarla en su esencia y darle presencia aún estando ausente como tal, como lo hizo Magritte con la pintura de una pipa que tituló, creando una paradoja, esta no es una pipa.

En otra definición al servicio del título de esta presentación, el fin de la materia, en su relación con el arte, ha significado su desaparición como soporte de la obra. Esto se ha dado con el arte digital, en el que las imágenes se han desmaterializado y flotan en un espacio virtual, también desaparecido y en temporalidad no medible, cumpliéndose así lo que Paul Válery dijera en 1928:

“Ni la materia, ni el espacio, ni el tiempo son desde hace veinte años lo que eran desde siempre. Hay que esperar que tan grandes novedades transformen toda la técnica de las artes y de ese modo actúen sobre el propio proceso de la invención, llegando quizás a modificar prodigiosamente la misma idea del arte.”

En ambas direcciones del fin dela materia, desaparecida en su condición original y convertida en obra de arte, o totalmente ausente, y en una nueva idea del arte anunciada por Válery y manifiesta hace casi cien años, solo queda como polvo enamorado lo poético que le impuso el artista.

“el hombre (im)perfecto”. Una exposición en Dresde y Berlín se pronuncia a favor del “derecho a la imprefección”.

“Su capacidad”-así pueden informar los contemporáneos-¡no sobrepasó nunca la capacidad de un perro bien entrenado. Parecía complacerse con la música y a veces marcaba bien el compás. Hasta se había logrado que aprendiera a bailar”. Nicholas Ferry, “empleado” en la corte del rey exiliado Estanislao Leszcynski de Polonia en Luneville, llamado Bébé, fue el más famoso bufón de su tiempo. Estanislao hacía que lo engalanaran, y le gustaba que paseara sobre la mesa tendida; le había asignado el respaldo de su trono como sitio de honor. Cuando Ferry falleció en 1764 después de haber cumplido sólo 23 años, Estanislao encargó que se hiciera una figura de cera, que como la preciosa figura grotesca de 1706, atestigua hasta hoy el gusto barroco por lo anormal. Una perla deforme imita el deforme cuerpo. Adornado con piedras preciosas y las insignias de vino y del juego, entró el discapacitado en la figura de su artística imitación en la cámara de arte y de maravillas del barroco.

Por mirillas de una cámara oscura cae la mirada sobre los enanos bufones de la corte, sobre la ciudad de los “liliputanos” en el Lustgarten, un parque de recreo de Berlín de 1930, sobre las secuencias fílmicas creadas dos años después sobre “la mujer más pequeña del mundo”, que podía viajar “ en su propia maleta”, como revela una voz en off, y el observador se convierte en este “peepshow” de personajes circenses en un voyeur involuntario. Pero lo que ve son sólo al primer vistazo documentos de lo anormal. Pues aquí se convierte en tema el modo de ver de una sociedad que , según el espíritu de la época, ponía bajo la mira las variedades de lo humano allende la norma , sea asombrándose o marginando, compadeciéndose o admirando, con cierto criterio médico o aniquilador. “El ser humano (im)perfecto” es el nombre de una exposición organizada por el Museo de Higiene de Dresde el año pasado- que en tiempo pasadosfue utilizado por los nacionalsocialistas como centro de propaganda del hombre perfecto- y que se puede ver ahora en el Martin Groius Bau, en Berlín. La defensaque hacen los expositores se ve ene l subtítulo de la muestra: “derecho a la imperfección”.

Podría haber sido una empresa arriesgada. Muy grande era el peligro de caer en el antiguo principio voyeurista. Pues cuando se hace el inusitado intento de presentar la discapacitación en el museo, las intenciones son por lo general buenas, pero la glorificación de lo que antes había sido tabú no está muy alejada en su resultado de los espectáculos en las ferias. La exposición podía haber sido una empresa arriesgada también porque el sendero en las alturas museales de la cultura, por regla general, es demasiado estrecho, no tiene nada que ofrecer a los ciegos.

Sin embargo, la exposición de Dresde, organizada en cooperación con la institución “Aktion Mensh”(“Proyecto se humano”), que hace un año se despidió de su nombre anterior: “Sorgenkind”(“niño-problema”), y quiere establecer nuevas normas. Ahora se trata de un cambio de perspectiva, cuya lección más impresionante es la que el visitante se lleva de pasada: por el camino de algunas rampas, en un salón completamente oscuro y delante de los rótulos Braille orientadores para ciegos se le demuestra que el museo por lo general es un lugar como los otros; que uno es discapacitado porque le quitan la capacidad.

Imperfección, pues. Un canto de alabanza a la imperfección. Desde el Bosco hasta Michel Foucault. Hay argumentos para declarar pieza de museo a la quimera del hombre perfecto. Pero abogados bien intencionados como esta exposición no están ene l orden del día de la sociedad fit-for-fun, cuya locura por la perfección y sus sueños de inmortalidad se pueden leer entretanto en los folletines. Y también en la literatura se inventa al nuevo ser humano, los seres del autor francés Michel Houellebecq, que perecen por su propia imperfección, se tambalean, sufriendo, en los escenarios alemanes, mientras los grandes consorcios de la industria farmacéutica compiten entre sí por patentar algunos genes.

Exactamente en esta temática han emplazado las curadores de la exposición, Gisela Staupe y Heike Zirden, su defensa de la imperfección. El prólogo muestra siete altares con nuestros ídolos de belleza, salud, capacidad de producción y perfección, a los que en las mesas de operación de los cirujanos estéticos se les rinde el más alto tributo, y detrás de cuyas imágenes, similares a las de Apolo y clones de Barbie, hemos corrido día tras día en las bandas de carrera en los gimnasios- pero el icono es siempre más rápido que nosotros al final.

Después de esta introducción, la subida a través del “parque humano de la civilización”. La rampa para la silla de ruedas serpentea a través del idilio. Las ovejas pacen, nubecillas y citas pasan por el cielo, ene l suelo

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