El Trabajo Cooperativo En El Aula

EL TRABAJO EN EQUIPO COMO ESTRATEGIA PARA PARA MEJORAR EL APRENDIZAJE DE LOS ALUMNOS

Prof. Katherin Trujillo Reyes.

En el primer contacto con la información sobre “Equipos cooperativos de aprendizaje”, comprendí que uno no aprende en solitario, sino que es necesario apoyarnos en otros o como sustenta Vigotsky, buscar la Zona de Desarrollo Próximo (ZPD), pues vivimos en sociedad, influenciándonos unos a los otros, en permanente comunicación, como seres gregarios que somos.

Sin embargo, antes de adentrarme en el tema considero necesario hablar un poco más sobre la base del trabajo cooperativo que es la comunicación.

La comunicación es el intercambio de sentimientos, opiniones, o cualquier otro tipo de información mediante el habla, escritura, u otro tipo de señales, en la cual intervienen un emisor y un receptor, en un contexto determinado.

Así, Paulo Freire citado por Kaplún, M, hablando de la comunicación, refiere: el diálogo es una relación horizontal de A con B. Nace de una matriz crítica, y genera criticidad. Cuando los dos polos del diálogo se ligan así, con amor, con esperanza, con fe uno con el otro, se hacen críticos en la búsqueda común de algo. Solo ahí hay comunicación. (1998, p. 60)

Freire da una definición muy clara a mi parecer acerca de la comunicación, más aún cuando dice que los emisores y receptores deben ligarse con amor, con fe, con esperanza uno con el otro para alcanzar algo en común.

Aportando algo más, Miguel Rodrigo, citado por Lino, J. afirma: “La comunicación no es un simple intercambio de información. La comunicación implica también, ser capaz de compartir emociones, es decir, hay que ser capaz de crear una relación de empatía. La empatía es la capacidad de sentir la emoción que otra persona experimenta. Tener la habilidad de la empatía es imprescindible en muchas relaciones interpersonales”. (p. 41)

Si en realidad como profesores tomáramos en cuenta lo dicho por el autor, definitivamente la comunicación pedagógica daría un giro total en pos de mejorar el proceso pedagógico, sin embargo, hay que optimizar ciertas condiciones o habilidades para lograrlo. Hay que “despercudirnos” de los parámetros que tenemos y que no nos permiten generar el cambio.

Se habla mucho de las acciones que deben ser dominadas por el profesor para lograr un proceso comunicativo fluido, como el uso adecuado del lenguaje, el trabajo colectivo y las relaciones entre los copartícipes.

Todo esto se lograría en la medida de cuán buena sea la comunicación del docente con sus alumnos, que se preocupe no solo de cuánto aprenden, sino cómo lo aprenden y qué factores tanto internos como externos influyen en su aprendizaje, con esto también me refiero a que hay que tener en cuenta sus estilos y ritmos de aprendizaje, y por qué no sobre sus problemas específicos de aprendizaje (que estoy segura, me refiero a lo último, un buen porcentaje de docentes no tomamos en cuenta, muchas de las veces por falta de conocimiento). No pretendamos entonces, homogenizar a nuestros alumnos.

Si esto lo llevamos a la comunicación pedagógica; es decir a nuestro campo de trabajo, la pedagogía, ésta se refiere a cómo es que debe ser nuestra comunicación con los alumnos, con los demás profesores de la escuela, el

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