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El Volibol


Enviado por   •  24 de Abril de 2013  •  1.928 Palabras (8 Páginas)  •  283 Visitas

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"Las Crónicas de Narnia" Volumen 1

El León, la Bruja y el Ropero

http://www.cairparavel.cl/narniagate.html

Durante la Segunda Guerra Mundial, cuatro niños son enviados fuera de Londres, a la inmensa casa de un viejo profesor. Allí, en una habitación hay un antiguo ropero...

en su interior cuelgan numerosos abrigos de piel ... ; al fondo está Narnia, un mundo fantástico, distinto, lleno de personajes extraordinarios, conocidos y misteriosos a la

vez. En este mundo se internan los cuatro niños y viven sorprendentes aventuras.

El Libro 1 de las Crónicas de Narnia, titulado El león, la bruja y el ropero, es una obra de increíble belleza, de símbolos y de magia, de bondad y de maldad, de lealtad y traición, de amor y de odio, pero en la que nada resulta incomprensible al lector infantil.

El autor, maestro en el arte de narrar, no olvida en ningún momento que se está dirigiendo a los niños, aunque la simplicidad de su lenguaje no logra opacar la sabiduría que se trasparenta en cada imagen. En resumen, en la obra abunda el encanto de todo un universo que abre plena y atractivamente ante la imaginación infantil; pero, a la vez, también se plantea una posibilidad de lectura brillante, lúcida y de profundas implicancias para el adulto.

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Cuatro hermanos son enviados a pasar las vacaciones a la casa de un viejo profesor a las afueras de Londres. La casa es enorme y por lo mismo solitaria, por lo que Pedro, Susana, Edmundo y Lucía no tienen otra compañía que ellos mismos.

Un día en el que no podían salir deciden explorar la casa. Encuentran una pequeño cuarto vacío, con tan sólo un antiguo ropero con espejos. Los niños se van, menos Lucía, que quería ver que había dentro. Al revisar encuentra varios abrigos de pieles, al adentrarse más siente una segunda corrida de abrigos, pero no toca el fondo. Sigue avanzando y de pronto se da cuenta que ya no está entre abrigos, sino que entre árboles, y que ya no pisa madera, sino que nieve. Camina un poco más y sale de un bosque, y junto a un farol encuentra a un fauno.

Este se muestra sorprendido y le pregunta a Lucía si es una Hija de Eva, para lo cual Lucía no tiene respuesta. El fauno reformula su respuesta y pregunta si es humana. Lucía dice que sí y se presenta, y el fauno dice que es el señor Tumnus, e invita a Lucía a tomar té a su casa. Tras pensarlo Lucía acepta y en la cueva del señor Tumnus éste se pone a tocar una flauta que adormece a Lucía. Al despertar el señor Tumnus está llorando, y le dice a Lucía que es malo, que trabaja para la Bruja Blanca y que su misión era atrapar a cualquier Hijo de adán o Hija de Eva que encontrara, pero que no pudo hacerlo porque Lucía le cayó muy bien. Tumnus le dice a Lucía que se devuelva por donde vino y Lucía obedece, y reaparee por el ropero, gritando que no se preocupen, que ella está bien. Sus hermanos, al verla, le dicen que no tenían razón para estar preocupados, y, a pesár que Lucía dice haber estado fuera varias horas, sólo an pasado algunos segundos. Al revisar el armario, no encontraron más que abrigos.

Algunos días después, deciden jugar a las escondidas, y Lucía vuelve al ropero, ya que estaba dudando de lo que había visto, y es seguida por Edmundo. Edmundo no puede encontrar a Lucía y de pronto se ve a si mismo dentro de un bosque, sin señales de Lucía. Allí se encuentra con una mujer muy alta, vestida completamente de blanco y de porte muy imponente. Ella lo trata muy mal y le dice que es la Reina de Narnia, pero al saber que es un humano le ofrece unas ricas delicias turcas. Mientras más delicias turcas comía Edmundo, más deseaba seguir comiendo. Y mientras comía la Reina le preguntaba sobre de dónde vino, si tenía hermanos, cuantos, acerca de Lucía, etc. Finalmente lo convence de que vuelva otro día a Narnia con sus hermanos y que los lleve a su castillo (le dice donde queda), y que allá le convidará más delicias turcas. Al regreso Edmundo se encuentra con Lucía, quien está feliz de saber que no es la única que ha entrado en Narnia, y le cuenta que el señor Tumnus está bien, y que la Bruja Blanca, quien se ha autoproclamado Reina de Narnia, no ha sabido de su encuentro con Lucía.

Al hablar con sus hermanos, Edmundo no admite que ha ido a Narnia, y sólo se burla de su hermana, lo que la hace llorar. Sus hermanos lo recriminan y deciden ir a hablar con el profesor para ver si Lucía tiene algún problema. Éste les dice que no existe ninguna prueba de que Lucía esté mintiendo y que no se preocupen.

No tuvieron más problemas hasta un día en que se estaba realizando un tour por la casa, y para no molestar se escondieron en el ropero. Los niños se dieron cuenta que ahora estaban enun bosque y parados sobre la nieve. Pidieron perdón a Lucía, retaron a Edmundo, tomaron unos abrigos y se aventuraron en el bosque pidiéndole a Lucía que fuera su guía. Se dirigieron hacia la casa del señor Tumnus y encontraron en ella una nota que decía que había sido apresado por órden de la reina con el cargo de alta traición.

En eso se apareció un petirrojo, haciendo señas para que lo siguieran. Partieron trás él, y luego de un buen tramo, Edmundo empezó a pensar que lo que hacían no estaba bien. Se lo dijo a Pedro y además le dijo que no sabían si el fauno realmente era el bueno y la Reina la mala. Finalmente el petirrojo se perdió de vista, y los niños no sabían donde estaban.

Repentinamente sienten movimiento en unos árboles, y aparece un castor, que les habla. Los invita a su casa y dice que se apuren, porque no tienen mucho tiempo. Pronto llegan a un dique, en el que los está esperando la señora Castora, quien les prepara una rica comida. Luego el Castor les dice que eprobablemente el señor Tumnus este convertido en piedra para esos instantes, y que no hay nada que ellos puedan hacer. Además les cuenta que Aslan está cerca, y que existe una profesía que dice que cuando Aslan llegue, se acabaría el invierno y el reinado de la Bruja Blanca. Cuando los niños preguntan quién es Aslan, el Castor les cuenta que es el hijo del Emperador de Más Allá de los Mares, y que es un gran León. También les dice que existe otra profesía que cuenta que cuando la carne de Adán se siente en Caír Paravel, los malos tiempos se irán para siempre. Deciden partir a la Mesa de Piedra, donde deberían reunirse con Aslán, pero se dan cuenta que Edmundo ya no está. Aún así, decidieron partir.

Edmundo iba pensando sólo en comer más delicias turcas. Cuando llegó al palacio de la Reina encontró el patio lleno de estatuas, entre las cuales se hallaba un león. Edmundo se sintió más valiente y lo único que pensaba era en ser príncipe y darle una lección a su hermano por haberlo molestado. La Bruja se molestó al ver que venía sólo, pero Edmundo le contó acerca de los castores y de Aslán, así que la Bruja no le dio tanta importancia a eso y partió rápidamente hacia el dique de los castores, llevándose a Edmundo.

Mientras, los demás Iban en camino por un escabroso sendero, para que no los pudiera seguir el trineo. Había parado de nevar y pronto llegaron a una cueva. La nieve empezó de nuevo y los niños durmieron. Al despertar escucharon un ruido de companas - la bruja, probablemente- y al salir encontraron un trineo, pero no de la bruja, sino de Santa Claus. Por primera vez el invierno se estaba acabando, y el hechizo empezaba a romperse. Santa le regaló a Pedro un escudo y una espada, a Susana un arco y un cuerno, que debía tocar cuando estuviera en peligro y recibiría ayuda, a Lucía una daga y un líquido que podía curar magicamente, a la señora Castora una máquina de coser y al señor Castor le terminó de construir su dique. Luego desallunaron y partieron.

La Bruja y Edmundo notaban como la nieve se iba derritiendo poco a poco, y en el camino se encontraron con una fiesta, la cual la bruja interrumpió. Poco a poco convirtió a todos en piedra, y siguieron avanzando hasta donde pudieron, puesto que ya no quedaba nieve y el trineo no avanzaba. Entretanto Fenris Ulf se dirijía al dique de los castores. A esta altura Edmundo ya se estaba arrepintiendo de haber avisado a la bruja.

Para ese entonces los demás estaban llegando a la mesa de piedra, rodeada de animales, y sobre ella un imponente León, Aslan. Pedro fue el primero en acercarse, y Aslan la dio la bienvenida. Pedro le contó la traición de Edmundo. Aslan llevó a Pedro y le mostró Cair Paravel, donde estaban los 4 tronos. Entonces comenzó el ataque de Fenris Ulf y su ejército, al cual pudieron vencer y Pedro máto al Lobo en jefe, por lo que Aslan lo nombró Sir Pedro Fenris Bane*.

La Bruja se preparaba para matar a Edmundo, y él ya no sabía que hacer, cuando un montón de ruidos se escuchó, oyó a la Bruja gritar, se encontró en manos de otras personas y luego se desmayó, la bruja había escapado. Luego se encontró con sus heranos y pidió perdón, y un mensajero de la Bruja trajo un mensaje para Aslan. Poco después la misma Bruja estaba hablando con Aslan, y le recordó una de sus leyes, que decia que ella tenía derecho de matar a cualquier traidor. Aslan habló a solas con la Bruja, y luego avisó a los demás que ya todo estaba resuelto, y que despejaran el lugar porque se ocuparía para otros asuntos.

Prepararon los planes para la batalla que se aproximaba. Esa noche Susana y Lucía no podían dormir y se levantaron, y vieron al León caminando lentamente. Las niñas lo acompañaron, y llegaron a la Mesa de Piedra, donde la Bruja y sus secuaces lo esperaban, y mientras las niñas esperaban escondidas, vieron como mataban a Aslan sin ninguna oposición por su parte. Luego que los demonios se retiraron, las niñas se acercaron a Aslan y llorarona su lado.

Le sacaron el bozal, y unos ratones cortaron las amarras. A la mañana, cuando las niñas fueron a ver Aslan había desaparecido. De pronto, una voz les habló a sus espaldas, era Aslan, vivo, y las llevó sobre sus lomos a la casa de la Bruja. Allá volvió a la vida a las estatuas de piedra, incluyendo al Señor Tumnus, y luego se dirigieron al campo de batalla.

Al llegar, con un rugido Aslan se abalanzó sobre la bruja, y al poco tiempo la batalla había terminado. Edmundo fue quien tuvo la idea de romper la vara de la bruja, lo que permitió sobrevivir a los demás mientras Aslan llegaba. Luego de curar a todos, los cuatro niños fueron nombrados Reyes y Reinas de Narnia.

Y la época en la que gobernaron fue la Época de Oro de Narnia.

Mucho después, cazando un Ciervo Blanco, los niños volvieron al Páramo del Farol, y luego al ropero, y luego a la casa.

Cuando le contaron esto al Profesor Kirke, les dijo que no se preocuparan, que volverían, pero que no debían intentarlo por ellos mismos, sólo lo harían.

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