El aprendizaje del investigador académico
ulisesgomezgomezEnsayo7 de Marzo de 2019
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Ensayo:
“El aprendizaje del investigador académico”
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Introducción
Este ensayo a presentar es para analizar los referentes específicos sobre la investigación científica al generar un conocimiento específico sobre los métodos, las teorías, los constructos y las definiciones de los enfoques que se trabajan en la urdimbre del oficio del investigador. No hay duda de que para aprender a investigar es un proceso complejo y una actividad muy diversificada pero con el tiempo logra ser fecunda, al dar resultados en el aprendizaje investigativo que tiene como referente las prácticas concretas y procesos efectivos que van a la par en la generación de un conocimiento más estructurado y especializado.
Se requiere en el aprendizaje del nuevo investigador en el aspecto académico, el fundar una propuesta programática en lo descriptivo, lo analítico, y lo crítico de este quehacer, es absolutamente indispensable que quien desea obtener este conocimiento se involucre en las tareas de la práctica investigativa, aliándose con una investigador de experiencia en un ejercicio institucional en el que se promueva este saber.
Para tal efecto, la propuesta concreta es identificar a la investigación como un proceso complejo, y diverso en el que recurren numerosas operaciones relacionadas con la enseñanza y las formas de enseñar este oficio. La investigación académica, es una invitación a la diferenciación. No hay una manera única, universal y genera de enseñar a investigar, y ello se debe a que la enseñanza del quehacer científico, social y humanístico, está definitivamente amarrada a la forma de concebir y producir conocimientos sociales y en humanidades
El ser investigador en plena actividad como se plantea en este ensayo, es una experiencia única, sumamente enriquecedora para el que está aprendiendo a investigar y aleccionadora para la producción de conocimientos y referentes académicos nuevos. Que no deja de ser importante el identificar algunos rasgos específicos de este oficio y señalar que la “urdimbre” (telar paralelo entre los que pasan otros, cruzando a los primeros para formar otro) de los conocimientos propios que se generan al enseñar por parte de un especialista y en el aprendizaje de un prospecto en especialidad investigativa.
El aprendizaje del investigador académico
Desde hace algunas décadas se ha reconocido la existencia de una crisis en la educación. Al referirnos al papel de los académicos que no generan trabajos de investigación apegados al carácter científico. De todas partes se oyen críticas contra los errores y carencias de las estructuras escolares, se elevan solicitudes para que se reconsideren los programas de estudio, los métodos de investigación educativa, y los objetivos de la educación
El concepto de formación del investigador en el aspecto académico, tiene múltiples connotaciones, y por lo tanto, ha dado origen a las más diversas prácticas; el pretender abordarlo obliga a una amplia revisión, ya que hasta el momento, no existe una teoría acabada sobre el tema, sino teorías en construcción, como resultado de una práctica que las confronta permanentemente.
Cuando un concepto se vuelve vago, por manido, una vía para aclararlo es hacer de lado las interpretaciones innumerables que lo han confundido, a fin de intentar recuperarlo en sus orígenes y poder así pensarlo de nuevo. (Villoro, 1985, p.8)
Antes de que la educación fuera institucionalizada, la tarea de educar correspondió, primero a la comunidad, y después a los padres, pero en la medida que la sociedad se fue haciendo más compleja y se avanzó en la división social del trabajo, como resultado del desarrollo de las fuerzas productivas, y en la medida en que este desarrollo fue requiriendo de que los individuos contaran con aptitudes y habilidades específicas obligó a la institucionalización de la educación y se le encargó a la escuela la tarea de formar a los hombres que el modelo de desarrollo exigía.
Así desde sus orígenes la academia surge con objetivos, específicos que no siempre coinciden con las necesidades de los individuos y que el maestro como académico, tiene la obligación de lograr junto con sus alumnos. Ante esta situación vuelve a tomar vigencia el viejo debate en la formación con relación a la teoría y la práctica, mientras algunas tendencias se inclinan por la teorización, otras buscan la práctica como elemento primordial en la formación. Esta segunda opción es retomada en el discurso del Estado en el cual no se considera importante, que el maestro tenga conocimientos teóricos. Son muy pocos los docentes académicos que se interesan en el problema de hacer investigación académica.
Actualmente hay instituciones de educación superior que cuentan con unidades de investigación y ofertan cursos de metodología de la investigación científica donde los planes de estudio contemplen eventos relacionados con la formación de investigadores y para la investigación es muy positivo, pero causa extrañeza el que trabajen contenidos y la orientación de estos cursos.
Dadas las condiciones anteriores se replantea el fenómeno de cómo se forma a un investigador, y en particular la manera en que este produce conocimiento en el campo de la investigación de manera general que se sumerja en ámbito del saber y del quehacer del investigador académico. Interesa, sobre todo, analizar y evaluar distintas estrategias para generar efectivamente conocimiento científico en este ámbito del saber.
Por razones metodológicas, se señala que la enseñanza de la investigación académica es de manera concreta, el referente empírico es el estudio de los procesos, métodos, teorías y definiciones (cuantitativa y cualitativa) con el que se pretende la formación específica del nuevo investigador con especificidad en su área o asignatura docente.
Enseñar a investigar es un proceso complejo y una actividad diversificada, señalando las operaciones relativas de lo que se enseña a investigar y como se enseña a investigar. Estos tipos de saberes constituyen dos practicas distintas, la primera conforma el oficio del investigador, la segunda el oficio del académico, delineando los perfiles en un solo individuo de estos dos quehaceres que, separados, son muy complejos.
No hay, ni existe una manera universal y general de enseñar a investigar, ello se debe a la enseñanza del quehacer científico que conlleva a lo social y humano está amarrada a la forma de concebir y producir conocimientos. Según se ha visto hay muchos métodos distintos para la generación de conocimiento académico, por lo que tiene que haber diferentes formas de enseñar a hacer investigación, al constatar que cada campo científico tiene su forma y sus características propias en su trabajo de investigación.
El método para la generación de conocimiento, sería el acceso primero al saber científico en el entendido de quien se inicia en la investigación debería conocerlo y estar debidamente capacitado para trabajarlo. El investigador a medida que avanza, ira definiendo su propio camino, de acuerdo al campo particular en el que trabaja, su propia disciplina y sus intereses individuales.
No existe método único, el método hay que entenderlo más como una organización estratégica de todas las operaciones que intervienen o están dentro de una producción científica. El investigador, en la formulación de su problema, planifica y conduce racionalmente sus propias decisiones teóricas, practicas, operativas e instrumentales con la intención de encontrar la respuesta a su pregunta o al fenómeno a investigar.
La estrategia introduce el tiempo del creador y este entra en suspenso, con ganas de innovar y hacer cambios en la imaginación creadora del investigador en plena producción en la generación de conocimientos no significa descartar el rigor de la disciplina. No se enseña a investigar separando la teoría de la práctica.
En el caso de la investigación académica se hace hincapié en el poder de la práctica y se considera abordar la enseñanza de la investigación con un modelo práctico de aprendizaje que pueda dar mejores resultados que apoyarse en modelos conceptuales y abstractos. El hacer investigación es un saber práctico; es saber hacer algo: producir conocimiento. En efecto, los saberes prácticos se transmiten prácticamente.
El poder investigar o hacer investigación no es una cuestión de definiciones, si no de saberes prácticos y operativos. Más que un problema de conceptos es asunto de estrategias, de quehaceres y prácticas. Si el aprendiz de investigador académico tiene un tutor competente y comprometido transmite el saber cómo hacerlo mejor. Quien tiene la tarea de formar investigadores no trabaja para el corto, sino para el mediano o largo plazo, debe transmitir el significado y los valores últimos del quehacer científico.
El investigador al momento de realizar los actos centrales de su quehacer científico, pone en ejercicio las actividades básicas sin las cuales no sería posible la producción científica. En ese sentido la trama y la urdimbre del oficio del investigador apunta a una especie de materia prima no observable a lo que nos referimos es a la nervadura interna de numerosas actividades y tareas del quehacer científico.
Como se sabe la problematización es un proceso en el que concurren numerosas actividades, tareas, acciones e iniciativas concretas, cuyo propósito es formular cada vez con precisión y claridad el problema de investigación.
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