El arte de la guerra, una revolución en la historia.

El arte de la guerra, una revolución en la historia del pensamiento administrativo.

Carlos Felipe Rincones Guio

Agosto 2016.

Universidad El Bosque.

Facultad de Ingeniería

Introducción a la Administración

El arte de la guerra y su autor, en principio, se adelantaron dos mil años a las primeras ideas de un pensamiento administrativo, guiando a los lectores y/o conocedores de los postulados de Sun Tzu a ser y reconocer la importancia de un pensamiento estructurado para lograr tener éxitos en las guerras, o, de la manera que fuese, contra los enemigos. Esto nos hace reflexionar con respecto a la idea de que ‘un buen administrador es ser un buen líder’, lo cual es el ideal, pero, en muchos casos no lo es. En la actualidad incluso hay administradores, líderes y gerentes que siguen actuando por intuición antes de conocer al enemigo. En palabras de Sun Tzu “Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo y saldrás triunfador en mil batallas” (Tzu, 2015).

Casi dos milenios después, el conocido como el padre de la administración, Friederick Taylor, planteó que que la administración está sustentada bajo cinco pilares: Investigación, estándares, planificación, control y cooperación (Jr. & Medina, 2005). También al hablar de ‘Administración científica’ trató la idea de que el administrador tenía una responsabilidad no sólo para consigo, sino con cada componente y/o recurso a su disposición. Lo que hizo Sun Tzu, dos mil años antes, fue dar un preludio y adelantarse en gran medida a su tiempo, tratando temas que tardaron siglos en tener una definición técnica.

Un general que no conoce el terreno donde va a incursionar su ejército a atacar no es muy diferente de un administrador que no conoce el mercado en el cual pretende que incursione su empresa, de la misma manera, si el general desconoce las posibles variables del clima va a correr la misma suerte que un economista haciendo inversión en la bolsa de valores desconociendo si la empresa invertida tiende a crecer o decrecer (A nivel de acciones) Pero, más importante aún, si el general o administrador no poseen una influencia en sus soldados/subalternos, estos no van a seguir sus órdenes/indicaciones, lo que llevará a una derrota en caso de una guerra. De manera similar, Walter Dill Scott (Jr. & Medina, 2005) planteó la idea de que el administrador debía (Y era) el principal responsable de generar motivación en sus subalternos o subordinados, de manera que la productividad de estos se viera mejorada notablemente  en contraste con aquellos trabajadores que no eran motivados por su administrador.

La competitividad es algo que cualquier persona ha afrontado hoy día, sin importar si es estudiante y/o trabajador, puesto que esta puede adoptar la forma académica, laboral e, incluso, humanas. Cada uno dispone de ciertas destrezas y, claro, dificultades, a la hora de competir la victoria no se decide por quién tiene más, sino por quién sabe utilizar mejor sus recursos. En el mundo empresarial, la competencia entre dos empresas que tratan los productos es decidida por como los gerentes (O los altos cargos) de una u otra empresa utilizan el personal disponible tanto administrativa como maquinariamente; si la otra empresa, digamos, posee más personal que la propia, el ingenio entra en acción. Los mandos de la empresa en desventaja deben de saber qué y cómo atacar los mercados para así obtener una ventaja frente a la otra; ganar terreno en un mercado significa un aumento en los ingresos y esto, un acceso a mejores o más recursos y/o personal. Sun Tzu planteó que “Si hay guerra, hay que busca conquistar sin maximizar la destrucción por ambos lados” (Tzu, 2015). El problema en el mundo empresarial en ocasiones radica que entre los dos contrincantes sólo buscan sabotear y dañar al máximo al competidor, sin tener en cuenta que la destrucción del otro al estar en condiciones similares, también afecta la condición propia. Es por ello que se dice y se reitera que el papel del administrador es utilizar al máximo los recursos disponibles para lograr un bien y/o objetivo, evitando que la empresa (O ejército) propia (o) sufra daños o, en otro caso, buscando minimizar estos.

En el mundo empresarial, son perfectamente normales los ataques entre dos empresas rivales; estos pueden ir desde venta de información de una empresa a otra (Por un infiltrado, por así decirlo) hasta intentos de saboteo a las líneas de producción. Cuando dos o más empresas están enfrascadas en la lucha, en muchas ocasiones, al final una de las empresas acaba absorbiendo a la otra  debido a la compra de la misma o de acciones. Ha pasado en el mundo real, incluso, Microsoft absorbió a varios de sus competidores en épocas tempranas de la compañía, Facebook, Apple, entre otros. A la hora de una contienda, debe ser prioridad obtener los recursos del contrincante, en palabras de Sun Tzu: “Capturar el ejército enemigo es mejor que destruirlo; tomar intacto un batallón, una compañía o un pelotón de cincuenta hombres, es mejor que aniquilarlo” (Tzu, 2015)

Pero el arte de atacar al enemigo no sólo radica en el número o la fuerza de la que se disponga, sino en cómo se logre organizar las fuerzas disponibles a la hora de hacerlo. No sólo se puede depender de la organización, sino de las maniobras o caminos que se         tomen para realizar el ataque; de cierta manera, a la hora de maniobrar, el engaño es un punto clave para determinar qué ejército saldrá victorioso. Organización, maniobra y engaño. A la hora de trazar una estrategia, hay que tener presenta no sólo que ‘se debe atacar prontamente’ sino que los solados necesitan tiempo para recuperarse; un ejército no posee un solo tipo de soldados incansables, sino que, por el contrario, en las filas del ejército hay toda clase de subordinados, unos más fuertes, otro más débiles y encontrar una manera de movilizar a todos de manera que ninguno quede atrás es responsabilidad del general. Lo mismo pasa en las empresas tanto a nivel administrativo como productivo,  hay trabajadores que realizaran su trabajo a mayor ritmo que otros y a la vez otros que irán a ritmo más bien lento en comparación a la media; el administrador tiene como tarea sacar lo mejor de cada uno y que la eficiencia de cada trabajador sea óptima.

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