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Elizabeth Perez Rincon

17 de Noviembre de 2013

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Prospectiva Estratégica

ACT 10. Trabajo Colaborativo 2

ELIZABETH PEREZ RINCON

37.541855

Tutor

Edward Yecid Torres

Grupo 102053_16

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA “UNAD”

ESCUELA DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS, CONTABLES,

ECONÓMICAS Y DE NEGOCIOS

CEAD SANTA MARTA

JULIO 2013

.

Producir un escenario de desarrollo y ordenamiento territorial municipal basado en la

equidad social, la solidaridad, la sostenibilidad, la competitividad y la eficiencia

administrativa e institucional

Crear un escenario probable y diferentes escenarios alternos para identificar las consecuencias de la desigualdad entre ricos y pobres en Colombia.

BRECHA ENTRE RICOS Y POBRES EN COLOMBIA

CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA.

Un largo y degradado conflicto armado, como ninguno otro en la región, ha pauperizado a la población. Según encontró la Segunda Encuesta Nacional de Verificación de los Derechos de la Población Desplazada, 760.000 familias campesinas fueron forzadas a huir para salvar sus vidas entre 1998 y 2008, dejando atrás, por abandono o por despojo, 5,5 millones de hectáreas de tierra.

Si antes del éxodo la mitad de esas familias eran pobres y una tercera parte tenían ingresos de miseria, después, el 97 por ciento quedó en la pobreza y el 80 por ciento en la indigencia. Esa catástrofe social perdura hasta hoy. Según el Dane, la pobreza entre los habitantes del campo está por encima del 65 por ciento, lejos del promedio nacional de 46 por ciento. Y la indigencia urbana también aumentó en el último año.

La desigualdad, además, se profundizó con el conflicto de la última década. Según investigó Ana María Ibáñez, del Cede (Universidad de los Andes), desde 2005 el índice Gini de concentración de la propiedad aumentó hasta 0,875, el más alto de la región después del de Paraguay, un país mucho más pequeño. "Los de por sí pocos propietarios de la tierra compraron aún más predios y la propiedad se concentró a estos extremos", explica Ibáñez.

LA CORRUPCIÓN EN COLOMBIA

El otro gran problema es la corrupción. Se han desviado miles de millones de pesos de gasto público social a políticos inescrupulosos o a los actores armados, como se hizo evidente en el escándalo de la para-política. Según el Índice de Transparencia Internacional que mide la percepción de corrupción del sector público en 180 países, Colombia viene empeorando en los últimos años, y en 2009 bajó del puesto 70 al 75.

Pero además hubo políticas públicas que impidieron que Colombia aprovechara la bonanza para mejorar de manera más radical la calidad de vida.

Algunos datos y cifras de la problemática de corrupción en Colombia. ¿Cuáles son los riesgos de corrupción en las instituciones públicas? ¿Cuál es la percepción de corrupción de los colombianos? ¿Este problema social es prioritario entre los ciudadanos?

En el Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional, Colombia partió de un puntaje de 2,2/10 en 1998. Tras alcanzar un puntaje de 3,9/10 en 2006, en 2011 tuvo una puntuación de 2,8 y se ubicó en el puesto 80 entre 183 países y territorios.

Según LAPOP – Barómetro de las Américas 2011, la percepción de corrupción en el país es de 81%, frente a 78,2% en 2010. Es el valor más alto que se ha encontrado desde 2004, el primer año en que se realizó el estudio. Sin embargo, solo es un problema prioritario para el 12% de los entrevistados.

En la opinión de los empresarios, la corrupción es el factor que más dificulta la competitividad para las empresas privadas colombianas, según estudia el estudio Doing Business 2012, del Banco Mundial.

La Segunda Encuesta Sobre Prácticas Contra el Soborno en Empresas Colombianas 2010, realizada por Transparencia por Colombia y la Universidad Externado de Colombia, arroja que el 93% de los empresarios considera que hay empresarios que ofrecen sobornos en sus negocio, mientras que el 26% de ellos afirma tener programas e inversiones contra el soborno.

Según el Barómetro Global de la Corrupción 2010, un 52% afirma que las prácticas corruptas van en aumento. Un 35% piensa que las medidas tomadas han sido eficaces mientras que un 46% percibe lo contrario.

Los partidos políticos y el Congreso reciben una calificación de 4,2/5, donde 1 es nada corrupto y 5 muy corrupto. Los sectores mejor calificados por los colombianos encuestados son la educación, las ONG y los medios de comunicación, con calificaciones de 2,5/5, 2,6/5 y 2,7/5 respectivamente.

En el Barómetro, los colombianos calificaron con 3,8 el nivel de percepción de corrupción de la rama judicial. Según el estudio LAPOP 2011, el sistema de justicia nacional fue catalogado por los colombianos, en una escala de 0 a 100, con un nivel de confianza de 51,8, por debajo del promedio de confianza del total de instituciones (53,4).

Los resultados del Índice de Transparencia de las Entidades Públicas señalan que sólo el 8% de las entidades públicas evaluadas (exceptuando las de naturaleza especial) se ubican en bajo riesgo de corrupción.

La cuenta del número de escándalos de corrupción sigue creciendo. Hoy está de moda hablar de ‘carruseles’, ‘pulpos’, ‘carteles’, ‘mafias’, ‘venas rotas’ y ‘ollas podridas’. El de la salud, el de las pensiones, el del polémico programa Agro Ingreso Seguro, por solo nombrar algunos.

DESEMPLEO EN COLOMBIA

Terminó el año 2000 y las cifras de desempleo no son del todo alentadoras. La cifra siguen en aumento bordeando ya el 20.5 por ciento, según estadísticas del Dane, lo cual implica que en las siete principales ciudades del país y sus áreas metropolitanas hay más de 1.522.000 personas desocupadas, y aún no se alcanza a visualizar un panorama claro que nos permita mejorar la situación actual. Para impulsar el empleo es necesario que la economía crezca como un todo, a una tasa igual o mayor al 6.0 por ciento.

Terminó el año 2000 y las cifras de desempleo no son del todo alentadoras. La cifra siguen en aumento bordeando ya el 20.5 por ciento, según estadísticas del Dane, lo cual implica que en las siete principales ciudades del país y sus áreas metropolitanas hay más de 1.522.000 personas desocupadas, y aún no se alcanza a visualizar un panorama claro que nos permita mejorar la situación actual. Para impulsar el empleo es necesario que la economía crezca como un todo, a una tasa igual o mayor al 6.0 por ciento.

También resulta necesario establecer políticas claras en cuanto a los contratos laborales se refiere. Estos implican compromisos de largo plazo que las empresas no están dispuestas a asumir dadas las condiciones actuales de la economía. Pese a las expectativas de un mejoramiento de ésta, las empresas se resistirán a aumentar su planta de personal. En este aspecto es necesario contar con mercados laborales más adaptables al cambio tecnológico y a los nuevos ciclos económicos, pero además se sugiere la flexibilización de éstos, fuerte debate que aún no ha sido resuelto y que en ocasiones ignora el capital humano con que cuenta cada trabajador y los altos costos en que incurrirían las empresas a la hora de despedirlos.

Ahora, el verdadero drama laboral lo sufren los jefes de hogar, personas de quienes depende en su mayoría el sostenimiento de la economía familiar, la educación de los niños y la calidad de vida en los hogares y quienes se han visto gravemente afectados con el entorno de crisis que obliga a las empresas a prescindir de sus servicios, al igual que el de las personas mayores de 40 años, quienes una vez desempleados, les resulta bastante difícil reintegrarse al mercado laboral y terminan involucrándose en el creciente mercado de trabajo tradicional.

Es necesario volver a crecer a tasas razonables, combinándolas con un claro y eficiente manejo de las tasas de interés, las finanzas públicas y promoción de la inversión extranjera directa. La confianza en el país es vital para este propósito y mientras no exista claridad en cuanto al tema del conflicto armado y el proceso de paz, tales objetivos serán difíciles de obtener. Un entorno económico estable mejora el crecimiento y facilita la generación de empleo.

FALTA DE EDUCACIÓN EN COLOMBIA

La educación en Colombia está ligada a una política de desarrollo cuyo énfasis radica en la cobertura, la calidad y la eficiencia. Por alguna razón existe una contraposición entre estos tres pilares, pues al aumentar uno, disminuyen los otros…

La educación por definición es un factor primordial, estratégico, prioritario y condición esencial para el desarrollo social y económico de cualquier conglomerado humano. Asimismo es un derecho universal, un deber del estado y de la sociedad, y un instrumento esencial en la construcción de sociedades autónomas, justas y democráticas.

Desde este punto de vista podemos decir entonces que la educación es el único medio por el cual una nación aumenta sus posibilidades de éxito, “De su cobertura y calidad dependen las posibilidades que tiene un país de competir en el concierto de las otras naciones”.

Aunque estas definiciones y planteamientos son claros y no se esconden

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