Enfermedad Profesional

Una enfermedad ocupacional o profesional es toda alteración de la salud que tiene una evolución aguda o crónica; es ocasionada por consecuencia del trabajo que una persona desempeña o por exposición a agentes físicos, químicos o biológicos que estén presentes en el ambiente de trabajo.

La mayoría de aproximaciones conceptuales tienen elementos comunes en los cuales cabe destacar el énfasis realizado sobre la noción de causalidad, está sustentada la mayoría de las veces en la demostración de la exposición del trabajador a un ambiente nocivo presente en el área de trabajo que le pueda causar un perjuicio para su salud. Es de resaltar la evolución lenta del fenómeno, lo que generalmente implica la exposición prolongada al agente causal.

Se necesitan cuatro elementos básicos para definir una enfermedad como profesional:

• Presencia de un ambiente causal en el medio de trabajo (factores físicos, biológicos, etc.)

• Demostrar la exposición del trabajador a un ambiente nocivo por tiempo prolongado.

• Presencia de un cuadro patológico adecuado, con efectos del ambiente nocivo sobre la salud.

• Relación de causalidad (pruebas de orden clínico, patológico, experimental o epidemiológico, etc.).

La noción de enfermedad profesional indica un efecto adverso a la salud; es fundamental tener en cuenta la aclaración que hizo la Organización Mundial de la Salud en 1980 sobre la diferenciación de los efectos adversos a la salud:

a) efectos que indican fases iniciales de una enfermedad;

b) efectos irreversibles que indican una disminución de la capacidad corporal para mantener la homeostasis;

c) efectos que tornan a un individuo más susceptible a las consecuencias nocivas de otras influencias ambientales;

d) efectos que alteran ciertas mediciones consideradas como signos precoces de disminución de la capacidad funcional;

e) efectos que indican alteraciones importantes de orden metabólico o bioquímico.

Desde la perspectiva de Seguridad Social, la noción de Enfermedad Profesional tiene su origen en la necesidad de distinguir enfermedades que afecten al conjunto de la población de aquellas que son resultado directo del trabajo que realiza una persona, porque generan derechos y necesidades diferentes.

La Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo, Gaceta Nº 38.236, de fecha 26 de julio de 2005, en su Título VI: Accidentes de Trabajo y Enfermedades Ocupacionales, Capítulo I, Artículo 70, define la enfermedad ocupacional como:

"los estados patológicos contraídos o agravados con ocasión del trabajo o exposición al medio en el que el trabajador o la trabajadora se encuentra obligado a trabajar, tales como los imputables a la acción de agentes físicos y mecánicos, condiciones disergonómicas, meteorológicas, agentes químicos, biológicos, factores psicosociales y emocionales, que se manifiesten por una lesión orgánica, trastornos enzimáticos o bioquímicos, trastornos funcionales o desequilibrio mental, temporales o permanentes" (p. 34).

El artículo 76 de la misma Ley, establece que toda trabajadora o trabajador a quién se le haya diagnosticado una enfermedad ocupacional, deberá acudir al Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laboral (INPSASEL), para que le realicen las evaluaciones necesarias para la comprobación, calificación y certificación del origen de la misma.

Según la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo (Lopcymat), y la Norma Técnica para la Declaración de Enfermedad Ocupacional (NT-02-2008), la declaración de enfermedad ocupacional esta cargo del empleador o empleadora, quien debe realizarla dentro de las 24 horas posteriores al diagnostico de la patología de presunto origen ocupacional, Según la Organización Mundial del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen aproximadamente 1,2 millones de enfermedades profesionales en todo el mundo.

La OIT señala que, de acuerdo a cifras mundiales, cada día fallecen en promedio 5000 personas a causa de accidentes laborales y/o enfermedades profesionales. De esta cifra 1,7 y 2 millones son enfermedades mortales. Esto indica que el problema de seguridad y salud con relación al trabajo esta globalizado y sufre un gran impacto en las sociedades.

Además la OIT, precisa que en el mundo cada año, 270 millones de asalariados son víctimas de accidentes de trabajo y 160 millones adquieren enfermedades profesionales.

Es por esta razón que en países como Venezuela existen leyes que amparan los derechos de los trabajadores en busca de mejores condiciones de trabajo y de vida.

A nivel mundial la Salud Ocupacional es considera como pilar fundamental en el desarrollo de un país, siendo una estrategia de lucha contra la pobreza, y en una organización sus acciones están dirigidas a la promoción y protección de la salud de los trabajadores y la prevención de accidentes de trabajo y enfermedades ocupacionales causadas por las condiciones laborales y riesgos ocupacionales en diferentes actividades económicas.

En América Latina y Perú no se conoce a ciencia cierta la magnitud que pueden alcanzar las enfermedades ocupacionales. La OIT estima, que en países en vía de desarrollo, el costo anual de accidentes y enfermedades laborales está entre el 2% al 11% del Producto Interno Bruto (PIB), en el Perú es de aproximadamente $50000 millones de dólares americanos, es decir entre $1,000 y $5,500 millones de dólares americanos anuales.

Las acciones orientadas a mejorar las condiciones de salud y seguridad en el trabajo, poseen un impacto incuestionable en el bienestar de los trabajadores y sobre la productividad de las empresas. Esta relación sugiere invertir recursos en la construcción de ambientes y lugares de trabajo sano y seguro, puede constituirse en una inversión sumamente rentable, no sólo para las empresas, y los trabajadores y sus familias, sino también, para un determinado país en general, como una vía o camino para lograr el tan anhelado desarrollo económico y social.

En lo que respecta a la salud, el principio básico es que poblaciones más sanas, generan una expansión mayor de la producción, al menos por tres circunstancias: i) una productividad por unidad de tiempo más alta;

ii) menos días de ausencia laboral; y,

iii) un período más amplio de duración de la fuerza laboral.

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